Por Dra. Theresa
Phillips
El sonido del rugido
Recientemente
mientras estaba orando, tuve una visión de un diamante hermoso incrustado en
una llave… esta llave estaba en manos de un ángel que estaba de pie entre el
cielo y la tierra. Luego pude ver una puerta arqueada de piedras antiguas. La
puerta misma estaba hecha de madera de cedro y las cerraduras eran de hierro.
Tuve que observar si
esta presencia angelical estaba ascendiendo o descendiendo, pero el ángel no
iba para ningún lado. Mientras esperaba, comencé a notar que había más seres
angelicales que nos acompañaban. Cada uno estaba suspendido en la atmósfera
entre el cielo y la tierra. Estos también tenían llaves que estaban hechas con
diferentes joyas y metales.
Comencé a sentir un
movimiento debajo de mis propios pies. Luego pude oír un gemido que venía desde
la tierra. Pensé que era “como un terremoto o un desastre pendiente”. Luego pude volver a oír el gemido. Primero me
sentí inquieta, pero instantáneamente pude oír al Espíritu Santo decirme: “Theresa, sabemos
que toda la creación estuvo gimiendo con dolores de parto, hasta este tiempo”
(ver Romanos 8:22).
Luego me sentí
estremecida como si fuera un escalofrío, pero no tenía frío. Instantáneamente
el Espíritu Santo me volvió a hablar: “La creación está gimiendo… mira hacia arriba”. Alcé mis ojos y pude ver a uno de los seres
angelicales sonriéndose, era el ángel que tenía la llave antigua. Luego pude
ver la puerta una vez más y observe al ángel introduciendo la llave en la
cerradura para abrirla. Mi corazón se excitaba cada vez más y todo a mi
alrededor se estaba moviendo como si pudiera ver lo que había detrás de la puerta.
Todo hacía ruido y toda la creación se estaba moviendo hacia este lugar en
tiempo.
¡Atraviese la puerta, porque este es su
tiempo!
Luego oí el sonido de
una paloma de la mañana. El pájaro volaba en círculos por encima de todos.
Todos los seres angelicales comenzaron a moverse con anticipación y excitación.
El Salmo
103:20 dice: “Alaben al Señor, ustedes sus ángeles,
paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato”.
Repentinamente la
puerta comenzó a hacer un sonido y las cerraduras antiguas de hierro se
abrieron con un sonido muy fuerte. Desde el interior de la puerta podía ver
árboles y el sonido de la excitación en el otro lado era tan exuberante que la
quería. Isaías
55:12 dice: “Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su
paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán
todos los árboles del bosque”. Continué
observando y me llené de una expectativa gozosa y una gran energía, cuando todo
quedó en un silencio reverente absoluto. La humildad que invadió la atmósfera
era intocable.
La presencia de Dios
surgió desde el interior, llenando todo con luz. Desde su presencia vinieron
las palabras: “Es tiempo para atravesar las puertas. Es tiempo para
activar. Es tiempo para enviar a mi pueblo hacia alturas mayores. ¡Les digo que
avancen ahora! Es tiempo para enviar a mi pueblo hacia alturas más elevadas.
¡Les digo que avancen ahora! Abran las puertas en la tierra. ¡Dejen ir a mi
pueblo! Rescaten a mi pueblo de los planes de los hombres. Estoy despertando
sus espíritus para avanzar. Vayan a mostrarle a mi pueblo cómo estar más
seguros en las dimensiones más elevadas. Estoy fortaleciendo a los débiles y
entregándoles estrategias a los pobres; estoy despertando a mi Novia, estoy
forjando nuevos caminos”.
Los seres angelicales
que sostenían las llaves en sus manos comenzaron a moverse rápidamente, algunos
montaban sobre el lomo de las aves celestiales, volando por debajo. Otros eran
como ejércitos marchando sobre peldaños antiguos. La atmósfera estaba cargada
con anticipación y excitación. Algunas se movían rápidamente y otros esperaban más órdenes. Observé y pude ver que las naciones eran como un mapa ante la presencia de
Dios.
Luego brotaba desde
la nada una fragancia como ninguna otra que haya conocido antes. Era como un
jardín, era como un fuego, era como una fuente de agua… muy inusual… muy
delicioso, muy satisfactorio. Cuando el Señor se volteó, pude notar la punta de
su corona que irradiaba una luz magnificente… Yo estaba deshecha, llorando y
gimiendo en mi espíritu. Ahora anhelaba más. La gloria llenaba la atmósfera y en ese tiempo me
encontraba en un momento sacro. Tuve un tiempo de visitación celestial
orquestado por el Todopoderoso. Este es el tiempo, debo ver las puertas que el
Señor diseñó para mí y creer que las puedo atravesar para tener éxito.
¡Ven Señor, ven! Mi oración es esta:
Amado Jesús, por favor toca a tu pueblo una vez más. Por favor,
muéstrales el camino. Por favor, dales una esperanza y un entendimiento
frescos. Dales fuego en sus huesos. Sana sus espíritus y sus cuerpos. Dales un
gozo indecible. Muéstrales el camino para vencer. Detén las fuerzas que los entorpecen, remueve
los velos, rompe las cerraduras que los están reteniendo. Ayúdalos Señor en
estos tiempos de dificultad. Haz descender la paz sobre tu pueblo como una
paloma y un fuego que repose sobre ellos como un candelabro.
Poder de lo alto, ayúdanos a mantenernos firmes. Mueve a tu pueblo para
que sean fuertes y tengan coraje. Señor, toca una y otra vez, ¡no te detengas! Te alabo, te adoro y estoy verdaderamente
humillada una vez más para que su Majestad el Rey pueda derramar esa ayuda en
estos días. Gracias,
Jesús. ¡Amén!
Dr. Theresa
Phillips
(www.elijahlist.com)
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