Por Bobby Conner
En una experiencia profética electrizante, pude ver que
surgía una nube de gloria que cubría todo el Cuerpo de Cristo. En la medida que
surgía esta nube, pude ver las manos del Maestro con un martillo y un cincel en
la mano que forjaba esta sentencia en la nube de gloria: “¡La centralidad de Cristo!”. Cuando terminó
de escribir estas palabras cinceladas en la nube, mientras las huestes
celestiales se unían para gritar esa declaración, todo el Cielo y la tierra se
sacudieron con esta proclamación: “¡No se trata de qué, sino de Quién!”.
¡Contemplando al Cordero
en su gloria!
Estos son días de destino, llenos de asombro
y excitación. La conciencia de Dios está volviendo a su pueblo, llenando el corazón
de sus hijos con una gran expectativa. Algo nuevo y revolucionario está a las
puertas, pero la pregunta no es “qué” está
a la puerta, sino “Quién”. El clamor por la presencia manifiesta
de Dios está a punto de recibir una respuesta (ver Isaías 64:1). Todo ojo
contemplará el brillo y la magnificencia de su gloria (ver Isaías 40:3-5) y
todo velo será removido para contemplar al Cordero en su gloria (ver 2 Corintios
3:18).
Aún más, se descubrirán muchas más cosas en
estos días de revelación sobre la gloria de Dios y el Dios de la gloria. Este es el tiempo para que cada hijo de Dios contemple al
Señor Jesús en su gloria revelada (ver Juan 1:14). La Palabra
de Dios declara abiertamente que toda la tierra será llena del conocimiento de
la gloria de Dios.
Habacuc
2:14 dice: “Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la
tierra del conocimiento de la gloria del Señor”.
Mientras preparamos el camino del Señor, toda
la tierra contemplará su grandeza. Los planes de Dios para los días del tiempo
final resultarán en el mundo entero descubriendo que Jesucristo es el Rey de
reyes y el Señor de señores (ver 1 Timoteo 6:15).
Estos días son algunos
de los más excitantes en la historia de la humanidad. ¡Prepárese para el
amanecer de un nuevo día!
¡Contemple las
advertencias de Dios!
Sí, estamos viviendo tiempos sin precedentes. Estamos
observando el desarrollo de los acontecimientos del fin de los tiempos ante
nuestros ojos. Se está edificando una expectativa intensa dentro de los santos
de Dios. Sin embargo, también estamos contemplando con claridad el cumplimiento
de la profecía bíblica sobre la condición y la conducta de la humanidad hacia
el fin de los tiempos (ver 2 Timoteo 3:1-5).
En muchos lugares y
entre muchas personas, existe la costumbre de burlarse de Cristo y minimizar su
nombre. Sin embargo, las burlas y las blasfemias están por dar un gran salto
repentino. Haríamos
bien en tomarnos el tiempo para leer las “atracciones que vienen” en Apocalipsis 19:11-16:
“Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco.
Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la
guerra. Sus ojos resplandecen como llamas de fuego, y muchas diademas ciñen su
cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino sólo él. Está vestido de
un manto teñido en sangre, y su nombre es ‘el Verbo de Dios’. Lo siguen los
ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino,
blanco y limpio. De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las
naciones. ‘Las gobernará con puño de hierro’. Él mismo exprime uvas en el lagar
del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso. En su manto y sobre el
muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.
Dejemos que los paganos se levanten: Su mente está
llena de vanidad y pensamientos blasfemos.
Dios le pondrá un término radical a la burla y al menosprecio (ver Hechos
12:23). Las Escrituras establecen que toda rodilla se doblará y cada lengua
confesará que Jesucristo es el Señor:
“Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le
otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11).
Esta advertencia del Salmo 2:1-12 debe
fluir por toda la tierra, comenzando por nuestros propios corazones:
“¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran
los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan
contra el Señor y contra su ungido. Y dicen: ‘¡Hagamos pedazos sus cadenas!
¡Librémonos de su yugo!’. El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de
ellos. En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice:
‘He establecido a mi rey sobre Sión, mi
santo monte’. Yo proclamaré el decreto del Señor: ‘Tú eres mi hijo’, me ha
dicho; ‘hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las
naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra! Las gobernarás con puño de
hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro’. Ustedes, los reyes, sean
prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con
temor; con temblor ríndanle alabanza. Bésenle los pies, no sea que se enoje y
sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente.
¡Dichosos los que en él buscan refugio!”.
¡Contemplen a los cosechadores!
En este tiempo el Espíritu de Dios está
cosechando a los cosechadores y segando a los segadores. ¿Por qué? El Cuerpo de Cristo está a la puerta de la mayor cosecha
que el mundo haya visto. Será la cosecha del fin de los tiempos, cuando todas
las semillas alcancen la madurez y el fruto esté listo, tanto las buenas
semillas como las perversas.
Nunca se olvide que el Señor tendrá su
cosecha. En medio de la confusión y el caos del mundo, el Reino de Dios está
avanzando para transformar a las naciones. El Espíritu de Dios está ungiendo
gente ordinaria para hacer cosas extraordinarias para la gloria de su nombre
(ver Filipenses 2:13) y multitudes incontables se están volviendo a Cristo. Pronto, más de mil millones de personas entrarán al
Reino.
Amado, tenga confianza: Nacimos para este día. No se retrase, avance en victoria, asumiendo su
lugar como cosechador y vencedor, abrazando plenamente el destino que Dios
planificó para usted (ver Efesios 2:10).
Verdaderamente, como se establece en Ester
4:14, estamos en el Reino para un tiempo como este. Podemos tener la certeza
que el Reino está dentro de nosotros para un día como este. Tome su posición
como una persona osada y valiente para ser un faro de la luz y el amor de Dios.
Bobby Conner
(www.elijahlist.com)
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