Por Gary Beaton
En medio de los eventos que pronto vendrán para sacudir a EEUU y las naciones en muchos frentes, vendrá un Tsunami de provisión y poder financiero para acelerar el avance del Cuerpo de Cristo en la obra del Reino, en un nivel que nunca antes habíamos experimentado.
Vendrá pronto. El rey David dividió los despojos con aquellos que esperaron en la retaguardia, mientras él iba hacia Siclag a recuperar a su familia… así será con aquellos que repentinamente serán inundaron con fortunas. Visiones, destinos e instrucciones del Cielo se lanzarán al mismo tiempo en una medida sin paralelo sobre las vidas de los creyentes que estuvieron esperando la manifestación de sus promesas tan anheladas.
Cuando se nos confíen, será importante caminar por el paradigma económico del Reino, conscientes que todo lo que tenemos es del Señor. Solamente nos confió esos recursos para usarlos con manos y un corazón abiertos. La bendición es posicionar a su pueblo sobre los siete montes de influencia y finalmente para la cosecha de los tiempos. Prepárese y manténgase expectante porque la provisión sigue a la visión.
El Tsunami financiero y la cosecha
Durante una visitación angelical, Bob Jones recibió un cheque en blanco de un Ángel financiero. El número del cheque era 341 y estaba firmado con la sangre de Jesús. El Ángel le dijo a Bob que dondequiera que viera el número 341, se soltaría sobre todos aquellos que tuvieran la fe para recibirlo. Bob compartió conmigo que esa visitación era para todo el Cuerpo de Cristo. Recordé Isaías 7:11: “Pide que el Señor tu Dios te dé una señal, ya sea en lo más profundo de la tierra o en lo más alto del cielo”.
Pídale al Señor una dirección específica para que lo guíe con cuidado mientras llegan los recursos. Úsela para bendecir a otros menos afortunados, como Jesús nos enseñó. El Tsunami financiero que viene es para bendecirnos, pero también para ayudar a despegar a aquellos que tienen un mandato de Reino. No lo malgaste, porque viene desde las tesorerías del Cielo y con la multiforme sabiduría de Dios para los tiempos en los que nos encontramos. El Señor también quiere liberarnos por completo de las deudas. Será como los israelitas que despojaron a Egipto, mientras aceleraban la liberación de su cautiverio.
Es especialmente importante que tengamos establecido un plan definitivo para bendecir a aquellos que tienen una visión eterna, ideas inventivas y entendimiento del Cielo. Cuando se desate la plenitud de la provisión, cambiará la tierra en muchos frentes en los tiempos críticos que dejamos atrás. Nuestro mayor mandato será sostener financieramente a los que están llamados a reunir la cosecha de cada nación. Tener una visión de la cosecha es ver las cosas como las ve el Padre desde su trono. Todo el Cielo se regocija cuando alguien llega a los pies de Cristo y es contado entre los miles de millones de almas, porque Él pagó el precio completo con su propia sangre.
Un tiempo de gran gozo
Jesús soportó la vergüenza de la Cruz por el gozo que vendría después sobre su vida. Somos ese gozo y necesitamos honrar su sacrificio siendo mayordomos fieles. Cuando llegue este tiempo de apertura, los que fueron hallados fieles a través del fuego purificador, entrarán en el mayor tiempo de gozo que hayan conocido. Sea sabio con lo que recibió, como el hombre a quien se le confiaron los talentos, porque existe un registro sobre la manera como vivimos nuestras vidas. El mayor gozo está a punto de tomar al Cuerpo de Cristo en medio de un tiempo de gran dolor y aflicción. ¡Mantenga sus ojos en alto, porque nuestra redención está cerca!
Salmo 126: Canto de promoción
“Cuando el Señor hizo volver a Sion a los cautivos, nos parecía estar soñando. Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: ‘El Señor ha hecho grandes cosas por ellos’. El Señor hizo grandes cosas por nosotros y Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. Ahora, Señor, haz volver a nuestros cautivos como haces volver los arroyos del desierto. El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha. El que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas” (Salmo 126:3-6).
Gary Beaton
(www.elijahlist.com)
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