jueves, 13 de febrero de 2014

El año de la montaña rusa

Por Rick Joyner

clip_image001Visión de la montaña rusa

Cuando oré por este nuevo año, el Señor me mostró una montaña rusa. Esto significa que tendremos subidas y bajadas a lo largo de este año. Pude darme cuenta que predecir esto es difícil para un profeta, pero me alienta que el viaje terminaba en el punto más alto. ¡Este año iremos hacia arriba! Por esta razón, no debemos desalentarnos por los declives. Subámonos con la seguridad que nos elevaremos muy pronto.

Nuestro amigo profético Bob Jones nos dijo hace varios meses atrás que íbamos a atravesar un invierno muy duro. Creo que este invierno califica dentro de esa definición. Mientras escribo esto, en Carolina del Sur tenemos -8 grados. No recuerdo que hiciera tanto frío en ese lugar. Sin embargo, ¡lo grandioso es que la primavera viene con toda certeza! El punto es que debemos afirmarnos durante las pendientes o los tiempos difíciles. Deben ocurrir, ¡pero también deberán pasar! Como dijo Winston Churchill: “Cuando te encuentras atravesando el infierno, sigue avanzando”. Entonces, sigamos avanzando.

clip_image002La montaña rusa que vi era muy raquítica. No parecía que pudiera resistir un giro más o las subidas y las bajadas. Aunque se mantenía unida. Amo las montañas rusas, pero esta no era el tipo de montaña rusa en la que me subiría voluntariamente. Sin embarego, no tenemos opción porque ya estamos sobre ella. Aún el más fuerte de los sistemas de este mundo es muy inseguro y la mayoría sólo puede seguir adelante porque Dios los mantiene unidos. Está haciendo esto por nosotros, entonces no debemos dejar de orar por ellos.

Un tren reluciente

En la visión había una plataforma al final del recorrido de esta montaña rusa. No se veía más fuerte que la montaña rusa, pero mientras caminábamos hacia ella, se volvía cada vez más fuerte. Por otro lado, había un hermoso tren muy brillante y reluciente al cual nos subimos. Era el tren más hermoso y adornado que jamás hubiera visto.

Sin embargo, cuando lo abordé pude ver que al abandonar la plataforma, entró en un túnel largo y oscuro que no me permitía ver la salida. Aún así, el túnel iba subiendo y este era un poderoso tren que trepaba las montañas. Estábamos ascendiendo. Por momento parecía muy oscuro y nos daba algo de miedo, pero seguíamos ascendiendo. Ese fue el final de la visión.

clip_image004Con frecuencia en los sueños y visiones, los trenes hablan de entrenamiento. Podemos estar en una montaña rusa raquítica, pero es el vehículo que nos llevará donde debemos ir para ser entrenados. Esto me habla de Efesios 4, el equipamiento de los santos para la obra del ministerio. Aunque nos lleve un tiempo ver el lugar por donde vamos (el túnel largo y oscuro) seguiremos ascendiendo. Este es el vehículo que nos llevará hacia donde debemos ir.

La ciudad que Dios está edificando

La naturaleza de la fe nos lleva a caminar hacia donde no somos capaces de ver, pero estamos seguros que sabemos lo que buscamos. Abraham comenzó a caminar por fe y aunque no sabía hacia dónde iba, tenía la seguridad de lo que estaba buscando: la ciudad edificada por Dios, no por los hombres.

clip_image005Las ciudades que edificaron los hombres son impresionantes, pero cuando vemos lo que Dios está edificando, nunca volveremos a sentirnos impresionados por cualquier cosa que edifiquen los hombres. Se necesita revelación para ver lo que Dios está edificando. Juan vio Babilonia hasta que fue llevado hacia una montaña elevada. Luego vio la Nueva Jerusalén, la ciudad que vio Abraham. Aunque aún se estaba edificando. Ser parte de ella es el llamado más elevado que podemos tener. ¿Puede verla?

Como vemos en el libro de Apocalipsis, la Nueva Jerusalén es la Novia, la esposa del Cordero. Como Don Potter remarcó recientemente, es asombroso ver cómo una novia se puede ver temblando minutos antes de la ceremonia. Sin embargo, en esos pocos minutos finales, emerge con tanta belleza y perfección que sabemos que estamos ante un verdadero milagro. Esta podría ser la manera como se manifestará la Esposa del Cordero. Podemos vernos como un desastre hasta el final y luego, milagrosamente, surgir sin manchas ni arrugas.

Nunca abandonemos.

Rick Joyner

(www.elijahlist.com)

No hay comentarios: