Por Jennifer Eivaz
Como cristianos somos
maravillosamente privilegiados por tener una doble nacionalidad. Somos
ciudadanos de la tierra y ciudadanos del Cielo al mismo tiempo (ver Filipenses
3:20). Muchos creen que recibimos nuestra naturaleza celestial solo después de
morir. Sin embargo, la Biblia ilustra la realidad de nuestra conexión con el
Cielo mientras vivimos en la tierra. Por ejemplo:
• Cuando oramos en la
tierra, nuestro espíritu se manifiesta en el Cielo ante el trono de Dios. En
Hebreos 4:16
leemos: “Así
que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia
y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos”. Entonces, ¿cómo podemos acercarnos al trono de
Dios en el Cielo mientras nos encontramos en la tierra? Esto ocurre en el lugar
de oración, el lugar donde el Cielo y la tierra están unidos.
• Cuando el rey David
oró al Señor, “que
suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso” (Salmo 141:2),
vemos la respuesta a esa oración en Apocalipsis 5. Esta escena poderosa del
trono describe a las cuatro criaturas vivientes y a los 24 ancianos, cada uno
con un harpa y una copa de oro con incienso. Estas copas de oro con incienso
representaban las oraciones del pueblo de Dios (v.8).
• Jesús nos enseñó
específicamente a orar para que venga el Reino de Dios y se haga su voluntad en
la tierra como en el Cielo (Mateo 6:8-10). Aunque el Cielo es una realidad
futura, como resultado de nuestras oraciones vemos y experimentamos un aumento
en el depósito del Cielo en la tierra hoy como señales, maravillas, milagros y
actividad sobrenatural.
Como ciudadanos del
Cielo entramos en conflicto espiritual directo en la tierra. El rey Jesús está
liderando una invasión del Reino a través de nosotros y desplazando lo que le
pertenecía a satanás. El diablo perdió
su autoridad sobre la tierra en la Cruz, pero no perdió su poder. Continúa usando
su poder en contra nuestra, pero tenemos el Nombre y la autoridad de Jesús para
vencerlo.
Estos conflictos
aparecen en formas y dimensiones diferentes, y si no estamos atentos,
fallaremos en conectarnos con las que están en la dimensión espiritual. Creemos
erróneamente que tratamos simplemente con un problema natural, pero no somos
capaces de resolver nuestro problema porque requiere un remedio espiritual. Necesitamos
considerar el espíritu del asunto.
Cuidado con el espíritu inmundo de la ofensa
Habiendo dicho eso,
comencé a experimentar la guerra espiritual directa durante dos meses,
comenzando a finales de Diciembre hasta finales de Febrero. Sucedió que me
despertaba sin previo aviso a medianoche con una sensación de tormento y ofensa
profunda, algo que no es típico en mí. Con frecuencia conectamos la emoción de
la ofensa con una actitud y un estado del corazón, pero ¿qué sucedería si es
más espiritual que eso?
Pude darme cuenta de
esta situación porque el Espíritu Santo abrió mis ojos. Detrás de lo que estaba
experimentando pude discernir un demonio y detecté que cada ofensa que quería tomar mi mente no era
real, sino una percepción falsa o distorsionada. Aunque podía ver y
discernir esto con claridad, seguía atravesando por todos los sentimientos que
vinieron con ello y tuve que resistirlo igual. Mi batalla terminó y luego el
Espíritu Santo me entregó un mensaje claro.
¡El Señor me dijo que le advirtiera la
urgencia de prestarle atención al espíritu inmundo de ofensa! Este
espíritu trata de fascinar y hechizar nuestros pensamientos. Opera creando
sentimientos de injusticia para tomar control de todo nuestro capital
emocional. Nos tentará con acusaciones falsas y luego atormentará nuestras
emociones con falsas percepciones sobre otra persona o grupos de personas. La
mayor parte del tiempo la razón de la ofensa no es real, sino un diagnóstico
errado o una percepción equivocada. Necesitamos darnos cuenta que no solo tenemos emociones
negativas, hay un espíritu detrás de eso.
Luego me recordó las
palabras proféticas de varios profetas para el 2017. Específicamente que el
2017 es un año de victoria, un año de reinicios, un año de restitución y
quisiera agregar “un año para recibir todo lo que necesitamos, queremos y deseamos”. Luego me dejó con una pregunta que quiero
trasladarle a usted: “¿Cómo tener un 2017 victorioso si nuestros ojos están
llenos de ofensas y no de Jesucristo?”. Como
puede ver, la ofensa es una desviación distorsionada de la visión profética.
¿Está pasando por esto?
¿Está luchando contra un espíritu inmundo de ofensa? Si es así, ¿qué debe hacer? La Biblia dice: “Así que sométanse a Dios. Resistan al
diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7). La palabra griega para huir es pheugo (Strong
NT:5343) y significa volar, retroceder, estar temeroso a la distancia y
escapar. Aquí debe demostrar una clase de resistencia que provoca la retirada
del enemigo. Es una clase de resistencia que va contra nuestras emociones y
nuestro razonamiento en el momento, las dos puertas trampa para este engaño.
Debemos negarle una voz a la ofensa. Le estamos negando su derecho a
hablar. Necesitamos bendecir a todos los que parecen habernos ofendido, orar
por ellos y hacerles el bien. Esta es la resistencia que hace huir al enemigo.
Cuando lo hace, nuestros sentimientos y procesos de pensamientos tendrán el orden
correcto y nos preguntaremos cuál fue la causa de todo ese alboroto.
Marzo es un mes para vencer
Luego de vencer esta
extraña batalla profética y como ahora estamos en el mes de Marzo, pude oír en
mi propio corazón una frase vez tras vez. El Espíritu Santo me dijo: “¡Marzo es un
mes para vencer!”. Vencimos
las batallas espirituales de Enero y Febrero y estamos por ver el pasaje de
Hebreos 12:1: “…
despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos
asedia…”.
También tuve un sueño
intercesor. Ese tipo de sueño donde somos alertados de algo que podría ocurrir
y necesitamos ser advertidos en oración. En el sueño y sin ser muy específica, estaba
en una batalla y repentinamente se apareció un hombre llamado Marcos. Aprendí a
prestarle atención al significado de los nombres en los sueños y descubrí que
Marcos significa “dios de guerra”, el mismo significado de lo que ocurre en
el mes de Marzo.
Luego tuve esta impresión en mi corazón
“Seguimos en guerra con los dioses de la
tierra, pero los venceremos en el Nombre del Señor” (1 Reyes
20:23). No solo debemos vencer las ofensas personales, sino las
ofensas masivas que tratan de barrer a nuestra nación. Marzo es un mes para
vencer los patrones de pensamientos que nos acosaron. Es un mes para salir de
las ofensas y elevar nuestros pensamientos. Es un mes para volver a soñar.
Al mismo tiempo, Dios
está ubicando una cubierta protectora sobre nuestro corazón. Eso significa que
las cosas que normalmente nos abrumarían, las cosas que típicamente nos harían
descarriar, ahora no nos afectarán. Estamos siendo guiados a la Roca que está
sobre nosotros (Salmo 61:2).
Finalmente lo superaremos y marcharemos a través de Marzo como vencedores
hacia los sueños que están por delante.
Jennifer Eivaz
(www.elijahlist.com)
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