martes, 29 de marzo de 2016

“Un llamado profético a despertar: Estamos en una reforma de la Iglesia”

Por Denny Cline

Introducción: El tema de la reforma de la Iglesia es algo grande. En consecuencia, es demasiado pretencioso incluir demasiados aspectos en un pequeño artículo. No me considero un experto en este tema. Sin embargo, es bueno accionar el botón de pausa en lo que siempre hicimos y preguntar por qué hacemos lo que hacemos como Iglesia. Esto es especialmente cierto si nuestros previos “por qué” no están dando los frutos que esperamos.

Diría que este artículo es más como un “despertador profético” para la Iglesia de USA y en Occidente. Léalo teniendo esto en mente, estoy seguro que varios asuntos que quedaron a un lado vendrán a su mente. Eso es bueno, porque necesitamos estar pensando sobre posicionarnos para ser parte del mayor mover de Dios en la historia.

Primera pregunta: ¿Qué es la reforma de la Iglesia?
En mi estudio limitado, comparado con otros importantes en la historia de la Iglesia, diría esto: Creo que se trata de reformar para volver al diseño original de Dios para la Iglesia. Esto incluye dejar a un lado cosas que nos debilitan y nos distraen, y derribar los muros que nos dividen, mientras los reemplazamos con puentes que nos mantienen unidos.

Creo que también incluye, pero no de manera exclusiva, nuevos modelos, formas de comunicar el Evangelio y alcanzar a los perdidos. Pero esto no debe ser con un Evangelio diferente (las buenas nuevas del Reino), o un Jesús diferente al de la Biblia. La Persona, la obra y el mensaje de Jesús es eterno, sin importar los cambios culturales.

Es importante mantenerse en el fundamento por el cual Jesús, los apóstoles y los profetas, entregaron sus vidas para dar a luz a la Iglesia. La Iglesia temprana estaba más enfocada hacia fuera que hacia dentro. Cuando leemos el Libro de Hechos, vemos una Iglesia que se mueve llena de pasión, propósito y poder.

Dos necesidades clave en la reforma actual de la Iglesia
La denuncia de Martín Lutero estaba garantizada debido a la herejía y la corrupción en la jerarquía del liderazgo de la Iglesia de su tiempo. Esa reforma abrió el camino para los miles de nuevos movimientos y denominaciones que contamos hoy. Incluso impulsó el surgimiento de nuevos misioneros que fueron enviados por todo el mundo. Sin embargo, luego de siglos, en la Iglesia actual de Occidente estamos más enfocados en la doctrina correcta y en algunas prácticas, pero no demasiado en “ir”. Sin embargo, esto está cambiando.

En la mayor parte de la Iglesia, el enfoque es más la idea de aprender sobre “qué significa ser un cristiano”, en lugar de “ser un discípulo de Jesús”Tenían una mentalidad de Reino y estaban enfocados en la sociedad para hacer las obras que hizo Jesús. Es como si la Iglesia de Occidente viviera en una burbuja, sin ver a las otras naciones del mundo y lo que está ocurriendo allí. Así es como lo veo, hay dos necesidades clave en la reforma de la Iglesia de hoy: 

1. Volver al Evangelio simple del Reino, enfocado en ser como Cristo mientras hacemos las obras que Él hizo. Predicar las Buenas Nuevas, hacer discípulos de Jesús, sanar a los enfermos, echar fuera demonios, sanar a los quebrantados de corazón, ayudar a los pobres e incluso resucitar a los muertos. Y hacerlo con el mismo corazón compasivo y amoroso de Jesús.

2. Restaurar a las familias. La clave para el avivamiento y la reforma es la restauración de las familias. Creo que esto es cierto debido al ataque masivo contra las familias por todo el mundo y la destrucción de esta estructura. Esto es verdadero en los niveles más profundos de entendimiento para ser funcional, amando a las familias de cada manera posible. La familia es como la raíz de un árbol cuyas ramas alcanzan cada nivel de la sociedad.

¿Cómo implementamos la reforma?
¿Cómo ocurre esto? Bien, primero debemos hacer una revisión del corazón y volver a la razón por la cual murió Jesús. Sí, Él murió para perdonar nuestros pecados individualmente, pero finalmente Dios está apasionado por tener una familia como su único Hijo, Jesucristo. Entonces, necesitamos despertarnos y caminar la manera como vemos a la familia, más allá de la Iglesia. El Evangelio simple es para todos los que no nacieron de nuevo. Jesús hizo discípulos antes que nacieran de nuevo. ¡Selah!

