viernes, 6 de septiembre de 2019

“¿Alguna vez le robaron? Dios dice: ¡Pídeme lo que quieras!”



Por Jodie Hughes

Sea osado, específico y real
Recientemente me desperté de un sueño oyendo las palabras: “Pídeme lo que quieras”. Entonces supe que Dios estaba redimiendo ahora mismo lo que el enemigo le robó o quebró en mucha gente en el pasado.

En el sueño había un hombre llamado “Rob” y parloteaba sobre pedirle a Dios lo que queríamos en el momento. Yo estaba usando tantas palabras para expresar mi punto, que casi había perdido el sentido de lo que estaba diciendo. El “hombre” no oía porque yo era innecesariamente “tímida y amable”, en lugar de hablar con osadía y de manera concreta. Luego puede oír una voz con claridad: “¡Pídeme lo que quieras!”.

Inmediatamente comprendí que es importante y urgente ahora mismo que le pidamos a Dios lo que queremos. No se vea atrapado por el perfeccionismo, la timidez, la corrección o por una manera de orar rígida y religiosa, “tratando de hacerlo de la manera correcta”. ¡Simplemente ore con osadía! Sea auténtico, sea específico, sea osado. ¡Hay una gracia para llevar nuestras peticiones ante Dios y orar por su respuesta! Ore, declare, contienda y decrete, pero pídale a Dios lo que quiere. El pensamiento religioso tratará de impedir o aplastar nuestra libertad para presentarnos ante Dios y pedir con osadía, activando nuestra fe.

“Dígales a sus cosas que vuelvan”
Comprendí que “Rob” en el sueño representaba un espíritu de robo que no tenía misericordia para ir contra el Cuerpo en este tiempo y Dios está redimiendo todo lo que robó el enemigo de manera radical y actual. ¡No negocie ni se comporte con amabilidad ante un espíritu de robo, patéelo con osadía para echarlo y dígales a sus cosas que vuelvan en el nombre de Jesús! Es muy importante ordenarles a nuestras cosas que vuelvan ahora mismo. Se requiere osadía y hablar con fiereza, específicamente por lo que estamos peleando, para desalojar las mentiras del enemigo. Dios está ungiendo nuestras declaraciones mientras hablamos, con un gran coraje y una nueva autoridad.

Es importante ser vulnerables auténticos, honestos, enfocados y osados, mientras nos presentamos ante el trono de Dios. El Padre quiere que participemos con Él, decretando las soluciones del Cielo, para traer redención y apertura, invitándonos a pedírselas a Él. Es tiempo de decretar con osadía y valentía la recuperación de todo lo que fue robado.

Dios también quiere que le pidamos por las cosas en nuestros corazones. Esto era muy importante en el sueño, determinando lo que creemos en realidad y declararlas valientemente en oración. Muchos necesitarán tomarse tiempo y hacer una lista con fe ante el Señor, para pelear por áreas específicas en sus vidas.

El cambio está sobre nosotros
Mientras el cambio acelerado está sobre las naciones, las cosas están ocurriendo rápidamente y no todo lo que está pasando está en el corazón de Dios para las naciones. Con frecuencia, nuestra voz es un ingrediente clave y perdido para la apertura. La atmósfera está madurando para el cambio, hablando de manifestar el cambio de Dios.  Hay una urgencia, ahora mismo, para que las voces de justicia y fe se asocien con Dios y decreten lo que Él está diciendo sobre la tierra, mientras Él se asocia con nuestras oraciones (Mateo 18:18). También hay una urgencia por declarar las promesas de Dios sobre nosotros mismos, silenciando y cancelando la voz del “espíritu de robo” y participando en fe con la Palabra de Dios.

Sí, el cambio está sobre nosotros. Decretar el cambio de Dios es nuestro derecho de primogenitura y nuestra responsabilidad. “Decretar una cosa y establecerla” (Job 22:28) es imperativo en este tiempo. Nuestra voz debe establecer el cambio del Reino. Debemos declarar, decretar y anunciar el propósito del Reino, la apertura y la promesa en nuestras vidas y naciones. Debemos declararlas. Debemos pedir y decretar. Con frecuencia nuestras oraciones son más vitales y más poderosas de lo que pensamos.

“¿Qué quieres de Mí?”
Incluso en este tiempo, nuestra respuesta personal a la invitación del Señor es mucho más crucial cuando nos pregunta: “¿Qué quieres de Mí?”. Esta puede ser una pregunta confrontacional para muchos, mientras agita las áreas de sueños incumplidos e historias, preguntas, heridas y decepciones pasadas. Para muchos, “pedir” es como volver a creer en áreas donde el retraso o el desánimo hicieron muy difícil “volver allí” para pedir y decretar en fe.

