Por Dra. Sandie Freed
En este tiempo del año celebramos el nacimiento de
nuestro Salvador Jesucristo. En medio de las compras, las reuniones navideñas y
las vacaciones, es fácil perder de vista a Quién estamos celebrando en
realidad. Soy culpable por no dejar más cosas de lado para pasar más tiempo con
el Señor, debido a todas las ocupaciones de este tiempo de celebraciones.
Sin embargo, el otro día mientras me
preparaba para la fiesta de navidad de nuestra congregación, busqué al Señor
por algo para ministrarles a las mujeres que asistieron a la reunión. Deseaba
algo fresco, algo nuevo, usted sabe… algo revelador para ministrar. Después de
todo, ¿de cuántas maneras diferentes podemos impactar el mensaje de enseñanza
de navidad? Bien, amado lector, siga
leyendo. ¡Lo que Dios me habló acera del nacimiento de Cristo fue asombroso! Amará
esta revelación.
El
Señor trajo su Mundo con Él
Primero, permítame
explicarle que cuando vino Jesús, trajo su Mundo (Cielo) con Él. Aunque vino como un
hombre y no como Dios, trajo el gobierno del Cielo con Él y vino para
establecer el Reino de los Cielos en la tierra. Veamos el pasaje de Isaías que
la mayoría de la gente no lee sino hasta Navidad. Es un pasaje familiar, pero cuando
se comprende puede desatar misterios ocultos concernientes a todo lo que Jesús
vino a darnos por medio de su nacimiento, muerte y resurrección. Y podemos
caminar en esta revelación particular a lo largo del resto del año.
Probablemente Isaías 9:6-7 es uno de los
pasajes escriturales más familiares leídos durante este tiempo. Incluso Haendel,
el músico, incluyó este pasaje en uno de los grandes coros de su oratorio: El Mesías. Es altamente posible que cada uno de nosotros lo
haya cantado u oído esto durante la Navidad. Tomémonos un momento y leamos lo
que profetizó Isaías sobre el nacimiento de Jesús. Los nombres diferentes por
los cuales Jesús quería ser conocido y cuál fue su misión en la tierra. Luego
estudiaremos individualmente estos hechos importantes:
“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha
concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos
nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se
extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de
David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud
desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso” (Isaías 9:6-7).
Comencemos nuestro estudio. Jesús nació con
el “gobierno” de Dios sobre sus hombros. ¿Qué significa esto? Bien,
una vez más, Jesús trajo el Cielo con Él cuando nació, pero también trajo el
gobierno del Cielo, el “dominio y señorío”
del Cielo sobre la tierra. En consecuencia, vino a la tierra para
establecer su Señorío.
La tierra es del Señor, según el Salmo 24:1. Aunque
el diablo amaría creer que es eterno, ¡en realidad no lo es! Jesús vino para
restablecer el dominio de Dios sobre los poderes de las tinieblas. Sí, Jesús es Señor sobre toda la tierra. Su nacimiento
fue simplemente un anuncio que el Reino de Dios y el Reino del Cielo estaban a
la mano. Sí, trajo su Reino con Él y ahora está disponible para la humanidad.
¡Espere, hay más! La
palabra “gobierno” en Isaías 9:6 es la palabra hebrea misrah y significa “imperio”. Entonces, podemos concluir fácilmente que el “imperio del
Cielo” vino a la tierra cuando
nació Jesús. La palabra “misrahis” está arraigada en otra palabra hebrea que
significa “prevalecer”. ¡Wow! Esta es una confirmación que Jesús trajo
con Él un mandato del Cielo que era prevalecer sobre satanás y todas sus obras
de maldad, para establecer el Cielo en la tierra. El hecho que el gobierno
reposaba sobre sus hombros, lo establece como “Señor”
o “Soberano” sobre el imperio.
Es desafortunado que así como colgamos los
adornos en nuestro árbol de Navidad, solo leemos con atención todo lo que
Isaías profetizo sobre el Mesías una vez al año. ¿Alguna vez nos detuvimos a
pensar sobre todas las aplicaciones del Rey de reyes y cómo vino a darnos el
Cielo en la tierra y nos concedió dominio sobre el maligno? Ahora, yo sé que la
mayoría de los que leen este artículo comprenden que recibimos dominio sobre el
enemigo y que el mandato original en el Edén para la humanidad fue reinar y
dominar la tierra. Sin embargo, ¿alguna vez se detuvo a considerar o pesar todo
lo que Jesús trajo con Él aparte de eso? Bien, una vez más siga leyendo. ¡Hay
más!
