Por Cornelius Quek
Recientemente, el Señor me entregó una asignación: “Hijo, quiero
que te pongas de acuerdo con los santos sobre las semillas que sembraron y
llames a las recompensas y las cosechas correspondientes”. Inmediatamente supe
que esta asignación vendría en el poder del acuerdo y la unidad, para desatar y
liberar las aperturas del Cielo.
Semillas
implican recoger una cosecha
Una ley natural del universo, es que las semillas germinen y eventualmente
lleven fruto. El principio de la siembra y la cosecha es tanto espiritual como
natural. Génesis
8:22 dice: “Mientras la tierra exista, habrá
siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches”.
Muchas personas hacen bien en sembrar semillas como finanzas, tiempo o
ministerio, pero algunas fallan al recibir las “recompensas y la cosecha”. En la parábola del sembrador de Mateo 13:3-23, el
sembrador que recibe 30, 60 o 100 por uno es el que oye y entiende la Palabra y
la voluntad de Dios, sin permitir que la decepción, las preocupaciones y la
ansiedad atenten contra la vida de esta semilla.
Sabía que parte de mi asignación era ponerme de acuerdo con el Cuerpo de
Cristo para una restauración y una resurrección de lo que habían perdido,
semillas que sembraron pero se secaron y murieron. Cuando era estudiante en el
seminario de la Universidad Oral Roberts, Oral solía enseñarnos los tres
principios de la semilla de fe: Dios es nuestra Fuente, sembrar una semilla y esperar una
cosecha milagrosa.
Cambiando
hacia una mentalidad de recompensa
El Señor me dijo: “El Cuerpo de Cristo necesita conocer que hay recompensas
ligadas a cada semilla de obediencia que sembraron. Los creyentes necesitan
salir de la mentalidad de esclavos para entrar en una mentalidad de recompensa”. Muchos sacrificaron y dijeron “sí”, en
obediencia a las cosas que el Señor les habló. Pero fueron lentos y pasivos a
la hora de anticipar y creer por la cosecha.
El Señor me entregó una imagen y me mostró que cada
vez que un creyente le dice “sí” al Señor en obediencia, el Cielo se mueve y en
el Espíritu se desata un momentum sobrenatural de inmediato. Los ángeles son
asignados y despachados para desatar las cosechas en base a las semillas de
obediencia.
Una mentalidad de esclavo es lenta para anticipar la bondad y la piedad de
Dios. Es irónico creer que Dios es un Padre bueno y generoso, pero es lento
para recompensarnos. Cada vez que siembro
una semilla, me apresuro a celebrar con gozo y fe, creyendo que en el espíritu
algo se puso en movimiento y las recompensas del Cielo están en camino.
Permítame darle un ejemplo simple. Desde hace años, cada vez que siembro
una semilla financiera, en lugar de decir “adiós dinero”, digo “ve y multiplícate, nos vemos luego”. El principio no solo se limita a las semillas
financieras, se extiende a las semillas de tiempo, amistad, sonrisas, acciones
piadosas, compasión, etc.
El Señor me dijo: “Muchos están estresados y
agotados, tratando de servirme, tratando de encontrar un balance entre los
compromisos de la vida y el ministerio. Diles que suelten un espíritu de
celebración y gozo sobre cada acción y cada semilla que sembraron para el Reino
y observen lo que haré. Les devolveré multiplicados el tiempo, el reposo y los
recursos. Yo soy su escudo y su recompensa sobreabundante”.
La clave es esperar en fe para ver a Dios como nuestro
Galardonador, no como un amo miserable, avaro y esclavista.
¡Es tiempo para recuperarlo todo!
En este tiempo, para causa del avance del Reino de Dios, los santos no
pueden estar en escasez y alejados de su herencia. Es tiempo para detener el
saqueo del enemigo sobre los santos de Dios. Es
tiempo que el Cuerpo de Cristo recupere todo lo que le robó el enemigo. Las
semillas de fe y obediencia están siendo recompensadas en este tiempo. La
tierra está lista para una manifestación poderosa del favor de Dios y las
recompensas del Cielo. La generosidad de Dios será reconocida por toda la
tierra debido a la abundancia de los santos.
Quiero ponerme de acuerdo con usted en este tiempo.
Declare conmigo:
• Me arrepiento por la mentalidad de esclavo y elijo abrazar la mentalidad
de recompensa.
• Estoy prosperando, entonces puedo impulsar el Reino y los propósitos de
Dios.
• Caminaré siguiendo al Señor mi Dios y solo le temeré a Él. Guardaré sus mandamientos y obedeceré su voz, lo
serviré y estaré dispuesto para Él (Deuteronomio 13:4).
• Desato la cosecha y las recompensas del Cielo sobre cada semilla de
obediencia que sembré (Lucas 6:38).
· Estuve
dispuesto y fui obediente. Permíteme comer del bien de la tierra (Isaías 1:19).
• Seré recompensado con días de prosperidad y mis años en placer, porque
obedezco y sirvo al Señor (Job 36:11).
Todas las bendiciones del Señor vienen sobre mi vida y me cubren porque obedecí la voz del Señor, mi Dios (Deuteronomio 28:2).
• Observaré y obedeceré todo lo que me ordenaste, para que me vaya bien a
mí y a mis hijos para siempre (Deuteronomio 12:28).
• Camino bajo Cielos abiertos, esperaré y celebraré la bondad de Dios en
este tiempo. ¡Amén!
En su amor,
Cornelius Quek
(www.elijahlist.com)
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