Por Chuck D. Pierce
Una brecha del enemigo
Este es el tiempo para remover la cubierta que satanás usó para esconder nuestras bendiciones.
Ezequiel 28:14 dice: “Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego”. Cuando cayó, lanzó una cubierta sobre todos los recursos y las bendiciones que se encuentran en la tierra.
Dios está diciendo: “La cubierta que se encontraba sobre ciertas cosas, sean en la tierra, recursos o favor que el enemigo trató de ocultar, se está removiendo y se está abriendo. Cuando las huestes de ángeles entren en acción, inmediatamente realinearán a mi pueblo y los harán entrar en una nueva formación”.
Comience notando el movimiento a su alrededor. Una vez que Dios comienza a establecernos en un nuevo orden, seremos capaces de ver el lugar donde está la brecha del enemigo que debemos abrir o derribar. Por tanto, no necesitamos ir a guerrear permanentemente contra todo y vagar con la revelación. En lugar de ello, estaremos viendo las brechas por las cuales necesitamos clamar: “Señor, ¿qué es eso y cómo me paro en ello?”. Una vez que vemos las brechas, es cuando llegan las nuevas asignaciones de Dios.
El Señor dice: “Si te paras en esto y te quedas allí hasta que se repare la brecha, luego la abriré y removeré lo que el enemigo estuvo haciendo para detener tu progreso. Mi pueblo entrará en una nueva pelea de fe. Deben ser ordenados, se deben mover y comprender dónde está ausente la gloria y dónde se formaron las brechas. Pero la batalla de la fe por el próximo tiempo ya comenzó y tengo un pueblo que tiene dones. Tengo un pueblo que anhela someterse. Tengo un pueblo que ya tiene provisión y está listo para soltarse. ¡Tengo un pueblo que no puede y no quiere ser detenido!”.
“El León de la Tribu de Judá ahora está creando una formación que tiene un sonido que hará que el enemigo entre en confusión. La primera brecha fue en el Edén y debido a que ustedes estuvieron anhelando pararse en la frialdad que esa brecha provocó en el último tiempo, ahora estoy produciendo bendiciones en medio de ustedes. Ahora la siguiente brecha está ligada con la provisión que necesita ser desbloqueada. Por tanto, todos los espíritus que nos roban la bendición de Dios serán quebrantados. La próxima brecha está ligada con la fructificación de la última estación. Podaré todo lo que creó el cáncer y la enfermedad en mi Cuerpo para que brote un nuevo fruto. Ahora fueron comisionados para la próxima batalla por la fe y tienen un ejército que triunfará”.
Decretamos que encontrará su lugar en el mover de Dios. ¡Gracias por ser parte de esta nueva formación!
¡Una nueva puerta abierta! ¡Renovando su escudo de fe!
Cuando leemos sobre el escudo de la fe en Efesios 6, la palabra que lo describe es “thuria”. Aquí presento algunas citas sobre “restaurar nuestro escudo de fe” para ayudarlo en el “año de la puerta”. Las próximas dos semanas, el Señor quiere edificar su escudo para que pueda triunfar. Apocalipsis es un libro que provee una revelación profunda sobre la naturaleza y las tácticas del enemigo. En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan tuvo una visitación sobrenatural durante un tiempo de extrema persecución.
En medio de esta persecución, ¡comenzó a ver que el Señor Dios omnipotente reina! Parece estar de acuerdo con Pablo que aquellos que seguirían al Señor en su vida diaria, entrarían y se “verían envueltos” en un conflicto espiritual continuo. Mientras el Señor visitaba a Juan le entregó un mensaje concerniente a las siete Iglesias clave en esa región. Este mensaje además nos revela el corazón de Dios hacia la Iglesia de hoy. Luego encontramos a Juan compartiendo con nosotros lo siguiente en Apocalipsis 4:1: “Después de esto miré, y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con sonido como de trompeta me dijo: Sube acá, voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto”.