Vivir para Jesús y alcanzar a aquellos necesitan relacionarse con Él, debe ser una prioridad en nuestra mente y en nuestro corazón. Sentarse en la Iglesia, aprender semana tras semana y no hacer nada, va en contra de todos aquellos que están en la Iglesia y los que deben encontrar a Cristo. Nadie necesita permiso para que al salir de un servicio congregacional, haga con amor las obras de Jesús.
Amar es un verbo. Sabemos cuán importante es el amor y que necesitamos experimentar el amor de Dios como hijos e hijas, pero si solo es un mensaje y no algo que nos mueve a la acción, es egoísta y no tiene que ver con el amor. Si somos abrumados por el amor de Dios, en algún punto somos movidos a amar como Jesús. El amor de Cristo está lleno de pasión, propósito y poder para cambiar al mundo.

Ese amor está impactando al mundo a escala masiva con decenas de miles viniendo a Cristo todos los días en muchas naciones. Parece que la Iglesia en Occidente se está despertando, aun cuando tuvimos tiempos de renovación, avivamiento y mucho equipamiento. Todo eso está bien. Solo necesitamos ver desde la perspectiva del Cielo y no desde la perspectiva del cristianismo Occidental, para que todo esto adquiera híper-velocidad. Todos debemos anhelar otro derramar del Espíritu Santo como en el Libro de los Hechos.

La evidencia es una Iglesia llena de osadía, poder y actividades que transforman al mundo. Hoy deberíamos estar viendo por lo menos este nivel de influencia. Si los primeros discípulos esperaron y se prepararon para el primer Pentecostés, haríamos bien en reformarnos y prepararnos para ser parte del mayor derramar del Espíritu en la historia.

Los medios de comunicación en USA no reportan mucho más en estos días que los temas malos, las últimas noticias políticas y el entretenimiento. Es una vergüenza que los medios de comunicación no reporten los cientos de miles de musulmanes que vienen a los pies de Jesús en Pakistán. Tampoco sobre los Hindúes en India, los Budistas y los comunistas en China que se entregan a Cristo.

Sin mencionar que existen miles cada día que se entregan a Cristo en África. También puedo mencionar muchas otras ciudades de Sudamérica y un crecimiento vertiginoso en Rusia. En este momento nos encontramos ante el mayor movimiento de Dios en la historia del mundo. Sin embargo, la Iglesia en Occidente sabe muy poco acerca de esto.

Encontramos dos ejemplos en videos recientes que estuve observando. En el primero, cerca de 500000 personas asistieron a una cruzada en Pakistán durante una semana, celebrada por un ministerio que conozco muy bien. Cerca de la mitad se entregó a Cristo con sanidades masivas, milagros e incluso tres resucitados en el escenario. Otra ocurrió hace poco este año cuando en Pakistán un millón de personas, la mayoría musulmanes, oyeron el Evangelio y se reportó cerca del 80% de personas nacidas de nuevo en una sola reunión. Las fotos de la multitud y la gente respondiendo al Evangelio son asombrosas.

No necesitamos ser evangelistas apostólicos para extender el Reino de Dios
Oro en la intimidad: “Padre, abre nuestros ojos y nuestros corazones para darnos cuenta que el mundo no termina en los EEUU o en la Iglesia de Occidente. Padre, derrama tu Espíritu sobre los EEUU y la Iglesia de Occidente para que experimentemos otro gran despertar”.

Amo a este país. La única esperanza para nuestra nación es otro gran despertar. La lámpara de los EEUU debe ser una luz para las demás naciones del mundo. Entonces, es importante no perderla. Eso significa que las prioridades de la Iglesia en los EEUU deben cambiar para ser más como la Iglesia que Jesús equipó y por la cual entregó su vida.

Cuando Él derramó su Espíritu luego de la resurrección, la Iglesia nació en poder. Extendieron el Reino como su prioridad. Eso no es un reproche sino un llamado a nuestra grandeza. Tenemos lo mismo que cualquier otro creyente en el mundo. No debemos desperdiciarlo o utilizarlo solo para nosotros mismos. Dios ve a todos como su familia, aun cuando no lo saben. Algunos rechazarán a Cristo, pero necesitan oír el Evangelio. Este es nuestro trabajo de amor.

Como Iglesia, necesitamos ir hacia aquellos que aún no conocen a Dios o no oyeron las Buenas Nuevas. Hay muchas maneras para hacer esto. Podemos hacer esto con acciones de amor, compasión, sanidad, entrega sacrificial y cada don del Espíritu en el fruto del Espíritu, como portadores de su presencia.

No necesitamos ser evangelistas apostólicos para extender el Reino de Dios. Cada parte del Cuerpo puede hacer aquello para lo cual fue diseñada, como hijos e hijas de Dios, para extender su Reino. Un mover de Dios por medio de todos los santos producirá una auténtica unidad en amor en la Iglesia. Podemos hacer esto en los EEUU.

Reformemos. Comencemos un gran despertar. Hagamos famosos a Jesús.

Denny Cline

(www.elijahlist.com)

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