Por Donna Rigney
Isaías 43:1-2 dice: “Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: ‘No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas’”.
Pude oír a Jesús que decía: “El temor es una de las armas más poderosas que usa el enemigo para separar a mis hijos de Nosotros”.
Viendo en el espíritu, me vi flotando en el mar del amor; Jesús estaba a mi lado y el Espíritu Santo estaba junto a Jesús. Estaban metidos hasta la cintura en el agua tranquila. Inmediatamente, busqué al Padre. Oí que el Padre se reía, mientras decía que se alegraba de que yo recordara lo que me había dicho en el pasado, que siempre que estaba con Jesús y el Espíritu Santo, Él estaba allí, porque ellos son uno.
A lo lejos, pude ver olas grandes y amenazantes, pero no fueron capaces de hacer ondular el agua en la que yo flotaba. El amor y la paz eran mi lugar de descanso en este mar de gloria y amor. La satisfacción llenaba mi ser. Mirando de nuevo el mar embravecido que acechaba en la distancia, empecé a orar por todo lo que representaban las aguas turbulentas: el coronavirus que plaga las naciones, los disturbios civiles y la división en nuestra tierra, los atormentados por el miedo, las adicciones, las enfermedades mentales y las enfermedades.
El Padre explicó: “El miedo es una de las mayores armas que utiliza el enemigo para separar a Mis hijos de Nosotros. Yo ahuyento el temor, siempre que Mis hijos buscan Mi ayuda. Todo temor es perjudicial para el bienestar de Mi pueblo, y el enemigo lo utiliza flagrantemente en sus vidas a diario: miedo al abandono, miedo a la muerte, miedo al fracaso, miedo al rechazo, miedo a la condenación eterna, a la pobreza, a la pérdida... Éstas son sólo algunas de sus artimañas para afianzarse en sus vidas. Por eso los invito a venir diariamente y sentarse conmigo”.
“En Mi presencia, empapándose de Mi gloria, es donde habita la plenitud de la alegría. La paz fluye como un río y todo el temor es ahuyentado por Mis palabras que están llenas de gran amor, un amor que inspira gran fe. Recuerda, el amor perfecto echa fuera todo temor”. (Ver 1 Juan 4:18.)
“El temor es un espíritu atormentador que el enemigo utiliza para tratar de separarme de Mis amados. Las personas cuyas mentes están atrapadas en las garras del temor no pueden enfocar sus pensamientos en Mí y en lo que es bueno y agradable. Mediante el temor, los espíritus demoníacos les roban el gozo que Yo me deleito en derramar sobre ellos”.
“Enséñales a mis hijos a no tener pensamientos temerosos que produzcan ansiedad. Cuando los problemas amenacen con surgir, diles que se vean a sí mismos corriendo hacia Mis brazos de amor, donde siempre estarán a salvo. Saber y creer en Mi promesa de que nunca los dejaré o abandonaré, les dará la fe para saber que estoy ahí para abrazarlos, para llevarlos y para calmar las tormentas que están enfrentando. La fe hace que los mares agitados se calmen. Cobijados en Mis brazos de amor, su paz, su alegría, su esperanza y su fuerza, serán restauradas rápidamente”.
“El temor debe ser visto como realmente es: un dispositivo para robarles a Mis hijos todo lo que es agradable en sus vidas. Por eso invito a todos los que están trabajados y muy agobiados a venir hacia Mí. El descanso, la gran paz y la alegría que refresca, se encuentran en Mis brazos de amor”.
El miedo paraliza, la fe vence
“No temas lo que tus enemigos amenacen con hacerle a tu tierra o a ti; vive y respira la fe. Sí, deja que la fe en Mi bondad, Mi poder y Mi fidelidad llene tu mente y tu corazón. Nunca dejes que el miedo se acerque a ti”.
“El temor es el arma que usan tus enemigos para derrotar a Mi pueblo. ¿Acaso Goliat no paralizó a Mi ejército con sus amenazas? El temor paraliza y da la victoria al enemigo, si no es conquistado por los campeones de la fe. Como David, dejen que sus corazones y sus mentes estén tan llenas de amor y fe en Nosotros, que ningún temor les impida avanzar y conquistar a los gigantes de la muerte, la destrucción y el fracaso que amenazan con destruirlos a ustedes y a su tierra”.
“La intimidad fue la mejor arma de David. Al pasar largas horas en Mi presencia, llegó a conocer bien al Dios que adoraba y servía. Mi Novia tendrá el mismo valor, alimentado por la misma gran fe en Mí que tuvo David. Solo se necesitó un muchacho lleno de fe para derrotar al gigante que paralizaba a una nación; Yo solo necesito unos pocos que me conozcan, amen y sirvan para conquistar a los enemigos que están paralizando tu tierra y su gente”.
“Inspira a tu nación para que nos sirva como lo hizo David. Deja que los adoradores se levanten y canten canciones de liberación sobre esta tierra, y verás cómo se levanta la gloria de tu Dios. Mi gloria ahuyenta las tinieblas (todo el mal), muy lejos. Así como David mató a Goliat y ahuyentó al ejército de los filisteos porque mi gloria estaba sobre él, así también en esta hora mi Novia ahuyentará a los ejércitos de satanás”. (Ver 1 Samuel 17.)
La fe aumenta a medida que se despliega su majestad
Vívidamente, el Señor comenzó a hablarme acerca de quién es Él y cómo podía conocerlo verdaderamente al mirar su creación:
“Debes conocer al Dios poderoso que sirves para que el temor sea destruido en tu corazón. Conocerme a Mí, en toda Mi fuerza y majestuosidad, inspira la fe y la confianza que aplasta el miedo y la preocupación. Más poderoso que las olas del océano durante una gran tormenta, más profundo que las profundidades del océano, más alto que las alturas de las montañas, más fuerte que los poderosos rayos del sol; eso es lo que soy. Nada es más grande que el Dios al que sirves; de mi majestad surgen obras poderosas”.
Su voz tranquilizadora continuó: “Pon tu mano en la mía y espera grandes cosas de mí. Espera que mueva montañas de dificultades y destruya océanos de imposibilidad. Espera lo imposible. Espera lo inesperado, porque Yo estoy trabajando a tu favor. Deja que las olas de Mi paz te bañen y encontrarás descanso para tu alma y deleite para tu corazón. Confía en Mí para hacer un camino donde el paso es imposible. Nada es imposible para Mí. Cumpliré mis promesas contigo, porque soy tan fiel, como poderoso”.
Cuando miré a los ojos de Jesús, vi las olas del mar, el sol brillando y un volcán en erupción poderoso y explosivo. Vi campos verdes salpicados de flores y montañas cubiertas de nieve que se elevaban por encima de las nubes, en lo alto del cielo.
“Si ves tanta belleza y fuerza en mí, me preguntó, ¿por qué te preocupan tantas cosas? ¿No puedo ocuparme de todo lo que pones en mis manos? Soy competente, así que confía en Mí para todos tus problemas”.
Cuando empecé a poner
en sus manos las cosas que me preocupaban, me sorprendió la gran cantidad de
asuntos que agobiaban mi corazón.
Alentándome, Él añadió: “Todos tus temores te abren al ataque del enemigo. La paz es un escudo que le impide tocarte. Al soltar tus cargas en Mí, tu escudo de paz será restaurado, el muro de protección volverá a su lugar y tu salud será restaurada”.
Donna Rigney