Por James Goll
En esta enseñanza, veremos un aspecto del Avivamiento en la Iglesia. Es una de las enseñanzas clave de la Iglesia: la Sangre de Jesús. Incluí una parte de una enseñanza mía titulada: “¡La Sangre que habla!”. Esto no es sólo un “motivo de oración”, sino una manera de asegurarse que estamos sobre el fundamento adecuado para nuestra intercesión. Toda nuestra intercesión necesita centrarse alrededor de la “Sangre de Jesús”. Entonces, ¡oraremos por la revelación de la Sangre de Jesús garantizada para la Iglesia!
¿Qué sucedería si la obtuviéramos, si nuestros líderes la obtuvieran y la aplicáramos? ¡Entonces tendríamos un verdadero avivamiento en la Iglesia! ¡Intercedamos por una revelación fresca de la Sangre de nuestro Señor Jesús! Estudiemos acerca de la Sangre de Jesús y luego oremos para que el Espíritu Santo sople una revelación acerca de esta gran verdad sobre todas nuestras Iglesias y ministerios.
El modelo del Antiguo Testamento
El Sumo Sacerdote entraba en el lugar santísimo una vez al año y eso era con la Sangre del sacrificio en el Día de la Expiación. No puede haber acceso a la presencia de Dios sin derramar la sangre de un sacrificio (vea Hebreos 9:6-14).
La sangre de bueyes y carneros se esparcía siete veces en tres sitios: sobre el trono de la misericordia, delante del trono de la misericordia y sobre los cuernos del altar de bronce (vea Levítico 16:11-15, 18-19).
Siete formas en que fue derramada la Sangre de Cristo
1. Lucas 22:44: “Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra”. En Getsemaní, como Él quería identificarse a sí mismo con el pecado del mundo, Su Sangre comenzó a brotar como gotas de sudor.
2. Mateo 26:63-64: “Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios. Tú lo has dicho, respondió Jesús. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo”. Su propio testimonio ante el sumo sacerdote lo convenció y fue sentenciado a muerte. Luego los sirvientes lo azotaron con varas y látigos (vea Miqueas 5:1).
3. Isaías 50:5-6: “El Señor omnipotente me ha abierto los oídos, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro”. También le arrancaron la barba.
4. Mateo 27:26: “Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran”. Cristo entregó su espalda para ser escarnecido, “marcado con grandes surcos” (vea Salmo 129:1-3, Isaías 50:6).
5. Mateo 27:29: “Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!”.
Isaías 52:13-14: “Miren, mi siervo triunfará; será exaltado, levantado y muy enaltecido. Muchos se asombraron de él, pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto!”. Colocaron estas púas (como agujas largas) en Su cabeza y luego presionaron sobre su cuero cabelludo, deformando su apariencia de ser humano.
6. Mateo 27:35: “Lo crucificaron y repartieron su ropa echando suertes”. Lo crucificaron, atravesando Sus manos y pies con clavos.
7. Juan 19:34: “…sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua”. Luego de Su muerte, un soldado atravesó Su costado, brotando agua y sangre.
Siete formas en que la Sangre de Cristo nos beneficia
Existen muchos beneficios escriturales concernientes a la obra de la Sangre de Cristo por nosotros. Según Apocalipsis 12:11: “Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte”. Vencemos al testificar que la Sangre de Cristo es suficiente. Su triunfo sobre los poderes de las tinieblas nos refuerza mientras nos ponemos de acuerdo con Ella y declaramos los beneficios de Su preciosa Sangre.
Según Hebreos 12:24, Jesús estableció un nuevo pacto por medio de Su Sangre, intercediendo a nuestro favor para establecer Su pacto con nosotros. Como dice Levítico 17:11: “Porque la vida de toda criatura está en la sangre. Yo mismo se la he dado a ustedes sobre el altar, para que hagan propiciación por ustedes mismos, ya que la propiciación se hace por medio de la sangre”. En la Sangre de Cristo, recibimos una clase de vida que la muerte no puede conquistar (vea Isaías 53:12, Juan 6:53-57).
Siete beneficios de la Sangre de Cristo sobre nosotros
1. Perdón. Fui perdonado por la Sangre de Jesús. Hebreos 9:22: “De hecho, la ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón”.
