miércoles, 16 de julio de 2014

¡Un tiempo para escoger con cuidado nuestras batallas!

 

Por Chuck D. Pierce

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Amados santos guerreros:

En Corinth, TX, tuvimos tres astas de bandera en el frente del Centro. En el Centro había más de 200 personas reunidas a las 5:15 am cada mañana para orar por el siguiente mover de Dios. Comenzó un movimiento. Fuimos movidos a clamar por la “bandera del Cielo” para el Centro de Milagros donde estábamos orando. Como Israel está en crisis durante este tiempo, levantamos la bandera de Israel. Las últimas dos semanas tuve este pensamiento en medio de un tiempo de cambio de guerra: “Debe establecer los estándares apropiados que representan la guerra que está enfrentando”.  

 

Isaías 59:16-21 dice: Lo ha visto, y le ha asombrado ver que no hay nadie que intervenga. Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos; su propia justicia los sostendrá. Se pondrá la justicia como coraza, y se cubrirá la cabeza con el casco de la salvación; se vestirá con ropas de venganza, y se envolverá en el manto de sus celos. Les pagará según sus obras; a las costas lejanas les dará su merecido: furor para sus adversarios, y retribución para sus enemigos”.

 

“Desde el occidente temerán el nombre del Señor, y desde el oriente respetarán su gloria. Porque vendrá como un torrente caudaloso, impulsado por el soplo del Señor. El Redentor vendrá a Sión; ¡vendrá a todos los de Jacob que se arrepientan de su rebeldía! afirma el Señor. En cuanto a mí, dice el Señor, éste es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tus labios, no se apartarán más de ti, ni de tus hijos ni de sus descendientes, desde ahora y para siempre, dice el Señor.

 

Se está levantando una guerra en la tierra, porque este es un Reino de guerra

No puedo decir que escribir sea mi pasatiempo favorito. Sin embargo, puedo ver cuando el Señor quiere que me comunique con aquellos que están conectados y buscando avanzar en este ministerio. Escribí muchos libros a lo largo de los años. De hecho, más del 75% de los libros que escribí se relacionaron con entender la adoración corporativa y territorial, así como entender las guerras generacionales en el Reino de Dios.

El desarrollo del plan de batalla de Dios ha sido un manual de guerra profética para predecir las guerras del pueblo de Dios en el Reino. De hecho, ahora estoy trabajando en tres libros: “La Iglesia apostólica que se está levantando: El llamado para que se reúna la reserva triunfante”, “El llamado de los atalayas a ver y decretar” y “Un tiempo para guerrear: El próximo tiempo de confrontación por el pacto”. Este tercer libro nos ayudará a entender los conflictos que atravesaremos hasta el 2026. Pensando acerca de este libro y conforme al escenario que está sucediendo en Israel, me impulsó a escribirles.

 

Me estuvieron preguntando: ¿Por qué?

“¿Por qué escribe sobre la guerra en la cual el Cuerpo está a punto de entrar? ¿Por qué la guerra debe ser parte de nuestro proceso de pensamiento?”. Algunos aún me dijeron: “Mejor no saber sobre la guerra que está por venir. Quiero vivir en paz mientras me encuentre en la tierra”. Mi respuesta es usualmente la misma: “También quiero vivir en paz, pero en realidad existe el conflicto. Este conflicto se está acelerando y el Señor dice que debemos ser más astuto que nuestro enemigo. También dice que el Señor no hace nada sin advertirles primero a sus profetas. Por tanto, el desconocimiento no anula la realidad. La realidad está ligada a la verdadera adoración en espíritu y verdad. Prefiero vivir en la realidad de la presencia del Señor en lugar de vivir una negación”.

 

Por tanto, entender la realidad de la guerra que nos rodea es importante para determinar nuestro triunfo o experimentar nuestra derrota.   

 

clip_image004¡Ahora entramos en una nueva realidad de guerra!

Los cielos, así como la tierra, ahora están en una nueva dimensión de conflicto. Las naciones se encuentran en conflicto. Las generaciones se encuentran en conflicto. Israel, la tierra del pacto de Dios, está en conflicto. Nuestros amigos y familia viven allá. Sentimos el choque de esta guerra. No sólo esta guerra es personal, somos devotos a la tierra de Israel, el pueblo de Israel y el Dios de Israel.

 

La guerra puede exaltar las emociones. Por ejemplo, Amber Pierce, con sus dos niños pequeños, debió procesar dos cohetes explotando cerca del apartamento donde vive en Jerusalén la semana pasada. Nuestro hijo Daniel se quedó y estuvo ayudando a proveer para los que se encuentran en el sur de Israel, en el área de Beerseba. Muchas parejas que viven en esa tierra están procesando esta guerra.

