Por James W. y Michal Ann Goll
¿Alguna vez se golpeó
contra el muro sin ver un avance aparente? ¿Cómo volver a intentarlo cuando
parece que vamos de retroceso en retroceso? Bien, estuve en ese lugar muchas
veces y parece que hoy me encuentro en ese lugar una vez más. Justo ahora hay
muchas personas que se encuentran peleando contra el muro.
En mi búsqueda personal por encontrar luz y
dirección, el Espíritu Santo me reveló algunas verdades en los escritos de
quien fuera mi esposa, Michal Ann Goll. En el libro “Un llamado al lugar
secreto”, pude encontrar algunas verdades en el último capítulo titulado: “La protección
de la golondrina”. Permítame
tomarme un momento y compartir algunos puntos de sabiduría desde una perspectiva
privilegiada.
Lecciones de las golondrinas
Entre todos los hombres y mujeres de la
Biblia que conocieron íntimamente a Dios, David parece ser el primero que
comprendió el significado de entrar en el lugar secreto del Espíritu Santo. En
Salmos 84:1-4, David le da forma a una palabra sensitiva que nos motiva: “¡Cuán hermosas
son tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor;
casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto
alegre al Dios de la vida. Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el
gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su
nido, para poner sus polluelos. Dichoso el que habita en tu templo, pues
siempre te está alabando. Selah”.
Con frecuencia el Señor atrajo mi atención al
verso 3: “… aun
el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su
nido, para poner sus polluelos. Dichoso el que habita en tu templo”. Atesoro este Salmo, así como lo hizo mi madre y
mi abuela antes, especialmente esta línea porque se hizo parte de la herencia
de mi familia. Más adelante recibí otras revelaciones a través de mi
experiencia personal.
Mis hijas estaban aprendiendo a montar en el
terreno de mi vecino. Mientras los caballos entraban en el terreno, cepillados
y ensillados, me regocijé observando a cada uno de estos animales. Miré hacia
arriba y pude ver un nido de golondrinas construido sobre una viga del granero.
Pensé dentro de mí, “¡qué hermoso hallazgo!”.
Mi excitación era genuina, porque mi madre
era una observadora de pájaros muy entusiasta y me enseñó a valorar mucho a
estas hermosas criaturas por sus cualidades únicas. Personalmente, creo que las
golondrinas en ese granero son unos de los pájaros más hermosos en la creación
de Dios, con sus cuerpos iridiscentes en contraste con líneas anaranjadas en
sus rostros, cuellos y pechos. Estas pequeñas criaturas se comportan como
acróbatas voladores, mientras hacen piruetas para atrapar insectos a la luz del
atardecer.
Mientras estaba admirando a esos pájaros
fascinantes, el Señor me recordó las palabras del Salmo 84. Pensé: “¡Qué imagen
tan clara pintó David sobre la naturaleza de estos pájaros y sus nidos!”. Cuando una golondrina construye su nido, primero
encuentra un granero u otra estructura con una provisión de barro cercana. Cargará
barro y ramas en su pico, viaje tras viaje, construyendo con cuidado un nido
robusto sobre una viga, un puntal o un cruce de vigas en un granero. La
estructura exterior de adobe se seca y se endurece, transformándose en sólida y
segura. Aunque el interior del nido está tapizado por plumas suaves y tibias.
Este pensamiento me sacudió: Las golondrinas edifican sus nidos
como lo hacen de manera instintiva, porque saben que es el mejor lugar del muro
donde edificar para estar seguras. Los humanos usamos la expresión “estar contra
la pared” para describir el
sentimiento de estar atrapados o sin opciones, cuando no tenemos un lugar hacia
donde correr o escapar.
Debemos aprender la sabiduría de Dios presente
en la golondrina llena de gracia, permitiendo que nuestro Pastor Divino nos
guie hasta que sea una parte tan profunda de nosotros que podamos reflejar los
instintos poderosos que Él edificó en su creación. Debemos permitir que el
Señor teja esta verdad en la estructura de nuestras vidas: El lugar de habitación se encuentra donde
las dificultades se cruzan con nuestra voluntad y nuestro temor. Mi esposo James afirmó con frecuencia: “Ir a la Cruz es
ir hacia el punto donde mi voluntad se cruza con la de Dios”. Con cuánta desesperación necesitamos habitar en
Dios, anidando cerca de la Cruz.
