martes, 13 de diciembre de 2016

“Cuando nos encontramos contra la pared”



Por James W. y Michal Ann Goll

¿Alguna vez se golpeó contra el muro sin ver un avance aparente? ¿Cómo volver a intentarlo cuando parece que vamos de retroceso en retroceso? Bien, estuve en ese lugar muchas veces y parece que hoy me encuentro en ese lugar una vez más. Justo ahora hay muchas personas que se encuentran peleando contra el muro.

En mi búsqueda personal por encontrar luz y dirección, el Espíritu Santo me reveló algunas verdades en los escritos de quien fuera mi esposa, Michal Ann Goll. En el libro “Un llamado al lugar secreto”, pude encontrar algunas verdades en el último capítulo titulado: “La protección de la golondrina”. Permítame tomarme un momento y compartir algunos puntos de sabiduría desde una perspectiva privilegiada.

Lecciones de las golondrinas
Entre todos los hombres y mujeres de la Biblia que conocieron íntimamente a Dios, David parece ser el primero que comprendió el significado de entrar en el lugar secreto del Espíritu Santo. En Salmos 84:1-4, David le da forma a una palabra sensitiva que nos motiva: “¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida. Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos. Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. Selah”.

Con frecuencia el Señor atrajo mi atención al verso 3: “… aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos. Dichoso el que habita en tu templo”. Atesoro este Salmo, así como lo hizo mi madre y mi abuela antes, especialmente esta línea porque se hizo parte de la herencia de mi familia. Más adelante recibí otras revelaciones a través de mi experiencia personal.

Mis hijas estaban aprendiendo a montar en el terreno de mi vecino. Mientras los caballos entraban en el terreno, cepillados y ensillados, me regocijé observando a cada uno de estos animales. Miré hacia arriba y pude ver un nido de golondrinas construido sobre una viga del granero. Pensé dentro de mí, “¡qué hermoso hallazgo!”.

Mi excitación era genuina, porque mi madre era una observadora de pájaros muy entusiasta y me enseñó a valorar mucho a estas hermosas criaturas por sus cualidades únicas. Personalmente, creo que las golondrinas en ese granero son unos de los pájaros más hermosos en la creación de Dios, con sus cuerpos iridiscentes en contraste con líneas anaranjadas en sus rostros, cuellos y pechos. Estas pequeñas criaturas se comportan como acróbatas voladores, mientras hacen piruetas para atrapar insectos a la luz del atardecer.

Mientras estaba admirando a esos pájaros fascinantes, el Señor me recordó las palabras del Salmo 84. Pensé: “¡Qué imagen tan clara pintó David sobre la naturaleza de estos pájaros y sus nidos!”. Cuando una golondrina construye su nido, primero encuentra un granero u otra estructura con una provisión de barro cercana. Cargará barro y ramas en su pico, viaje tras viaje, construyendo con cuidado un nido robusto sobre una viga, un puntal o un cruce de vigas en un granero. La estructura exterior de adobe se seca y se endurece, transformándose en sólida y segura. Aunque el interior del nido está tapizado por plumas suaves y tibias.

Este pensamiento me sacudió: Las golondrinas edifican sus nidos como lo hacen de manera instintiva, porque saben que es el mejor lugar del muro donde edificar para estar seguras. Los humanos usamos la expresión “estar contra la pared” para describir el sentimiento de estar atrapados o sin opciones, cuando no tenemos un lugar hacia donde correr o escapar.

Debemos aprender la sabiduría de Dios presente en la golondrina llena de gracia, permitiendo que nuestro Pastor Divino nos guie hasta que sea una parte tan profunda de nosotros que podamos reflejar los instintos poderosos que Él edificó en su creación. Debemos permitir que el Señor teja esta verdad en la estructura de nuestras vidas: El lugar de habitación se encuentra donde las dificultades se cruzan con nuestra voluntad y nuestro temor. Mi esposo James afirmó con frecuencia: “Ir a la Cruz es ir hacia el punto donde mi voluntad se cruza con la de Dios”. Con cuánta desesperación necesitamos habitar en Dios, anidando cerca de la Cruz.