 

Norma Sarvis lo dijo de esta manera: “Los límites de la guerra están cambiando. Tengo un amigo que siempre cuida las fronteras lejos de Jerusalén. Pero ahora la frontera de la guerra está cerca debido al uso de los cohetes que también están atacando Jerusalén”. Creo que todos los límites y las fronteras están cambiando en esta guerra. Los tiempos de guerra producen temor. La guerra obliga a nuestra voluntad a tomar decisiones. La guerra en Israel es sobre un nuevo Estado que trata de formarse y desarrollar su identidad para el futuro.

 

El 29 de Noviembre del 2012, la Asamblea acordó darle a Palestina el status de “Estado observador no miembro” en las Naciones Unidas. Desde ese tiempo, este Estado fue abierto y completamente opositor a la nación hebrea existente. El Estado tiene en mente un nuevo tipo de gobierno en la tierra que usará muchas formas creativas de armas para derrotar los límites ordenados por Dios. Francamente, esto significa que este Estado se retrata abiertamente como un enemigo del Dios que hizo pacto con Israel. Si se apoya la guerra a favor de este Estado en su formación y desarrollo, en realidad se estará guerreando contra el plan del pacto de Dios en la tierra. Esta guerra no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades.

 

Si usted es un creyente del pacto sometido al Señor Jesucristo y lleno del Espíritu Santo, esta guerra lo estará afectando en su vida diaria de alguna manera. Quizá está percibiendo algunas guerras en su vida personal o en su entorno. ¿Por qué tenemos que pelear si la obra de la cruz derrotó a todos los principados y potestades?

 

clip_image006¡Un Reino de fuerza para ser tomado por la fuerza!

Cuando nuestro Señor venció la muerte, el infierno y la tumba, quebró el dominio de satanás en la tierra. ¡Ascendió, nos entregó dones y luego nos llamó a arrebatar esta victoria! Ahora debemos tomarlo por la fuerza. Esto significa impulsado a la obediencia, obtener por la fuerza o por compulsión, imponer un curso de acción sobre una persona o una entidad, en este caso satanás (nuestro adversario). Jesús dijo: Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él (Mateo 11:12).

 

Desde los días de Juan hasta ahora…

Juan comenzó abriendo una nueva dimensión en la tierra del conflicto que manifestaría al Mesías. Jesús y sus discípulos tuvieron que tomar lo que Juan cumplió y usaron una nueva dimensión de poder para llevar el movimiento hacia un nuevo nivel. Jesús aunque estaba conectado con el bautismo de Juan, luego recibió un nuevo bautismo en el desierto. Los discípulos de Jesús luego bautizarían a sus seguidores en este nuevo bautismo.

 

En Mateo 11, este pasaje de la fuerza tiene un doble significado. La pregunta en este pasaje es: “¿Quién ganará esta batalla de fuerza acerca del Reino de Dios?”. El Señor explica que una forma de religión trataría de producir una fuerza para detener la próxima manifestación del Reino de los cielos en la tierra. Recíprocamente, los que representan el nuevo movimiento deberían usar el poder para impulsar el Reino contra el gobierno civil y religioso. La guerra del Reino debería ser: negación vs realidad, tropiezo vs firmeza, ley vs gracia, enseñanza vs revelación, religión light vs poder del Reino. ¡No existe lugar para la religión light en la guerra!

 

¡Debemos elegir entre la religión light y el poder del Reino!

¿Qué quiero decir con religión light? Son las personas que abrazaron una forma de religión moral que influencia sus vidas. Este tipo de personas aman la porción que recibieron que las ayuda a mantener con vida sus consciencias. Aprendieron leyes y principios. Operan por las leyes que conocen. Sin embargo, están abiertos a los nuevos mensajes y a las manifestaciones limitadas más allá de sus últimas experiencias. Abrazarán esto solo si impulsan su avance personal. Sin embargo, si una manifestación está más allá de su habilidad para comprender, tropiezan en su avance.

 

En el pasaje de Mateo 11:6, Jesús dice: Dichoso el que no tropieza por causa mía. (En otras palabras, ¿hay algo que le está impidiendo percibir o continuar impulsando el Reino de Dios a nivel personal?). Si cualquier problema amenaza su pensamiento actual, su consciencia religiosa o su forma de adoración confortable, entonces se retraen o tratarán de reforzar los límites presentes, en lugar de ensanchar su territorio para recibir la nueva manifestación de la presencia que Dios está desatando. Tropiezan, en lugar de abrazar y acompañar el cambio en su atmósfera. El Señor nos instruyó a no retraernos en tiempos de guerra.

 

La “religión light” abraza lo que permitirá la credibilidad del mundo, pero rechaza el nuevo poder que hace destacar a una persona de su entorno familiar, en sus relaciones, en sus familias y ante las normas. Hubo muchos que aceptaron el liderazgo de Juan, su mensaje y el bautismo de arrepentimiento que ofreció. Sin embargo, los mismos (incluyendo algunos de los seguidores de Juan) rechazaron ampliamente el nuevo odre y se establecieron a sí mismos como piedras de tropiezo para el movimiento de Yeshua.