La Cruz perfectamente diseñada
Cada uno de nosotros debe ir a la Cruz. No
existen excepciones. La Cruz es el lugar donde nuestra voluntad y la de Dios se
cruzan entre sí. La Cruz es siempre el lugar donde la voluntad de Dios se
establece ante mí y temo al dolor. Quiero alejarme de ella tan rápido como
pueda. No nos damos cuenta que Dios nos alcanzará justo en ese lugar, donde
somos espiritualmente más débiles. Si le permitimos que nos encuentre allí, nos
dará su gracia y fortaleza, en lugar de nuestra debilidad.
La verdad es que Dios diseñó una cruz perfecta
para cada uno de nosotros. Conoce los detalles de nuestras vidas y sabe
exactamente cómo dirigirnos en las situaciones donde será probada nuestra
fuerza natural. Sabe cómo aplicar presión para que cada deseo natural, las
fuerzas en nosotros que nos llevan a colgarnos de cualquier cosa menos de Él,
queden expuestas para que podamos ser limpios.
Las tormentas espirituales, vientos y
nubarrones soplarán sobre nuestra vida, empujándonos de una manera u otra. A
veces cuando enfrentamos el viento y los peligros sabemos que hay un lugar de
seguridad en Dios, aun así no volamos hacia ese lugar en Él. En lugar de ello,
resistimos la sabiduría que nos dice que volemos hacia Él. ¿Por qué parece que
todos hacemos esto? Creo que es porque todos sabemos en nuestro espíritu qué significa
volar hacia Él. Sabemos que primero requerirá que vayamos a la Cruz.
Encontramos paz, seguridad, consuelo y reposo
en Dios, pero las pruebas y la incomodidad también son el horno en su diseño. Por
tanto, debemos dar la vuelta y comenzar a correr hacia lo que es incómodo, porque
eso es exactamente donde vamos a encontrarnos con Él. Hallaremos nuestro reposo
solo luego que elijamos anidar en una viga.
David sabía esto. En
el Salmo 84 nos dice que debemos volar hacia ese lugar en Dios, el lugar
secreto, con frecuencia el sitio de nuestras mayores pruebas, solo conocido por
Él y por nosotros. Al habitar en este lugar edificamos una historia fuerte con
Dios. Cada prueba y cada tormenta que Él trae a nuestro camino, conforma
nuestro nido. Día a día va tejiendo nuestro nido con su fidelidad, su bondad,
su misericordia y su consuelo. Descansamos seguros
en su torre fuerte, edificada para resistir.
David dijo: “Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión
halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para
poner sus polluelos” (Salmos 84:3). También podemos hacer
reposar a nuestros jóvenes en la cobertura de su presencia maravillosa. Nuestros
jóvenes pueden ser nuestros hijos, nuestros sueños, nuestras metas, nuestros
ministerios, nuestros dones o cualquier cosa que amemos. La cobertura del lugar
secreto no es solo para nosotros, también es un lugar para las preocupaciones que
nos atañen a la mayoría de nosotros.
¿Usted tiene un nido?
Qué maravillosa imaginación la de David en el
Salmo 84, porque un nido es mucho más que una protección de emergencia. Un nido es donde podemos vivir siempre. Aquí podemos habitar en paz, aunque
todo lo que nos rodee se sacuda o todo esté en calma. ¿Dónde está nuestro nido? ¿En qué confía para su seguridad, su paz y su
fortaleza? Si conoce al Señor como su Dios y su Salvador, permítame
preguntarle: ¿El
Señor se transformó en un nido para su espíritu, en una cobertura segura?
David y muchos otros encontraron su reposo en
los altares del Señor. Ahora es nuestro turno. ¿Cómo responderemos cuando la
vida se ponga difícil y no sepamos hacia dónde ir? ¿Le permitiremos al Señor
que tome nuestro lugar difícil y lo transforme en nuestro lugar secreto? Eso es
lo que aprendí a hacer cuando me encuentro contra la pared.
Amado Padre celestial, vengo ante ti en el
Nombre de Jesús, tu Hijo. Anhelo entrar en un lugar más profundo de comunión
contigo, pero no estoy muy seguro de saber cómo llegar allí. Ayúdame a abrir
una habitación en mi corazón que solo sea para que Tú y yo habitemos juntos
para siempre. Señor, ven y toma todas las partes y las piezas de mi vida para
transformarlas en un lugar hermoso de reposo de amor y devoción hacia ti. ¡Te
amo y te necesito mucho!
En el Nombre de Jesús, Amén.
Dr. James W. Goll
(www.elijahlist.com)
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