sábado, 16 de junio de 2018

“Las puertas se están abriendo: ¡Este es su tiempo!”




Por Dra. Theresa Phillips

El sonido del rugido
Recientemente mientras estaba orando, tuve una visión de un diamante hermoso incrustado en una llave… esta llave estaba en manos de un ángel que estaba de pie entre el cielo y la tierra. Luego pude ver una puerta arqueada de piedras antiguas. La puerta misma estaba hecha de madera de cedro y las cerraduras eran de hierro.

Tuve que observar si esta presencia angelical estaba ascendiendo o descendiendo, pero el ángel no iba para ningún lado. Mientras esperaba, comencé a notar que había más seres angelicales que nos acompañaban. Cada uno estaba suspendido en la atmósfera entre el cielo y la tierra. Estos también tenían llaves que estaban hechas con diferentes joyas y metales.

Comencé a sentir un movimiento debajo de mis propios pies. Luego pude oír un gemido que venía desde la tierra. Pensé que era “como un terremoto o un desastre pendiente”. Luego pude volver a oír el gemido. Primero me sentí inquieta, pero instantáneamente pude oír al Espíritu Santo decirme: “Theresa, sabemos que toda la creación estuvo gimiendo con dolores de parto, hasta este tiempo” (ver Romanos 8:22).

Luego me sentí estremecida como si fuera un escalofrío, pero no tenía frío. Instantáneamente el Espíritu Santo me volvió a hablar: “La creación está gimiendo… mira hacia arriba”. Alcé mis ojos y pude ver a uno de los seres angelicales sonriéndose, era el ángel que tenía la llave antigua. Luego pude ver la puerta una vez más y observe al ángel introduciendo la llave en la cerradura para abrirla. Mi corazón se excitaba cada vez más y todo a mi alrededor se estaba moviendo como si pudiera ver lo que había detrás de la puerta. Todo hacía ruido y toda la creación se estaba moviendo hacia este lugar en tiempo.

¡Atraviese la puerta, porque este es su tiempo!
Luego oí el sonido de una paloma de la mañana. El pájaro volaba en círculos por encima de todos. Todos los seres angelicales comenzaron a moverse con anticipación y excitación. El Salmo 103:20 dice: “Alaben al Señor, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato”.

Repentinamente la puerta comenzó a hacer un sonido y las cerraduras antiguas de hierro se abrieron con un sonido muy fuerte. Desde el interior de la puerta podía ver árboles y el sonido de la excitación en el otro lado era tan exuberante que la quería. Isaías 55:12 dice: “Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque”. Continué observando y me llené de una expectativa gozosa y una gran energía, cuando todo quedó en un silencio reverente absoluto. La humildad que invadió la atmósfera era intocable.

La presencia de Dios surgió desde el interior, llenando todo con luz. Desde su presencia vinieron las palabras: “Es tiempo para atravesar las puertas. Es tiempo para activar. Es tiempo para enviar a mi pueblo hacia alturas mayores. ¡Les digo que avancen ahora! Es tiempo para enviar a mi pueblo hacia alturas más elevadas. ¡Les digo que avancen ahora! Abran las puertas en la tierra. ¡Dejen ir a mi pueblo! Rescaten a mi pueblo de los planes de los hombres. Estoy despertando sus espíritus para avanzar. Vayan a mostrarle a mi pueblo cómo estar más seguros en las dimensiones más elevadas. Estoy fortaleciendo a los débiles y entregándoles estrategias a los pobres; estoy despertando a mi Novia, estoy forjando nuevos caminos”.

Los seres angelicales que sostenían las llaves en sus manos comenzaron a moverse rápidamente, algunos montaban sobre el lomo de las aves celestiales, volando por debajo. Otros eran como ejércitos marchando sobre peldaños antiguos. La atmósfera estaba cargada con anticipación y excitación. Algunas se movían rápidamente y otros esperaban más órdenes. Observé y pude ver que las naciones eran como un mapa ante la presencia de Dios.

Luego brotaba desde la nada una fragancia como ninguna otra que haya conocido antes. Era como un jardín, era como un fuego, era como una fuente de agua… muy inusual… muy delicioso, muy satisfactorio. Cuando el Señor se volteó, pude notar la punta de su corona que irradiaba una luz magnificente… Yo estaba deshecha, llorando y gimiendo en mi espíritu. Ahora anhelaba más. La gloria llenaba la atmósfera y en ese tiempo me encontraba en un momento sacro. Tuve un tiempo de visitación celestial orquestado por el Todopoderoso. Este es el tiempo, debo ver las puertas que el Señor diseñó para mí y creer que las puedo atravesar para tener éxito.

¡Ven Señor, ven! Mi oración es esta:
Amado Jesús, por favor toca a tu pueblo una vez más. Por favor, muéstrales el camino. Por favor, dales una esperanza y un entendimiento frescos. Dales fuego en sus huesos. Sana sus espíritus y sus cuerpos. Dales un gozo indecible. Muéstrales el camino para vencer. Detén las fuerzas que los entorpecen, remueve los velos, rompe las cerraduras que los están reteniendo. Ayúdalos Señor en estos tiempos de dificultad. Haz descender la paz sobre tu pueblo como una paloma y un fuego que repose sobre ellos como un candelabro.

Poder de lo alto, ayúdanos a mantenernos firmes. Mueve a tu pueblo para que sean fuertes y tengan coraje. Señor, toca una y otra vez, ¡no te detengas! Te alabo, te adoro y estoy verdaderamente humillada una vez más para que su Majestad el Rey pueda derramar esa ayuda en estos días. Gracias, Jesús. ¡Amén!

Dr. Theresa Phillips
(www.elijahlist.com)


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