martes, 16 de junio de 2020

“Pentecostés 2020: Derramar extremo, ¡Dios nos mostrará su gloria!”



Por Angela Greenig

Durante toda la semana pasada, esta promesa siguió resonando en mi espíritu: “Acércate a Mí y Yo me acercaré a ti”. Nos encontramos en un tiempo donde necesitamos una impartición de poder extraordinario del Espíritu Santo de Dios, como nunca antes.

Seguí oyendo al Señor diciéndome que los próximos 50 días entre Pascua y Pentecostés, serían días desafiantes para muchos, pero Él está reseteando corazones, mientras continúa atrayéndonos hacia sí mismo. Quiere que nos levantemos y seamos una voz para todos los que no tienen voz, como una voz en el desierto.

¡Dios no lo abandonó!
Incluso como cristianos, ahora mismo muchas personas están peleando batallas internas. Algunas personas están enfrentando dificultades y decepciones. Están depresivos y se sienten sin esperanzas, y algunos incluso sienten que Dios los abandonó. ¡Quiero recordarle con toda seguridad que Dios no lo abandonó! 

Recientemente tuve una visión y en ella pude ver llaves flotando en la dimensión del espíritu. Pude ver tres de estas llaves iluminándose, como si fueran de oro refulgente. Pude oír al Padre que decía: “Hija, estas son tres llaves de sabiduría que te entrego este día para ayudarte a acercarte hacia Mí. Tengo muchas cosas que quiero decirte y compartir contigo, para darte un futuro y una esperanza para el final que anhelaste”.

Ahora más que nunca, me encontré recordando que, ¡en la ausencia del orden se desata el caos! Sin duda, en este tiempo estamos enfrentando el caos y la confusión global por todas partes, pero no podemos enfocarnos en eso. Debemos fijar nuestros ojos en el Padre y en las promesas que encontramos en su Palabra, donde Él hará que todas las cosas operen a favor de quienes lo aman y fueron llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28).

Acercándote
Mientras oraba por nuestras naciones y el caos que nos rodea, Dios me mostró una visión sobre una montaña en erupción. Desde esta erupción pude ver el fuego azul brillante más asombroso que explotaba desde la cima. El Señor me dijo: “Estoy haciendo estallar mi poder, mi gloria y mi autoridad. ¡Te tomaré desde donde estuviste para llevarte hacia dónde vas! Te estoy entregando llaves que abrirán las puertas para liberar a multitudes, pero necesito que mi pueblo se acerque a Mí, como mi pueblo se acercó en Éxodo 33”

Siento que este acercamiento hacia el Padre es la primera llave que abrirá las puertas para nuestros sistemas de creencia y alinear nuestros corazones y nuestras mentes con su verdad, dispersando el caos y las mentiras que se agitan a nuestro alrededor. Mientras volvemos a leer Éxodo 33 y la historia de Moisés liderando al pueblo de Dios desde Egipto hacia la tierra prometida, el Señor me señaló particularmente el verso 13. Allí, Moisés le dijo a Dios: “Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo”.

Buscando oír
Antes de este pedido, Moisés no sabía cómo guiar al pueblo de Dios. No fue hasta que Moisés se asoció con Dios, para comprender sus caminos, que Moisés recibió una instrucción clara del Señor sobre cómo guiar a su pueblo hacia la Tierra Prometida. Creo que muchos de nosotros podemos relacionarnos con sentirnos perdidos o con incertidumbre sobre cómo desarrollar las promesas que Dios estableció en nuestros corazones.

Podemos aprender mucho sobre la vulnerabilidad de Moisés y su disposición a ir más allá de pedir, porque se comprometió a aprender los caminos de Dios. Moisés le pidió sabiduría a Dios y creo que esta es la segunda llave para nosotros en este tiempo: Necesitamos procurar oír a Dios verdaderamente. Necesitamos una revelación y un entendimiento más profundo para experimentar a Dios. Oro para que un viento fresco comience a soplar en las brasas de nuestros corazones mientras digo esto, como ocurrió con los mencionados en 2 Timoteo 1.

Volviendo a Éxodo 33. Moisés volvió a decir en los versos 15-17: “O vas con todos nosotros, replicó Moisés, o mejor no nos hagas salir de aquí. Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra? Está bien, haré lo que me pides, le dijo el Señor a Moisés, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo”. La intención de Moisés no fue solo el aval de Dios, simplemente quería más de Dios. No quiso lo que Dios podía darle, porque reconoció que el mayor don que tenía era Dios mismo. Simplemente quería conocerlo. Creo que hoy ese es el deseo de todos nuestros corazones.

Muéstrame tu gloria
La tercera clave que el Padre me reveló está contenida en Éxodo 33:18, donde Moisés dijo: “Déjame verte en todo tu esplendor (gloria), insistió Moisés”. La gloria de Dios es una parte de sus atributos. ¡Dios mira los deseos de nuestro corazón hoy y quiere derramar su gloria sobre nuestra vida! Veo los líderes en nuestro mundo, los Moisés de nuestros tiempos, cuyos trabajos parecen imposibles. Fueron llamados a desarrollar responsabilidades que ningún hombre o mujer serían capaces de implementar y aun así lo hacen.

Creo que mucha gente puede relacionarse con este sentimiento ahora mismo, pero el Señor continúa llamándonos hacia sí mismo y nos dice: “¡Hijo, hija; solo quiero tener comunión contigo!”

Esa es la dimensión en la que queremos estar. La dimensión donde nos damos cuenta del poder de lo que Dios hizo desde la Pascua hasta Pentecostés, ¡su poder está mucho más vivo y tangible para nosotros hoy!

Cosechadores, ¡afilen sus hoces porque la cosecha es mayor de lo que podemos imaginar. 

Sacúdanse los tiempos de temor y pérdida, y no permitan que el enemigo gane con toda su confusión y caos. ¡Nunca más! Clamen por la sangre de Jesús y el poder de su resurrección.

Oremos: “Padre, atamos al espíritu de mentira, al espíritu de temor y al espíritu de pesadez. Desatamos el estandarte de verdad, el don de fe y el aceite fluyendo para traer sanidad y restauración, en el nombre de Jesús. ¡Amén y amén!”.

Hasta el fin,

Angela T. Greenig


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