Pedirle a Dios lo que queremos aguijonea los lugares heridos de las decepciones pasadas. Igualmente, nos impulsa a volver a revisar ante el trono nuestros corazones y, siendo vulnerables, detectar los lugares de dolor, pidiéndole a Dios por nuestra sanidad, nuestra restauración y la redención de nuestros corazones, así como la sanidad de todos los lugares heridos o lastimados. Esto es parte de la razón por la cual es importante hacer conocidas nuestras peticiones ante Dios ahora mismo. El pedido en sí es sanador, incluso cuando requiera una honestidad y un coraje brutal.

Dios desea sanar los corazones y está restaurando los lugares que necesitan sanidad y esperanza sobrenatural. Sea honesto y crudo en sus tiempos con Dios. La sanidad real y la consolación vienen por ser auténticos con Dios. Debemos presentarnos ante Dios con nuestro dolor y nuestras preguntas, no alejarnos de Él.

“Una fe actual” por un “cambio actual”
Una clave en este tiempo es ser vulnerables, honestos, específicos y osados ante el Señor, pidiéndole a Él lo que necesitamos. El Señor le está susurrando: “¿Qué quieres de Mí?”. Hay una ternura en el pedido, pero también una urgencia para emitir decretos y declaraciones de fe, presentando ante el Señor nuestros pedidos específicos. Hay una compulsión por ser real y agitar nuestra fe renovada. Dios está llamando a la “fe actual” en la Iglesia, para decretar el “cambio actual”

Una y otra vez, la Biblia nos implora que “pidamos”. Pedir y contender activa nuestra fe, pero debemos pedir. ¡La oración y las declaraciones de cambio son activas, no pasivas! Abrimos nuestra boca para hablar. La voz ungida de la Iglesia establece el cambio de Dios en nuestras naciones y familias.

De ser robados a ser redimidos y el rol que desempeñamos
Pude oír al Señor que decía: “¡Que los robados digan que son redimidos!”. Declare esto sobre su vida y sus seres queridos. Dios está redimiendo todo lo que el enemigo le robó. Decrete: “¡Soy redimido, no robado!”.

Proverbios 6:31 dice: “Pero si es sorprendido, pagará siete veces; Entregará todo el haber de su casa”. Este principio espiritual de plenitud de redención opera cuando un espíritu de robo queda descubierto, es una asignación del Reino ahora mismo. Llame a las cosas que le robaron. El enemigo exageró su mano y muchos en el Cuerpo pueden estar de acuerdo con este sentido de haber sido “robados” durante demasiado tiempo. Las finanzas, las relaciones, la salud, las promesas familiares, el propósito del Reino, la identidad nacional... ¡Que se levante la voz de la Novia y pida por las naciones!

El Salmo 2:8 dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
y como posesión tuya los confines de la tierra”. Hay un cambio divino de “ser robado” a “ser redimido” que está ocurriendo en el centro de la identidad de la Esposa. Somos co-herederos con Dios, participamos con Él para decretar “en la Tierra, así como en el Cielo”. Nuestra voz es poderosa, crucial y necesaria.

Apertura repentina y una fe osada
Hay un aumento repentino de los cambios divinos. Espere aperturas repentinas, osadas, enormes, más expansivas e inusuales. ¡Decrete en grande! Muchas de las aperturas serán más rápidas de lo que muchos de ustedes concibieron. Serán tan específicas que los deseos y las declaraciones de su corazón lo dejarán “arruinado” por el amor tierno de Dios y su cuidado personal específico. Prepárese para volver a enamorarse de Jesús.

Mientras estallan las aperturas personales, se animarán con una fe osada para pedir por más. Pero comience hoy. Decrete ahora. ¡Pida ahora! Dios está revigorizando la “fe actual” de Hebreos 11:1, si su pueblo decreta de manera radical los cambios del Reino y las aperturas sobrenaturales sin precedentes. Su voz es necesaria en el proceso. Pida y ore.

Moños sin regalos
Luego en una visión pude ver moños y lazos que caían, pero sin regalos. Me sentí confundida por esto. Durante mucho tiempo me postré para preguntarle a Dios por qué no veía los regalos con los moños. Había multitudes de moños que caían y la atmósfera estaba preñada con posibilidades y aperturas salvajes.

El Cuerpo está en el tiempo de Efesios 3:20, donde “todo será infinitamente superior a lo que podamos pedir o imaginar”. Pero un desafío para el Cuerpo es que, si Dios está diciendo que hará mucho más de lo que podamos pedir, ¡hay una expectativa que nos lleva a pedir! ¿Qué estamos pidiendo ahora para que Dios pueda expandirse sobre eso?

Pude ver los cielos abiertos en la visión, donde caían moños y Cintas sobre la gente y su fe explotaba. Muchos se dieron cuenta de la autoridad que poseen para declarar la apertura y el cambio de Dios en este tiempo. Luego de esto, me postré y volví a preguntarle a Dios: “¿Por qué no hay regalos?”. Inmediatamente comprendí… Dios estaba esperando que los pidiéramos. La verdad palpable de esto atravesó mi corazón.