2. Limpieza. La Sangre de Cristo me limpió de todo pecado. 1 Juan 1:7: “Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado”. (Vea 1 Pedro 1:2.)
3. Redención. Fui redimido por la Sangre del cordero. Efesios 1:7: “En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia”. (Vea Romanos 7:14, 1 Pedro 1:18-19)
4. Justificación. Por la Sangre soy justificado, como si nunca hubiera pecado. Romanos 5:9: “Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!”. (Vea 2 Corintios 5:21)
5. Santificación. Fui santificado por la Sangre de Jesús para un llamado santo y rescatado del territorio de satanás. Hebreos 13:12: “Por eso también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad”.
6. Paz. Tengo paz por medio de la Sangre de la Cruz. Colosenses 1:20: “… y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz”.
7. Acceso. Ahora tengo confianza para entrar en el mismo Lugar Santo por la Sangre de Jesús. Hebreos 10:19: “Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo…”. (Vea Efesios 2:13-14)
La Sangre que habla
Echemos una mirada a una de las imágenes más inspiradoras de la vida en el sitio donde nunca la encontraría. Hebreos 12:22-24 lo dice de esta manera:
“Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa, a la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección; a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel”.
Estos tres versos reveladores en Hebreos 12, nos describen un vistazo dentro del velo. En primer lugar, aquí vemos una descripción del lugar de morada de Dios. En Segundo lugar, tenemos un cuadro de aquellos que habitan allí con Dios. Finalmente, recibimos una revelación de Dios mismo. En esta tercera fase vemos a Dios como el Juez de todo, Jesús como nuestro Mediador y a Su preciosa Sangre que “habla”. ¿Qué significa esto?
Volvamos al libro de los principios y veamos si podemos encontrar un precedente. En Génesis 4, encontramos el relato de la rivalidad entre Caín y Abel. Caín se puso celoso e iracundo y fue vencido por sus emociones hasta que el pecado golpeó a su puerta. Mientas los dos hermanos estaban juntos en el campo, Caín se levantó y mató a Abel. Génesis 4:9-10 nos dice: “El Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? No lo sé, respondió. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? ¡Qué has hecho!, exclamó el Señor. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia”.
Existe un principio que recorre toda la Escritura, “la vida está en la sangre” (Levítico 17:11). No sólo hay vida en la sangre, derramar sangre inocente tiene un atributo muy particular. ¡La sangre inocente clama! Una voz surge de la sangre de Abel y al ser derramada sobre la tierra, puede ser oída por el Señor. ¡Viene corriendo a ver qué está pasando! Quizá, la sangre de Abel soltaba un chillido que decía: “¡venganza, quiero venganza!”. Pero ante la presencia de nuestro Juez en el Cielo, hay una Sangre que habla mejor que la de Abel. ¿Qué declara esta Sangre? La Sangre inocente de Jesús es un recordatorio continuo ante nuestro Padre del sacrificio de Su precioso Hijo. La Sangre de Jesús grita por siempre: “¡Misericordia, misericordia, misericordia!”.
La Sangre brota siete veces
Bajo la Ley de la Expiación, luego que el sacerdote ministrara en el Altar del incienso, atravesaría el velo hacia el lugar santísimo. Aquí el sacerdote tomaría algo de la sangre de los bueyes y machos cabríos para esparcirla con su dedo sobre el asiento de la misericordia y sobre los cuernos del altar siete veces seguidas.
Levítico 16:19 dice específicamente: “… y con el dedo rociará con sangre el altar siete veces. Así lo*santificará y lo purificará de las impurezas de los israelitas”.
¿Por qué siete veces? Si analiza de cerca estas Escrituras, encontrará muchas cosas interesantes. La sangre brotó siete veces y en tres lugares diferentes. Algunos maestros de la Biblia enseñaron que tres es el número de la Deidad o Trinidad y siete es el número de la plenitud. Esta fue una imagen de lo que vino. Cuando el Sumo Sacerdote, Jesús, derramó Su Sangre, ¡completó la obra! Fue concluída. La obra expiatoria se complete perfectamente a través de la Sangre de este hombre, el Cordero de Dios: ¡Cristo el Señor!