Qué significan los
diferentes nombres de Jesús para nosotros
Ahora que establecimos el hecho que Jesús
trajo dominio y estableció el Reino con Él en su nacimiento, profundicemos en
una mayor revelación. ¿Se dio cuenta cómo el Señor quiere ser reconocido? Quiere
ser reconocido como “Admirable Consejero”, “Dios Poderoso”, “Príncipe de
Paz” y “Padre Eterno”.
Cuando Jesús dijo que quería que su nombre
fuera conocido como “Admirable Consejero”, ¿en realidad qué quiso
decir? Cuando comencé a evaluar cómo el Señor quería ser reconocido (y otros
nombres relacionados mientras continuaremos leyendo), me sentí abrumada por el
deseo de cavar y profundizar el estudio. Piense acerca de ello: Si pudiera
escoger un nombre que revelara cómo quisiera ser verdaderamente reconocido,
¿cuál sería? Sí, es un asunto de identidad… pero Jesús estaba
escogiendo una identidad para la eternidad. Involucra nombres que cambiarían y
serían nombres preñados con poder eterno para cumplir las promesas dentro de
ese nombre.
Su “Admirable Consejero”
El nombre “Admirable
Consejero” involucra a Dios mismo como nuestro Consejero. Él nos aconseja de
diferentes maneras: A través de su Palabra, una revelación, una palabra
profética, un sueño o una visión, un amigo, un pastor o un ministro. Cada vez
que se habla o se revela la Palabra, hay una atmósfera del Cielo que se desata
y podemos perseverar en todo lo que el Cielo tiene que ofrecernos en ese
tiempo.
Sí, cuando se predica
la Palabra, se crea una atmósfera para un cambio: Quizá la mente es renovada, quizá la
atmósfera esté preñada para los milagros… pero hay una ocurrencia sobrenatural
por la Presencia que está allí. Cuando
la Presencia está allí, estamos habilitados para tocar el gobierno del Cielo y
traerlo a la tierra. Amado, no importa lo que esté atravesando, Dios es el
Consejero supremo.
Su consejo es “admirable”. Algunas
traducciones de la Biblia separan la palabra “admirable” y “consejero” con comas. La NIV que usé, identifica a Jesús como “Admirable
Consejero”. Amo su nombre
identificado de ambas maneras. Él es un Admirable Consejero y es simplemente
Admirable. De hecho, es admirable y maravilloso porque vino tanto como Dios y
como hombre. Su amor es una “maravilla” de ángeles y santos glorificados,
porque Él vino, murió, resucitó y ascendió al Cielo.
Cuando estudiamos la palabra maravilloso,
encontramos que significa “asombro” y
“milagro”. Cuando Dios nos habla, siempre hay un milagro,
una señal o una maravilla anexada a esa revelación. Su deseo es hablar,
revelarnos su consejo piadoso y proveer el poder milagroso para recibir y
demostrar ese consejo.
Permítame ponerlo en claro. Digamos que
estuvimos en una clase de sanidad y ahora tenemos la revelación que Dios
siempre sanará. En realidad, su consejo piadoso sobre la sanidad se nos reveló. Entonces, tomamos el siguiente paso… y recuerde, siempre
hay un milagro anexado a cualquier consejo que Dios nos imparta. Amados, si
conocemos esto, oraremos con expectativa. Asombrosamente, Jesús quiere ser
conocido como “Admirable Consejero”. Sí, quiere que su nombre
sea conocido como un consejero que respalda su consejo y sabiduría con un
milagro. ¿Cuán asombroso es eso? Mi fe se eleva con esta revelación. También sé
que ocurre lo mismo con la suya. Amado, hay mucho más…
Nuestro “Dios Poderoso”
La palabra “poderoso” en este pasaje se refiere a Dios como un Campeón
Valiente. La palabra también está arraigada en el término “prevalecer”. Es un pensamiento asombroso que Jesús viniera a
la tierra para ser nuestro Campeón. Amo Sofonías 3:17 cuando describe al Señor: “… porque el Señor tu Dios está en
medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará
con su amor, se alegrará por ti con cantos”. ¿Se dio cuenta que Jesús ama cantar sobre su vida? Vino a la tierra
para regocijarse y cantar sobre su vida. ¿Cuán asombroso es esto? Sí, dejó
el Cielo con la mentalidad de prevalecer sobre nuestro enemigo y darnos una
vida abundante.
Es tradicionalmente aceptable pensar acerca del
bebé Jesús en el pesebre. Por supuesto, esto es parte de la belleza de la
historia de la Navidad. Pero además, recordemos que Jesús vino con un propósito:
Destruir las
obras del enemigo. Amado lector,
cualquiera sea la situación por la cual está atravesando, debe saber que Jesús
vino para llenarlo de poder y transformarlo en un vencedor.
