Por Kathie Walters
“Eleve sus velas y vea si el viento las atrapará”
¿Alguna vez pensó en algo que quería hacer, pero no sabía cómo resultaría o si tendría éxito? Entonces, dejó caer la idea “hasta después”. ¿Qué ocurrió con el libro que iba a escribir, pero nunca comenzó? ¿Qué acerca de las clases de arte que quería tomar? ¿Qué acerca del lugar donde se prometió a sí mismo que iría? ¿Qué de la persona o ministerio que realmente quería desarrollar?
Como usted sabe, sólo tenemos una vida en esta tierra. Quizá pueda tener algunas aventuras. Siempre les digo a los ancianos, los abuelos y las abuelas, que esta es la mejor oportunidad que alguna vez tuvieron para involucrarse en una aventura.
¿Cómo saber si eso va a funcionar? Bien, a veces no lo sabemos, simplemente debemos dejar que las cosas ocurran, como dicen en Nueva Zelanda. El esposo de Janice siempre le dice: “Eleva tus velas y mira si el viento las atrapará”.
Debe tomar las oportunidades, las puertas se pueden abrir o cerrar, y las ventanas de oportunidades se pueden abrir o cerrar. Si su antena espiritual no está desplegada, se puede perder esas puertas por estar demasiado ocupado. ¿Sabía que puede estar tan ocupado trabajando para Jesús que corre el riesgo de perder una oportunidad de Dios? Jesús no le pide que trabaje para Él, quiere que se rinda a sus pies para que pueda trabajar a través de su vida. Así es mucho más fácil. Algunas oportunidades significan que está en el bote. Sin embargo, necesita empujarlo fuera de la costa. Debe abandonar el territorio familiar, su zona de comodidad, y despegar, aunque no conozca todos los detalles en el mapa.
¿Dónde está su zona de comodidad?
A veces tendrá que salir del bote si esa es su zona de comodidad. ¿Recuerda a Pedro? Él salió de la zona de comodidad. Un bote… ese es su territorio, allí se sentía cómodo. Era un pescador, ¿adivine qué? Los pescadores viven prácticamente en los botes. Era un lugar muy familiar para él. Es probable que pudiera manejarlo con seguridad en todos los tipos de clima. Sin embargo, repentinamente Pedro vio a Jesús caminando sobre las aguas. ¿Sabía que, así como usted, Pedro nunca antes había visto a alguien haciendo eso?
Estoy segura que tenía los ojos como platos. Habrá exclamado: “¿Quéeeee?”. Sin embargo, antes de saberlo, se dio cuenta que esta era una oportunidad y saltó hacia una esfera desconocida en fe. No pudo esperar que Jesús se subiera al bote, porque esa oportunidad en particular podía pasar de largo. Saltó hacia la acción.
Lo siguiente que sabemos es que estaba caminando sobre el agua. ¡Asombroso! Por supuesto, todos sabemos que cuando quitó sus ojos de Jesús, comenzó a hundirse y terminó otra vez en el bote. Sin embargo, por lo menos supo que esa era una posibilidad en el futuro. Usted sabe, a veces no tiene seis meses para debatir sobre cómo responder ante una puerta abierta. Tiene una idea de algo. Sin embargo, esto no es suficiente, debe salir de la costa y elevar sus velas. Debe permitir que el viento atrape sus velas.
Este no es el tiempo para quedarse en su zona de comodidad
¿Sabía que en Irlanda durante los Siglos cinco y seis había muchos predicadores en los monasterios? Durante el avivamiento Celta, los monasterios tenían cerca de 4000 hombres y mujeres jóvenes. Eran como nuestros colegios bíblicos. Sanaban a los enfermos, predicaban el Evangelio y levantaban a los muertos. Algunos de ellos, llamados los Peregrinos, tomaban un bote costas afuera de Irlanda. El barco no tenía motor, ni remos ni timón. Izaban las velas y confiaban que Dios enviaría los vientos para llevarlos hacia donde se suponía que debían ir. “Brendan el Navegador” hizo muchos milagros en ese viaje de aventuras. Navegaron hasta América, “la tierra de la promesa”, como la llamaron.
¿Qué hay de usted? Puede quedarse en su zona de comodidad, en su bote familiar, o izar las velas y permitir que los vientos lo lleven hacia el propósito de Dios. Es demasiado fácil quedarse en el mismo lugar, ¿verdad? Este no es ese tiempo. Todos hemos escuchado y visto las profecías acerca del mover de Dios y sobre los cambios.
Era muy probable que Pedro fuera un pescador muy exitoso. Estaba cómodo allí, porque era lo que conocía. Sin embargo, cuando conoció a Jesús, realmente Él volteó su bote. Allí estaba en su zona de comodidad y repentinamente conoció a un Hombre como ningún otro de los que había conocido. Un día Jesús dijo: “Oye Pedro, deja todo lo que tiene que ver con la pesca y sal de tu bote. Tengo otros peces para que frías”. (Esta es sólo mi interpretación, pero es buena y escritural).
Pedro tuvo que tomar una decisión, ¿cierto? Jesús no dijo: “Te doy seis meses para que lo pienses y si sientes que esto es así, entonces puedes venir conmigo”. Sólo le dijo a Pedro: “Sígueme”. Es probable que luego siguiera caminando.
¿Está listo para izar sus velas? ¿Empujará su barca lejos de la costa? Si quiere que las cosas cambien, debe hacer algo diferente. No creo que sea la voluntad de Dios que usted se encuentre en un trabajo que odia o en un ministerio o congregación en la que le cuesta demasiado permanecer. En realidad, esto es inmoral porque nunca podrá entregar lo mejor de usted. El Señor establece sus deseos en su corazón. Entonces, cuando lo servimos nos deleitamos, porque Él está en nuestro corazón.
¿Qué hay en realidad en su corazón? Mantenga su antena al viento. Eleve sus velas, permita que venga el viento y lo lleve hacia donde el Señor lo quiere llevar.
Kathie Walters
(www.elijahlist.com)
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