El escudo de fe está muy relacionado con el concepto de una puerta, en griego se denomina “thureos” de thura, un escudo cuadrado que también se puede ver como una puerta. Una puerta es una abertura para entrar o salir de una casa, tienda o habitación. La puerta se usa simbólicamente en la Biblia de muchas maneras. Encontramos el Valle de Acor, un lugar de tribulaciones (Josué 7:26), pero más adelante se promete como la “puerta de esperanza” (Oseas 2:15). Será una razón para que el pueblo de Dios vuelva a confiar en Él otra vez. Nuestro problema se puede convertir en una puerta de entrada hacia un nuevo lugar de victoria.
Jesús se llamó a sí mismo “la puerta” (Juan 10:7, 9). La fe en Él es el único camino para entrar en el Reino de Dios. Él les entregó a los gentiles la “puerta de la fe” (Hechos 14:27), una oportunidad para conocerlo como Señor. Jesús se para a la puerta y llama (Apocalipsis 3:20). Llama a toda la gente hacia sí mismo, pero no entrará sin permiso. Necesitamos darle permiso al Señor para llevarnos hacia puertas de nuevas oportunidades y permitirle venir a darnos el poder para cruzar esas puertas. Abramos la puerta de nuestro corazón para que podamos atravesar nuestra puerta de nuevas oportunidades.
¡Pablo buscaba constantemente nuevas puertas de servicio! Estas eran puertas abiertas para que pudiera atravesar y así ministrar en el Nombre de Jesús. 1 Corintios 16:9 dice: “… porque se me ha presentado una gran oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de que hay muchos en mi contra”. Existen muchas puertas de oportunidades por delante para cada uno de nosotros. Sin embargo, los adversarios detrás de esas puertas nos alcanzarán a menos que nuestra puerta de fe se encuentre en su lugar.
Levantemos nuestro escudo o puerta de fe. No necesitamos temer para atravesar la abertura y entrar en los nuevos lugares hacia los cuales nos está guiando el Señor. Aun cuando muchos adversarios se encuentren en nuestro camino en los días por venir, nuestro escudo de fe apagará todos los dardos que nos lancen. Jeremías 46:3 nos alienta: “¡Preparen el escudo y el broquel, y avancen al combate!”. Avancemos con confianza, con nuestro escudo en alto y nuestra victoria estará asegurada.
Escudos romanos que protegen
Cuando Pablo pudo ver la clase de ataque que satanás desató sobre el pueblo de Dios, percibió que la guerra espiritual de los cristianos es análoga a la guerra física del ejército romano. En la guerra antigua era común que los ejércitos usaran una lluvia de flechas para aterrorizar a sus enemigos. Si fuéramos soldados y nos cayeran encima miles de flechas encendidas, solo pensaríamos: “¡Tengo que salir de aquí!”. A veces así es como nos sentimos cuando satanás nos ataca. El ejército romano tiene una pieza de armadura que provee una defensa sólida contra esta clase de ataques. En muchos casos era un arma secreta que le daba la victoria al ejército. Esta pieza de armadura era el escudo de batalla.
Este escudo no era como los discos metálicos redondos que a menudo vemos en las películas. El escudo de batalla romano era un rectángulo largo de metal que cubría toda la longitud del cuerpo humano. Los soldados romanos se alineaban hombro con hombro, sosteniendo sus escudos delante de ellos y se movían por el campo de batalla como si fueran un tanque acorazado. Cuando el apóstol Pablo pensó en las luchas contra satanás, se dio cuenta que Dios nos entregó un escudo como ese. Es un escudo de fe.
Cuando Pablo describió nuestro escudo, usó la misma palabra para el escudo de batalla romano. La palabra es “thureos” y significa escudo con forma de puerta (la palabra griega para puerta es thura). El thureos era un escudo largo rectangular de dos metros de altura y uno de ancho. También se lo llamaba escudo castillo. En otras palabras, era una fortaleza móvil. Encontré algo bien interesante en la construcción de este escudo. El thureos era muy largo; por tanto, debía ser hecho de madera o metal sólido y sería difícil de transportar. Para construir un thureos, los romanos comenzaban con un molde en madera. Sobre ese molde sujetaban siete capas de cuero duro de carnero o toro. Esto hacía que el escudo tuviera cuatro o cinco pulgadas de grosor y luego las clavaban para asegurarlas en su lugar. Cuando los soldados estaban listos para entrar en batalla, sumergían el escudo en un río cercano para saturarlo con agua. Entonces nos solo detendría las flechas, además apagaría el fuego.