La Cruz perfectamente diseñada
Cada uno de nosotros debe ir a la Cruz. No existen excepciones. La Cruz es el lugar donde nuestra voluntad y la de Dios se cruzan entre sí. La Cruz es siempre el lugar donde la voluntad de Dios se establece ante mí y temo al dolor. Quiero alejarme de ella tan rápido como pueda. No nos damos cuenta que Dios nos alcanzará justo en ese lugar, donde somos espiritualmente más débiles. Si le permitimos que nos encuentre allí, nos dará su gracia y fortaleza, en lugar de nuestra debilidad.

La verdad es que Dios diseñó una cruz perfecta para cada uno de nosotros. Conoce los detalles de nuestras vidas y sabe exactamente cómo dirigirnos en las situaciones donde será probada nuestra fuerza natural. Sabe cómo aplicar presión para que cada deseo natural, las fuerzas en nosotros que nos llevan a colgarnos de cualquier cosa menos de Él, queden expuestas para que podamos ser limpios.

Las tormentas espirituales, vientos y nubarrones soplarán sobre nuestra vida, empujándonos de una manera u otra. A veces cuando enfrentamos el viento y los peligros sabemos que hay un lugar de seguridad en Dios, aun así no volamos hacia ese lugar en Él. En lugar de ello, resistimos la sabiduría que nos dice que volemos hacia Él. ¿Por qué parece que todos hacemos esto? Creo que es porque todos sabemos en nuestro espíritu qué significa volar hacia Él. Sabemos que primero requerirá que vayamos a la Cruz.

Encontramos paz, seguridad, consuelo y reposo en Dios, pero las pruebas y la incomodidad también son el horno en su diseño. Por tanto, debemos dar la vuelta y comenzar a correr hacia lo que es incómodo, porque eso es exactamente donde vamos a encontrarnos con Él. Hallaremos nuestro reposo solo luego que elijamos anidar en una viga.

David sabía esto. En el Salmo 84 nos dice que debemos volar hacia ese lugar en Dios, el lugar secreto, con frecuencia el sitio de nuestras mayores pruebas, solo conocido por Él y por nosotros. Al habitar en este lugar edificamos una historia fuerte con Dios. Cada prueba y cada tormenta que Él trae a nuestro camino, conforma nuestro nido. Día a día va tejiendo nuestro nido con su fidelidad, su bondad, su misericordia y su consuelo. Descansamos seguros en su torre fuerte, edificada para resistir.

David dijo: “Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos” (Salmos 84:3). También podemos hacer reposar a nuestros jóvenes en la cobertura de su presencia maravillosa. Nuestros jóvenes pueden ser nuestros hijos, nuestros sueños, nuestras metas, nuestros ministerios, nuestros dones o cualquier cosa que amemos. La cobertura del lugar secreto no es solo para nosotros, también es un lugar para las preocupaciones que nos atañen a la mayoría de nosotros.

¿Usted tiene un nido?
Qué maravillosa imaginación la de David en el Salmo 84, porque un nido es mucho más que una protección de emergencia. Un nido es donde podemos vivir siempre. Aquí podemos habitar en paz, aunque todo lo que nos rodee se sacuda o todo esté en calma. ¿Dónde está nuestro nido? ¿En qué confía para su seguridad, su paz y su fortaleza? Si conoce al Señor como su Dios y su Salvador, permítame preguntarle: ¿El Señor se transformó en un nido para su espíritu, en una cobertura segura?

David y muchos otros encontraron su reposo en los altares del Señor. Ahora es nuestro turno. ¿Cómo responderemos cuando la vida se ponga difícil y no sepamos hacia dónde ir? ¿Le permitiremos al Señor que tome nuestro lugar difícil y lo transforme en nuestro lugar secreto? Eso es lo que aprendí a hacer cuando me encuentro contra la pared.

Amado Padre celestial, vengo ante ti en el Nombre de Jesús, tu Hijo. Anhelo entrar en un lugar más profundo de comunión contigo, pero no estoy muy seguro de saber cómo llegar allí. Ayúdame a abrir una habitación en mi corazón que solo sea para que Tú y yo habitemos juntos para siempre. Señor, ven y toma todas las partes y las piezas de mi vida para transformarlas en un lugar hermoso de reposo de amor y devoción hacia ti. ¡Te amo y te necesito mucho!

En el Nombre de Jesús, Amén.

Dr. James W. Goll

(www.elijahlist.com)

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