Sí, es verdad que Él vino para traer salvación.
Sin embargo, es mucho más que eso. La
salvación se deriva de la palabra griega “sozo”, que significa mucho más
que ser “salvo”. La salvación es una palabra que se traduce
plenamente como protección, prosperidad, sanidad y (como a mí me gusta afirmar),
todo lo que el Cielo tiene para ofrecernos. ¡Cuando Jesús murió en la Cruz, cosechamos todos los beneficios de sozo!
Jesús vino como un Campeón sobre toda
fortaleza, cada revés y cada monte que tratan de hacernos retroceder. Se nos
prometió victoria según el “consejo” de
nuestro Dios Poderoso. El enemigo tratará de hablar mentiras que nos atarán a
la vergüenza de nuestro pasado. Si está luchando contra las mentiras del
enemigo, le recomiendo leer mi libro “Silenciando al acusador: Ocho mentiras que usa satanás
en contra de los cristianos”. Este
libro lo capacitará para renovar su mente para que pueda salir del pasado y
experimentar todo lo que Dios le prometió. ¡Quiero que viva como una persona
victoriosa!
Nuestro
“Padre Eterno”
¿No está contento que
debido a la presencia de Jesús en la tierra y su muerte en la cruz, tenemos la
promesa de la vida eternal? Él es el Hijo de Dios con todas las características
del Padre. Todo lo que hizo en la tierra,
fue porque primero lo vio hacer al Padre. En otras palabras, Jesús tenía tanta
intimidad con el Padre que manifestó su corazón, su amor y su carácter mientras
estuvo en la tierra.
Isaías está escribiendo este pasaje para
decir que Jesús tiene los atributos del Padre, incluyendo la eternidad. En
verdad el amor de Dios es eterno y perpetuo. Necesitamos no temer a la muerte
porque Jesús conquistó a la muerte, el infierno y la tumba. Colosenses 2:13-15 nos recuerda
que “vivimos
eternamente con Cristo”… y Jesús triunfó sobre todos los poderes de
maldad… “por
la Cruz”.
Mientras escribe este artículo, estoy mucho
más convencida para pensar “eternamente”. En
otras palabras, mi enfoque necesita fijarse en las cosas celestiales. Esto no
significa que debo enterrar mi cabeza en la arena y no mirar las noticias.
Significa que soy consciente de lo que me rodea, pero eso me lleva a
involucrarme en la oración. Yo sé que Dios tiene la situación en control y debo
recibir su “consejo” sobre cómo orar. Seguiré orando para que el Cielo
toque la tierra, pero con un enfoque más “eterno”.
Nuestro “Príncipe de Paz”
Muchos de nosotros
necesitan paz ahora mismo y estoy muy agradecida que este sea uno de los
nombres de Jesús: El Príncipe de Paz.
La palabra hebrea para “paz” es el
término “shalown”. Significa seguridad, alegría, salud y
prosperidad. Considerando estos diferentes significados de paz, nuestra fe se
puede extender a creer por mucho más que experimentar serenidad. Sí, Jesús
quiere ser conocido como el Hijo de Dios, el Rey de reyes y también el Único
que puede darnos seguridad, prosperidad, felicidad y salud. Nuestro Rey Jesús,
preserva y ordena la paz. ¡Y en su Reino crea la paz! Amado hermano, reciba su paz ahora mismo, Él está velando
sobre todas las promesas que tienen que ver con usted.
¡El celo del Señor
cumplirá estas cosas para usted!
Este pasaje deja muy claro que el “celo” del Señor dará a luz el aumento del gobierno del
Cielo en la tierra. Esto significa que el Señor es celoso conforme a nosotros y
a nuestro futuro. Dios es muy apasionado sobre establecer su Reino en la tierra
y que cada uno de nosotros pueda ser capaz de experimentar todo lo que el Cielo
tiene para ofrecernos.
Amado hermano, durante
este tiempo especial, abracemos y recibamos su consejo y su intervención
milagrosa en nuestras vidas. Reciba la maravilla
de todo aquello por lo cual el Señor murió por nosotros. Además, debemos
enfocarnos más en la eternidad y abrazar por completo su amor eterno. Finalmente,
confiemos en el Señor por seguridad y protección. Él es nuestra espada, nuestro
escudo y nuestra fortaleza. Necesitamos no temer, su celo nos preservará y nos
protegerá. Él promete cuidar celosamente nuestros destinos.
En Él,
Sandie Freed
(www.elijahlist.com)