Por Jennifer LeClaire
Durante muchos años oí profecías que proclamaban que “todo lo que pueda ser sacudido, será sacudido”. Es más, estoy segura que profeticé sobre esta línea en los años pasados. Estas profecías están alineadas con Hebreos 12:27, que promete la “transformación de las cosas movibles, es decir, las creadas, para que permanezca lo inconmovible”.
Es seguro que el sacudón ya está ocurriendo. Hubo más terremotos, erupciones volcánicas, hambrunas, guerras y catástrofes en los últimos 13 años que en todo el siglo pasado. Al mismo tiempo estamos viendo colapsos económicos, grandes disturbios en Medio Oriente, la redefinición del matrimonio en las naciones y la disminución de la asistencia a las congregaciones. Con toda claridad, los sacudones se están intensificando, como muchos lo profetizaron.
Una promesa poderosa de Dios
Pero hay buenas noticias. El Señor me habló estas palabras: “Los justos nunca serán sacudidos”. Esto está alineado con la promesa poderosa en el Salmo 112: “¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos. Sus hijos dominarán el país; la descendencia de los justos será bendecida. En su casa habrá abundantes riquezas, y para siempre permanecerá su justicia. Para los justos la luz brilla en las tinieblas”.
“¡Dios es clemente, compasivo y justo! Bien le va al que presta con generosidad, y maneja sus negocios con justicia. El justo será siempre recordado; ciertamente nunca fracasará. No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. Su corazón estará seguro, no tendrá temor, y al final verá derrotados a sus adversarios. Reparte sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será gloriosamente exaltado. El malvado verá esto, y se irritará; rechinando los dientes se irá desvaneciendo. ¡La ambición de los impíos será destruida!”.
Somos la justicia de Dios
Esta promesa es para nosotros: “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21).
Esta es nuestra posición legal, aunque nuestra condición de vida puede no reflejar nuestra posición legal. En otras palabras, podemos no temer al Señor o deleitarnos en sus mandamientos como deberíamos hacerlo. Quizá necesitemos elevar nuestra confianza en el Señor para pelear contra los pensamientos de temor que vienen contra nuestra mente. Quizá no les estemos dando a los pobres lo suficiente. Necesitamos cooperar con la gracia de Dios para que nuestra condición de vida camine según nuestra posición legal.
Les ruego por las misericordias del Señor que se eleven este año. Sí, somos la justicia de Dios en Cristo Jesús, pero seguimos viviendo en estas tiendas de carne. Dios quiere cambiarnos de gloria en gloria para que reflejemos la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18). Debemos perseverar porque “… en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin…” (Romanos 1:17). Mientras caminamos por las verdades del Evangelio, recibiremos revelación de la justicia de Dios en nosotros y esto encenderá nuestra fe para caminar en su Palabra.
Votos para la justicia consistente
En los días y años por venir, anhelaremos pararnos en las promesas para los justos. La Biblia menciona a los justos unas 75 veces. A los justos Dios les promete:
• Sabiduría (Prov.2:6)
• Protección (Prov.2:7)
• Su secreto (Prov.3:32)
• Liberación de la muerte (Prov.10:2)
• Preservación del hambre (Prov.10:3)
• Deseos garantizados (Prov.10:24)
• Alegría (Prov.10:28)
• Solidez (Prov.10:30)
• Dirección (Prov.11:5)
• Liberación para la familia (Prov.11:21)
• Florecimiento (Prov.11:28)
• Recompensa en la tierra (Prov.11:31)
• Pensamientos correctos (Prov.12:5)
• Excelencia (Prov.12:26)
• Vida (Prov.12:28)
• Favor (Prov.14:9)
• Esperanza en la muerte (Prov.14:34)
• Tesoros (Prov.15:6)
• Oraciones respondidas (Prov.15:29)
• Seguridad (Prov.18:10)
• Honor (Prov.21:21)
• Osadía (Prov.28:1)
• Regocijo (Prov.29:6)
Sí, se está produciendo un sacudimiento. Sin embargo, el Señor quiere que sepamos esto: “Los justos nunca seremos sacudidos”. Aquellas cosas en las que ponemos nuestra confianza fuera de Dios (dinero, gente, posición o lo que sea), serán sacudidas. Sin embargo, Dios no puede ser sacudido y nosotros tampoco lo seremos si descansamos completamente en Él.
Debemos preguntarle al Espíritu Santo si nuestra condición de vida carece de su justicia en alguna manera y luego trabajar con su gracia para buscar la justicia. Jesús lo estableció con las siguientes palabras: “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). Amén.
Jennifer LeClaire
(www.elijahlist.com)
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