 

Este sería un patrón que se repitió de generación en generación. Cada generación debería usar la fuerza del amor del Reino y el poder que viene de Cristo para impulsar su Reino. Este es el remanente que ahora se está levantando para guerrear y triunfar hoy. Para triunfar debemos recibir una nueva unción y poder.

 

¡La guerra del remanente del pacto!

Este grupo remanente siempre irá por el todo, con una misión y un corazón para ver la predicación de las Buenas Nuevas del Evangelio del Reino con demostraciones de poder. El manual de campo de este grupo será las Escrituras. Este grupo permitiría que el gobierno del Reino se forme dentro de ellos. Este es el movimiento que impulsará y avanzará plenamente su cultura.

 

En cada generación existe un grupo que debe escoger pelear por el pacto de Dios. Jueces 3:1-2 dice: Las siguientes naciones son las que el Señor dejó a salvo para poner a prueba a todos los israelitas que no habían participado en ninguna de las guerras de Canaán. Lo hizo solamente para que los descendientes de los israelitas, que no habían tenido experiencia en el campo de batalla, aprendieran a combatir.  

 

Una guerra de pacto siempre incluye abrazar la raíz del pacto y pelear por el fruto del pacto. En nuestro caso, esa raíz se encuentra en la tierra prometida a Abraham, el hebreo. Una tierra y un pueblo llamado Israel y guiado por Judá, siempre estaría incluido en la guerra por todos los que pertenecen a este pacto. Las mismas bendiciones de la raíz se pueden manifestar en el fruto de nuestra guerra hoy.

 

clip_image008No necesitamos estar en Israel para pelear por el plan del Reino de Dios, ni tenemos que encontrarnos en Israel para recibir las mismas bendiciones de Abraham. Sin embargo, debemos saber que estamos conectados con esta tierra y este pueblo.

 

Las bendiciones de Abraham incluyeron un territorio o límites, multiplicación, herencia generacional, riquezas y provisión, sumado a una esfera de autoridad y gobierno. Nuestras guerras están ligadas a las mismas bendiciones que el Señor le entregó a Abraham.

 

¡El tiempo y las leyes de la guerra!

Hay un tiempo para la guerra (Eclesiastés 3). También existen leyes para la guerra (Deuteronomio 20). Existe un compromiso y una elección para la guerra (Lucas 14). Existe una vestidura para la guerra. Existe una actitud que debemos asumir para la guerra (Efesios 6). Existe una guerra de larga data (Apocalipsis 12). ¡Existe un pueblo triunfante que debe escoger hoy implantar los principios del Reino en la tierra!

 

En Lucas 14:25-33, Jesús les dijo a sus discípulos: Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo: Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?”.

 

“Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir. O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.

 

¡Cómo hacer una elección sabia en nuestra guerra!

Este pasaje nos da una lista de las preguntas que necesitamos responder ahora. Haga un inventario de su llamado a guerrear en este tiempo. Conozca sus fronteras.

 

Hágase las preguntas:

1. ¿Cuál es mi esfera de influencia o mis fronteras? ¿Esta guerra se desarrolla dentro de mis límites?

 

2. ¿Deseo pelear dentro de esos límites? ¿Debo ir a la guerra o quedarme quieto y esperar? El tiempo es clave. ¿Quiero pelear en estos límites? ¿Cuál es mi responsabilidad en la guerra?

 

3. ¿Cómo afecta esta guerra mi herencia o porción? ¿Deseo pelear por mi herencia presente o por una nueva porción?

 

4. ¿Qué responsabilidades podrían desordenar mis decisiones en mi guerra actual? ¿Hijos? ¿Trabajo? ¿Deudas? ¿Padres? ¿Ministerio?

 

5. ¿Estas responsabilidades usurpan la voz de Dios en mi vida?

 

6. ¿Cuáles son las emociones que me gobiernan? ¿Algún alineamiento emocional en mi vida me está impidiendo oír la voz de Dios? ¿Una esposa? ¿Hijos? ¿Amigos? ¿Colaboradores de trabajo? Etc. ¿Estoy gobernado por el temor? ¿Soy decidido o tengo una mentalidad dividida ante cada situación?

 

7. ¿Conozco mi lugar en el Reino? ¿Cómo estoy sirviendo? ¿Tengo comunión con el Cuerpo o camino independientemente?

 

8. ¿Estoy avanzando o tropezando? ¿Qué asuntos me hacen tropezar o me harían tropezar?

 

Para concluir, este es un tiempo de guerra. Estoy seguro que está experimentando alguna clase de conflicto en su vida. Los límites de nuestra guerra están cambiando. ¿Elegirá triunfar en su conflicto? ¿Elegirá al Señor en la batalla que lo rodea?

 

Dios está llamando a un pueblo triunfante. ¡Elijo creer que usted está en este grupo! ¡Que se levante la reserva triunfante!

 

Bendiciones,

 

Chuck D. Pierce

(www.elijahlist.com)

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