Nuestro escudo se llama Jesús
Mientras estudiaba el escudo romano, Dios comenzó a entregarme esta revelación. Sólo piense acerca de cómo estaba construido este escudo. La piel del toro o del carnero estaba estirada sobre un molde de madera. En el Antiguo Testamento, el animal que se ofrendaba por los pecados era un toro o un carnero. La piel del toro o del carnero es un símbolo del sacrificio por el pecado. Una sola capa de cuero no era suficiente para que el escudo romano fuera efectivo. El fabricante de escudos construía siete capas de piel del animal para proveer la protección necesaria. Siete es el número de la perfección. Esto nos da una imagen del sacrificio perfecto que fue estirado y clavado en un molde de madera. Su propósito era llevar sobre sí mismo todas las flechas destinadas para los soldados.
Veamos lo que representa el escudo. Dios proveyó un sacrificio perfecto por el pecado a través de su Hijo Jesús. Este sacrificio perfecto fue estirado y clavado en una cruz de madera. Su propósito era recibir sobre sí mismo todas las aflicciones destinadas a nosotros. ¡Dios quiere que sepamos que nos entregó un escudo y su nombre es Jesús! Él vino para ser nuestro escudo. Vino para llevar sobre sí mismo cada flecha que satanás destinó para nosotros.
Enfoque de oración de 14 días
Día 1: Suelte toda la culpa del pasado. Jesús tomó toda nuestra culpa. Dios hizo que toda la culpa cayera sobre su Hijo (Isaías 53:6). Jesús tomó nuestra culpa para que podamos tener su justificación.
Día 2: Ordénele al espíritu de enfermedad que abandone su línea generacional. Jesús tomó nuestras enfermedades. Cargó nuestras enfermedades y debilidades sobre sí mismo para que pudiéramos ser sanos (Isaías 53:4-5).
Día 3: ¡Quiebre los lazos con la pobreza! Él tomó nuestra pobreza. 2 Corintios 8:9 dice: “Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos”. Jesús tomó nuestra pobreza para que podamos tener su abundancia.
Día 4: Declare que se va cada maldición en su línea generacional, junto con cada espíritu familiar. Jesús tomó nuestra maldición. Se hizo maldición por nosotros, para que la bendición de Abraham pudiera venir sobre los gentiles por la fe (Gálatas 3:13-14). Jesús tomó la maldición para que podamos tener la bendición.
Día 5: Lea Génesis 3. Note que el enemigo tiene una voz para traer engaño a nuestra vida. Pídale a Dios que le muestre cualquier engaño o mentira que el enemigo haya traído a su vida.
Día 6: Lea Juan 8, especialmente el verso 44. Note que el diablo es el padre de las mentiras y solo puede trabajar con los recursos que le entregamos. Corte los lazos con todo lo que lo mantiene cautivo a su naturaleza almática.
Día 7: Lea 1 Juan 2-3. Pídale al Señor que lo llene con su amor para quebrar cualquier estrategia de pecado en su vida y así destruir las obras del diablo.
Día 8: Lea Lucas 4. Note cómo Jesús resistió la voz del enemigo. Pídale al Señor que lo llene con el Espíritu Santo en medio de su desierto para poder resistir y recibir nuevo poder.
Día 9: Lea 1 Samuel 30. Confíe en el Señor para que lo conecte con los que pueden perseguir y vencer a su enemigo. Quiebre el desaliento, desarrollando una estrategia de perseguir y recuperarlo todo.
Día 10: Lea Esdras 8. Deténgase y permita que el Señor le muestre el enemigo que está en el camino delante de usted.
Día 11: Lea Nehemías 2. Permita que Dios desarrolle el plan para reedificar lo que está derribado en su vida.
Día 12: Lea Mateo 12. Agradézcale al Señor por la Cruz. Declare que la pasión de la Cruz se levanta en usted.
Día 13: Lea Ezequiel 28. Permita que Dios le revele las cualidades sobrenaturales que posee el enemigo.
Día 14: Lea Isaías 14. Continúe permitiendo que la revelación venga sobre su vida en las características ocultas de lucifer.
Bendiciones,
Chuck D. Pierce
(www.elijahlist.com)