Por Jennifer Martin
¿Últimamente se sintió sacudido? No
hablo solo en lo natural, también en el espíritu. Parece que muchos en el
Cuerpo de Cristo están sintiendo una presión intensa sobre sus vidas. Fuimos
utilizados para tratar con las cosas que están ocurriendo, pero no de esta
manera. Parece como si una vez que cruzáramos un obstáculo, nos encontrábamos
con otro y otro y luego otro y otro más, pero no se detiene allí. Luego 2 o 3
obstáculos manifestándose al mismo tiempo nos hicieron pensar que estábamos al
final de esta vuelta. Estos no son los negocios a los que estamos
acostumbrados. Esta es una situación diferente a la que alguna vez enfrentamos.
Todas las cosas se están sacudiendo con fuerza, ¿por qué?
“Como puede ver, usted es
una amenaza para el enemigo y quiere eliminarlo”
Creo que el Señor me
habló a través de mi propia vida como una parábola para el Cuerpo de Cristo.
Mientras compartía acerca de esto, también pude testificarles a muchos acerca
de estas cosas. Todos estamos sintiendo el sacudón. Cuando parece que ya no
podemos manejar una situación más y nuestro plato está completo, algo más surge
en el camino y salta dentro de nuestro plato.
Quizá estuvo tratando
con problemas en sus relaciones, en su salud o en sus finanzas. Estuvo orando y
creyéndole a Dios por una apertura en estas pruebas tremendas, pero la
respuesta no llegó… aún. Está esperando ver que aparezca lo “bueno”,
¡especialmente después de haberse desgastado porque su fe y su esperanza fueron
desafiadas hasta el máximo!
Hebreos 12:26 dice: “En
aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: ‘Una vez
más haré que se estremezca no sólo la tierra sino también el cielo’”. Las palabras “una vez más” indican la remoción de todo lo
que puede ser sacudido, entonces permanecerá lo que no se puede sacudir.
El propósito del sacudón
¿Quiere saber por qué todo se está sacudiendo a su alrededor? Dios conoce el oro precioso que
depositó en su vida y se debe manifestar. Así como el oro se encuentra en la
tierra, también está sepultado dentro de usted. El Señor quiere que el oro que
se encuentra en usted salga a la superficie. El Señor sabe exactamente cómo
hacer eso. ¡Por eso lo sacude! Lo
sacude en medio de las corrientes de agua, así como un buscador de oro agita el
plato en el río. Si sacude el plato lo suficiente, eventualmente solo quedará
presente el oro. Luego el Señor tomará el oro dentro de nosotros y lo pondrá en
el fuego para remover las impurezas. El Señor sabe que si sube la temperatura
lo suficiente, el oro surgirá de la circunstancia y se revelará aparte de la escoria.
Sabe que si puede sacudirlo el tiempo suficiente, crecerá en fe, tendrá una
mayor resistencia y crecerá el fruto eterno.
Las pruebas, que no
son gozosas, son para hacernos personas mucho mejores. Nos hacen tomar una
decisión. Nos fuerzan a confrontar lo que realmente creemos en nuestro corazón. ¿Realmente confiamos en Dios? ¿Realmente creemos
que Dios vendrá y destruirá al devorador? ¿Realmente creemos que Dios
enderezará los caminos torcidos? ¿Tendríamos fe sin atravesar la prueba? ¿Quiénes
seríamos hoy sin haber atravesado el sufrimiento? ¿Cómo sabríamos que creemos
sin haber pasado por la prueba?
Santiago 1:2-4 dice: “Hermanos
míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas
pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la
constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e
íntegros, sin que les falte nada”. La meta final de Dios es hacernos madurar y desafortunadamente, hay que
pagar un precio: Sufrimiento prolongado. El
Señor quiere que ejercitemos nuestro músculo espiritual de la fe, para que de
esa manera podamos crecer y llegar a ser verdaderamente fuertes.
El sacudón
de la persecusión
Usted puede creer que
Dios no lo está probando, pero el enemigo lo está persiguiendo. Si esto es así,
Jesús dijo en Lucas 6:22-23: “Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los
discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre.
Alégrense en aquel día y salten de gozo, pues miren que les espera una gran
recompensa en el cielo. Dense cuenta de que los antepasados de esta gente
trataron así a los profetas”.
1 Pedro 4:14 dice: “Dichosos ustedes si
los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de
Dios reposa sobre ustedes”.
“Todos
estamos sintiendo el temblor. Cuando parece que ya no podremos soportar una sola
situación más porque nuestro plato está completo, algo más se las arregla para
saltar dentro de nuestro plato”
Como puede ver, somos
una amenaza para el enemigo y buscará cómo derribarnos. No obstante, tendremos
una gran recompensa y la confianza que el Espíritu de Dios verdaderamente
reposa en nosotros.
Un oso atemorizado: Somos una amenaza
Recientemente tuve un
sueño sobre un oso que me perseguía. Estaba con un grupo de creyentes y la
gente conmigo entraba en pánico y corría. Les gritaba: “¡Esperen!”. Supe que este oso no era una
amenaza para mí y no se atrevería a tocarme. En realidad, sabía que me tenía miedo. Cuando el oso quedó solo a un pie de distancia, se detuvo y me miraba fijamente.
Pudo ver algo, porque su rostro cambió de amenazante a temeroso, porque lo que
vio en mí lo hizo dar la vuelta y correr por su vida. Estaba aterrorizado.
No debe temer a lo que el enemigo le pueda hacer, ¡en realidad tiene miedo
de lo que usted le puede hacer a él! El enemigo le tiene
miedo al oro que hay dentro de usted. Quiere hacerle creer que lo abandonó o
que nunca verá la victoria en su situación. Tiene miedo de lo que ocurrirá
cuando usted descubra la verdad. ¡Usted es oro refinado en el fuego! Ahora nada lo puede detener,
porque usted sabe quién es. Usted sabe para Quién pelea y Quién vive en su
espíritu.
Este no es el tiempo
para permitir que las pruebas y los problemas nos derroten, en lugar de ello,
debemos dejar que nos fortalezcan y nos perfeccionen. Nos mantuvimos firmes y
le probamos a nuestro Dios que creemos en milagros y le creemos a Él. Con toda
seguridad, Dios vendrá y con Él también su recompensa. Permita que la palabra
de Dios lo aliente hoy: ¡Su guerra terminó
y su recompensa está aquí!
Pude oír al Señor diciéndonos esta Palabra como una promesa:
Isaías 40:1-5 dice: “¡Consuelen, consuelen a
mi pueblo! dice su Dios. Hablen con cariño a Jerusalén, y anúncienle que ya ha
cumplido su tiempo de servicio, que ya ha pagado por su iniquidad, que ya ha
recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados. Una voz proclama:
Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un
sendero para nuestro Dios. Que se levanten todos los valles, y se allanen todos
los montes y colinas; que el terreno escabroso se nivele y se alisen las
quebradas. Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la
humanidad. El Señor mismo lo ha dicho”.
¡Sea consolado! ¡Su
guerra está terminando y su recompensa está aquí! Dios quiere que usted repose
en su promesa hoy. Entre en su reposo. La gloria del Señor se revelará en su vida.
Jennifer Martin
(www.elijahlist.com)
1 comentario:
Amen! extraordinaria palabra !
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