Acercando pensamientos y proclamaciones
Como en Apocalipsis 12:11, vencemos a satanás cuando testificamos personalmente acerca de la obra de la Sangre de Cristo sobre nosotros. Ahora apliquemos esto de una manera práctica: “Que lo digan los redimidos del Señor, a quienes redimió del poder del adversario” (Salmo 107:2). ¡Declare lo que hizo la Sangre de Jesús por usted!
Hebreos 10:23 nos exhorta: “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa”. ¡No permita que se vaya! Continúe proclamando los beneficios de la Cruz de Cristo. Quizá el mayor y más ponderosa alegato ante Dios, el diablo y el mundo, es la Sangre de Jesús. No existe un argumento mayor que podamos invocar ante el trono de Dios que el sufrimiento, la Sangre y la muerte de Su Hijo. No tenemos méritos por nosotros mismos. No prevaleceremos por las técnicas de oración o por las experiencias del pasado. No existe un “know how” en la oración que pueda prevalecer. Es sólo por medio de la Sangre de Jesús.
Charles Spurgeon dijo una vez: “Muchas llaves pueden abrir una cerradura, pero la llave maestra es la Sangre y el Nombre de Aquel que murió, resucitó y vive para siempre en el Cielo para completar la salvación. La Sangre de Cristo es lo que abre la tesorería del Cielo. Clame por la Sangre. Clame por la Cruz. Cante sobre la preciosa Sangre de Jesús. Recite las Escrituras y refuerce la Victoria sobre el poder de las tinieblas. Clama por la Sangre una y otra vez. Únase a la declaración triunfante de Cristo: Consumado es”.
Si, recibimos divinamente armas ponderosas para la guerra. Considere estas armas: la Cruz, la Palabra de Dios, el poder del Espíritu, el Nombre de Jesús y la Sangre que clama: “¡Misericordia, misericordia, misericordia!”
Proclamas de oración: “Por medio de esto venzo al enemigo”
por Derek Prince
Testifico personalmente ante satanás lo que dice la Palabra lo que hizo la Sangre por mí a través de la Sangre de Jesús.
Fui redimido de la mano del enemigo por medio de la Sangre de Jesús, todos mis pecados son perdonados.
La Sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios me limpia continuamente de todo pecado.
Por medio de la Sangre de Jesús fui santificado, hecho santo y apartado para Dios.
Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo, redimido y limpio por la Sangre de Jesús.
Satán no tiene poder sobre mí ni tiene lugar en mí por medio de la Sangre derramada de Cristo.
Oración: limpiémonos con la Sangre de Jesús
Padre, limpiamos nuestras manos con la Sangre de Jesús.
Aplicamos la Sangre de Jesús a nuestros ojos, Señor, para que podamos ver con claridad la realidad del Espíritu.
Aplicamos la Sangre de Jesús a nuestros oídos para limpiarlos de todo engaño, debilidad, basura, chisme o calumnia que se derramó dentro de ellos para que podamos oír con claridad lo que nos hablas.
Aplicamos la Sangre de Jesús a nuestros labios y a nuestra lengua para que podamos limpiarnos de aquellas cosas que hablamos que absolutamente no provienen de tí.
Padre, aplicamos la Sangre de Jesús a nuestros corazones y a nuestras mentes.
El corazón es el centro productivo del alma que produce todas las emociones y pensamientos.
Padre, te pedimos que pongas la Sangre de Cristo en nuestros corazones, nuestros pensamientos y nuestras emociones para limpiar nuestras mentes de las obras muertas para que podamos server al Dios viviente.
Padre, aplicamos la Sangre de Jesús a nuestros pies.
Límpianos de la corrupción de este mundo y del polvo del mundo.
Padre, límpianos de aquellos lugares por donde hemos caminado y por donde no nos ordenaste andar.
Señor, recibimos las palabras de la Biblia que dicen: “Los pasos del hombre justo son ordenados por el Señor”.
Daremos pasos en santidad, caminando en esa autopista de santidad.
Te alabamos Señor y te pedimos que nos limpies desde la cabeza hasta la planta de nuestros pies.
Gracias Señor
James W. Goll
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