martes, 27 de octubre de 2015

“Puedes hacer sonar la alarma, pero…”

 Por Jennifer LeClaire

 

clip_image002Nueve meses atrás, oí en mi espíritu una palabra fuerte y clara del Señor. Este encuentro fue en un evento de oración en un estadio que cambió mi mente acerca de lo sobrenatural, y las señales y maravillas que me siguieron desde entonces. Siempre lo recordaré. Fue el 24 de Enero del 2015, en la convocatoria “La respuesta”, en Baton Rouge. Miles de personas estuvieron clamando a Dios por nuestra nación, cuando oí las palabras que comparto más adelante, con una voz quieta, suave y llena de amor. Estuve esperando nueve meses para entregarlas desde esta plataforma, porque quería recibir un mayor entendimiento sobre lo que estaba diciendo el Señor. Por eso esperaba su tiempo perfecto.

 

Creo que este es el tiempo. Esta es la profecía:

“Mi sangre es suficiente. Mi pacto es seguro. 2 Crónicas 7:14 es verdad. Necesitas operar sin temor y abrazar el poder para limpiar en arrepentimiento todo lo que sea necesario. Quiero limpiar los EEUU, pero eso comienza con la purificación de sus corazones”.

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“La Iglesia en esta hora debe presentar el mensaje del arrepentimiento de la misma manera como lo hicieron los predicadores del movimiento de ‘La voz de la sanidad’, cuando presentaban el mensaje de la sanidad. Luego verás la manifestación de mi presencia y la apertura de los pozos de lo sobrenatural. Muchos de los que están perdidos serán restaurados por mi amor”.

 

“Comienza con el mensaje del arrepentimiento. Este es el mensaje que necesito que grites desde los techos en esta hora. Todo lo que necesita la Iglesia para cumplir su llamado en esta hora, fluye desde un corazón contrito. Puedes hacer sonar la alarma, pero sin arrepentimiento, caerá en oídos sordos. Muchos están entrando en la eternidad cada día sin mi Hijo, porque no oyeron este mensaje. Muchos de ellos están sentados en la Iglesia ahora mismo. Comienza allí con este mensaje y posicionarás a la Iglesia para que se levante en mi poder y para mi gloria”.

 

Cuando le pregunté al Señor cómo presentaban el mensaje de sanidad los predicadores de “la voz de la sanidad”, me entregó tres puntos: Arrepentimiento, apasionadamente y escrituralmente. Los predicadores de “La voz de la sanidad” ministraban el arrepentimiento. Oímos muchos de los mismos mensajes centrales acerca del poder de Dios para sanar y liberar, una y otra vez en esos servicios en las carpas. Estos predicadores eran apasionados. Piense en A.A. Allen saltando o en Jack Coe cantando de una manera exuberante. Por supuesto, estos predicadores también eran escriturales. Sabían que la fe viene por oír y oír por la Palabra (ver Romanos 10:17). Alinearon sus mensajes con la Palabra de Dios.

 

Dos caras para una palabra

Luego de orar mucho, llegué a la conclusión que hay dos caras para esta palabra profética: “Necesitamos arrepentirnos en el sentido que debemos pedir perdón por nuestros pecados y ponernos en la brecha por nuestra nación”. De hecho, necesitamos ver arrepentimiento en la Iglesia, un arrepentimiento amplio. Pero en esta hora no solo se requiere cambiar la manera como pensamos acerca del pecado y apartarnos de él. Es necesario cambiar nuestra manera de pensar acerca de lo sobrenatural.

 

Jesús reprendió a las ciudades de Corazín y Betsaida porque no se arrepintieron, a pesar de ver los milagros poderosos que hizo (ver Mateo 11:20-21). La palabra arrepentimiento es el término griego “metanoeo”. Metanoeo significa “cambiar nuestra mente, arrepentirse, cambiar nuestra mentalidad para mejor, querer enmendarse con todo el corazón por aborrecer los pecados pasados”.

 

El espíritu de religión, sumado a la mentalidad de tibieza, la falta de oración y las tradiciones de los hombres, mató los milagros, las señales y las maravillas en nuestras congregaciones. Pablo vio esta amenaza en sus días, por eso le hizo esta advertencia a su hijo espiritual Timoteo, sobre los que tendrían “apariencia de piedad, pero negarían su poder”. En 2 Timoteo 3:5 dice “apártate de esa gente”.

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Necesitamos apartarnos de los pensamientos que limitan a Dios en nuestra vida. Necesitamos apartarnos de una expresión débil del Evangelio. Necesitamos volvernos hacia la fe en Dios para sanar a los enfermos, echar fuera demonios y sí, incluso resucitar a los muertos. ¡Nuestro Padre es un Dios de milagros! Jesús caminó sobre el agua. Jesús sanó al hombre ciego de nacimiento. Jesús sanó a los sordos y mudos. Jesús alimentó más de una vez a muchos miles de personas con unos pocos panes y peces. Jesús resucitó personas. Jesús sanó a un hombre con la mano seca. Jesús convirtió el agua en vino. Jesús sanó a un paralítico.

 

Volviendo a la Gran comisión

Podría seguir sin parar, pero no fue solo Jesús. Los apóstoles y los discípulos en el libro de Hechos hicieron un milagro tras otro, aun milagros especiales donde los pañuelos que tocaba Pablo sanaban a los enfermos (ver Hechos 19:11-12).

 

Juan 14:12-13 dice: Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

 

¡Lo sobrenatural es parte de la Gran comisión! 

Un mundo perdido y agonizante no quiere comprometerse con una religión tibia. De hecho, es obvio que el mundo encuentra que el cristianismo tibio es desabrido. Cuando Jesús trató el tema de la Gran comisión en Marcos 16:17-18, fue muy claro: Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.

 

Necesitamos arrepentirnos para cambiar nuestra manera de pensar acerca de lo sobrenatural. Necesitamos creerle a Dios para caminar en su poder sobrenatural. La gente está muriendo y yendo al infierno porque el poder del Evangelio no se les demostró. En muchos casos, la religión reemplazó a la relación. Es tiempo para perseverar en lo que Dios quiere hacer en esta hora, creyendo que Él quiere restaurar lo sobrenatural en la Iglesia de una manera convincente. Como dijo Pablo, inspirado por el Espíritu Santo: “Porque el Reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Corintios 4:20).

 

Jennifer LeClaire

(www.elijahlist.com)

 

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