Pida, decrete, ore y persevere. Contienda. ¡Declárelo! Dios está redimiendo lo que el enemigo le robó, pero con frecuencia está esperando que oremos, decretemos y usemos nuestra autoridad en la Tierra, para llamar las aperturas y declarar las promesas de Dios. Hay poder en participar con Dios y decretar una cosa, y verla establecida en medio nuestro. Sin embargo, es mucho más conmovedor comprender que Dios nos está invitando a pedirle lo que queremos.

Redención del tiempo robado y perdido
Específicamente, Dios está redimiendo el tiempo robado o perdido, junto a las puertas de destino para el propósito divino. Muchos que se sintieron robados en el pasado, sintieron que el tiempo se escapó de ellos o que sus mejores años están atrás, se sorprenderán mientras Dios redime el tiempo y acelera lo que está haciendo en sus vidas.

Dios no está limitado por nuestros conceptos sobre la duración que requiere la restauración. Pude oír al Señor que decía que no estamos perdidos y el tiempo no nos pasó de largo, porque Él está redimiendo el tiempo, rediseñándolo y reposicionándonos. ¡Las cosas ocurrirán de manera rápida! La aceleración está sobre la promesa y el propósito del Reino.

Jesús y el hombre ciego
Marcos 10:51 dice: “Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista”. La Biblia comparte sobre un hombre ciego que clamó a Jesús y la multitud se burló de él, pero cuando atrajo la atención del Maestro, recibió lo que estaba pidiendo: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Cualquiera pensaría que era obvio. El ciego quería ver. Pero claramente este hombre debía declarar lo que quería de una manera honesta y específica, con una osadía cruda.

Honestamente, cualquiera que caminó el largo viaje de un retraso y una decepción interminables, puede comprender que se requería coraje para hablar lo que parecía imposible, en la presencia de los burladores y la multitud que aplastaba su fe. Jesús, el dador de esperanza, sigue diciendo: “Todas las cosas son posibles con Dios”. Hay algo sobre nuestros oídos para oír lo que Jesús está pidiendo. Hay algo sobre pedirle a Jesús por lo que queremos de Él, incluso cuando la respuesta parezca obvia. ¡Queremos ver!

Creo que Dios nos está pidiendo que hagamos lo mismo. ¿Qué quiere que Jesús haga por usted? Respóndale. Háblelo. Decrete con claridad y de manera concreta: “Señor, esto es lo que estoy pidiendo y por lo que estoy creyendo”.

Redenciones inesperadas
Mientras Dios completa lo que comenzó, redimiendo historias sin terminar y restaurando lo que el enemigo le robó, hay un sentido de redención inesperada. Dios se mueve fuera de lo que consideramos posible y no está limitado por soluciones previsibles. Dios está trabajando todas las cosas para el bien de aquellos que lo aman (Romanos 8:28), y algunas de sus historias redentivas sorprenderán al pueblo por su creatividad y su capacidad divina para recapturar y rediseñar. Dios es un autor divino y está reescribiendo su historia, completando los capítulos interrumpidos, donde el ladrón entró para robar.

¿Qué hemos perdido?
Este es el tiempo para que la fe abra nuevas dimensiones de la gloria manifestada en cosechas y promesas. Pida, busque, golpee (Mateo 7:7). Pida por las naciones (Salmo 2:8) y “pida en oración” (Mateo 21:22). Hay una urgencia por pedir y participar con la disposición del Cielo para que irrumpa en nuestras naciones, nuestras familias y nuestras circunstancias, con una transformación profunda divina. Con frecuencia pregunto: “¿En qué cosas no estamos caminando porque no lo hemos pedido? ¿Qué cosas no estamos viviendo porque no pedimos con persistencia? ¿Qué cosas no estamos viendo en la tierra porque pensamos que era presuntuoso, no estaba permitido o no era bíblico pedir?”

Mateo 18:18 deja en claro que debemos usar nuestra voz de autoridad: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”

Su voz puede cambiar la historia
Su voz es tan poderosa y ungida que Dios nos instruye y nos indica que declaremos sus sueños en la tierra. También nos está invitando a hacer declaraciones en fe sobre nuestras vidas y en nuestras circunstancias personales. Este es un tiempo de apertura sobre apertura, y debemos oír lo que Dios nos está pidiendo: “¿Qué quieres de Mí?”Esto activará nuestra fe de una manera fresca. La historia literalmente está tomando forma mientras lo declaramos en oración. El llamado de Dios hacia nosotros es simple: “¿Qué quieres de Mí?”.

Declare lo que Dios está diciendo con osadía y respóndale. ¡Dios está esperando responder a sus decretos! Su voz está cambiando la historia, activando redención y participando con el Dios de la apertura.

Sea bendecido mientras ora, pide y decreta.

Jodie Hughes


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