Por Jennifer Eivaz
Donde sea que tenga que
ministrar, siempre hago el esfuerzo por prepararme bien para los diferentes
escenarios en los que voy a estar. Después de orar, me preparo con una palabra
y recibo la cobertura de mi equipo de intercesores. En un viaje reciente al
Bronx, estaba preparada y lista con una palabra para este grupo ecléctico de
ministros y otros asistentes. Sin embargo, en el vuelo sentí la presencia
distintiva del Espíritu Santo y escuché su voz. Me habló una frase a mi corazón
“gente transicional” y de inmediato supe el mensaje.
Voy a definir a la
gente transicional como aquellos que son cristianos por primera vez en sus familias. La Biblia muestra muchos como Juan el
Bautista, todos los primeros apóstoles, así como los integrantes de la primera
Iglesia. Ser primero significa que ahora
tiene un rol transicional. Para la mayoría, ese rol
transicional está centrado en su familia, porque usted caminará con su familia
para salir de lo viejo y entrar en un nuevo camino.
Reclamará bendiciones generacionales y espirituales. Como usted es el
primero, enfrentará desafíos únicos y distintivos. También tendrá una guerra
espiritual agravada, mientras derriba fortalezas demoníacas generacionales para
que Jesús pueda surgir como el hombre fuerte de su familia.
El Señor le entrega la fortaleza para el cambio
Ezequiel 3:9 dice: “¡Te haré
inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo
ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde”.
“...debes ser violento en la oración, negándose a ser
ofendido y amando intencionalmente”
En realidad este
verso fue una directiva de Dios para el profeta Ezequiel, mientras Él trataba con
la rebelde Israel a través de su profeta escogido. Quizá usted no sea un
profeta de oficio, pero en algún sentido es un profeta para su propia familia. Como
una persona transicional, comunicará su Palabra y sus preceptos a su propia
familia y señalarles el mejor camino. Tendrá una voz para instruir correctamente
a los hijos, los nietos y los bisnietos que vengan después de usted.
El Señor le está entregando una obstinación ordenada por Dios para
pararse firme contra la presión de volver a los caminos antiguos y familiares
de destrucción. En la medida que hace un camino para Él en su familia, una
tarea que insumirá el resto de su vida, la presión de este giro figurativamente
lo terminará transformando en un diamante. Será ese faro de luz y la voz
radiante de esperanza. El Espíritu Santo está
diciendo: “Las generaciones futuras en tu linaje familiar señalarán tu luz y
dirán ‘solo quiero ser como tú’”.
Cuando Dios lo ve, contempla a toda su familia, tanto el pasado como el futuro
¿Alguna vez notó esas
listas genealógicas largas y tediosas que aparecen en la Biblia? Por ejemplo: “Adán, Set,
Enós, Cainán, Malalel, Jared… Hijos de Cam: Cus, Misrayin, Fut y Canaán” (1 Crónicas 1:1-2, 8). Existen varias listas como esas a lo largo de
las Escrituras. Sin embargo, estas genealogías nos gritan un mensaje que Dios
no solo nos mira como individuos, sino como toda una familia, tanto en el
pasado como el futuro.
Creo que este es el principio detrás de la promesa, porque si un miembro
de la casa es salvo, luego toda la casa queda sujeta a una cita divina para su salvación.
Hechos 16:31 dice: “Cree
en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos, le contestaron”. Dios puso dones únicos y
llamados sobre las familias. Estas son las bendiciones generacionales ordenadas
por Dios.
1 Crónicas 12:32 dice: “De Isacar: doscientos
jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran hombres expertos en el
conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer”.
Aquí vemos una
familia que tuvo sabiduría, entendimiento y un don de liderazgo. ¿Sabía que las
familias, no solo los individuos, tienen una asignación en la tierra? Algunas
familias son músicos o artistas, algunas son jefes y están llamadas a liderar
en el gobierno, algunas a involucrarse en el ministerio, otros son educadores y
otras a ser líderes en los negocios. Las
familias tienen asignaciones familiares y fueron bendecidas y ungidas por Dios
para cumplir los propósitos de su Reino. Cuando se afirman en
su asignación, la unción fluye y es la unción que quiebra todo yugo.
El Señor está
llamando y restaurando las bendiciones generacionales. Está reubicando a las
familias en sus asignaciones. Muchas de esas asignaciones estuvieron sepultadas
bajo la maldición. Las maldiciones familiares vienen cuando la familia se
aparta del Señor. La rebelión contra Dios siempre tiene consecuencias y esas
consecuencias caen sobre los hijos y los hijos de sus hijos. Sin embargo,
regresar a una familia a su asignación requiere una persona transicional. Esto
es más fácil decirlo que hacerlo.
La gente transicional con frecuencia es muy guerrera, porque tuvieron que
batallar personalmente contra cada maldición familiar, cada demonio familiar y
cada debilidad familiar, para afirmarse contra todas las contrariedades para un
nuevo legado.
Gente de arrepentimiento: Firmes en la brecha
La gente transicional
está involucrada con el arrepentimiento. Están firmes en la brecha y quiebran
cada maldición en el nombre de Jesús.
2 Crónicas 7:14 dice: “… si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y
me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré
su pecado y restauraré su tierra”.
Si usted aún no hizo esto, tome un tiempo con su Padre celestial hoy y
arrepiéntase por cada pecado que conoce que cometió su familia en contra de Él. Quizá no sepa todo lo que está ocurriendo, pero conocerá lo
suficiente como para comenzar el proceso de arrepentimiento a favor de su
familia. Quizá se esté preguntando: “¿Por qué debo arrepentirme por los pecados de cometió
alguien más? ¿Eso qué tiene que ver conmigo?”. Encontramos varias veces en la Biblia donde alguno se
arrepiente por los pecados corporativos de la familia, la ciudad y la región,
tanto los pasados como los presentes, para liberarlos espiritualmente de los
ciclos de pecado, falsas creencias y acuerdos que los ataron a otros dioses.
“Quizá hoy usted no sea un
profeta, pero en un sentido es un profeta para su propia familia”
Por ejemplo, Moisés
se presentó para arrepentirse corporativamente por los pecados de Israel cuando
adoraron al becerro de oro. El arrepentimiento de Daniel por su pueblo los
liberó de los principados demoníacos de Persia y Grecia. En el Nuevo Testamento,
Esteban, el primer mártir cristiano, se arrepintió con su último aliento a
favor de sus perseguidores, un acto que muchos creen que marcó a Saulo para
tener un encuentro divino con Jesús.
Cuando usted toma la
responsabilidad por los pecados presentes y pasados de su familia, primero en
oración y luego por medio de acciones activas con la ayuda del Espíritu Santo, eso
crea un Cielo abierto sobre sus familiares que no son salvos para que reciban
la convicción del Espíritu Santo. Verá la mayor resistencia de los miembros de
su familia en este punto porque comenzarán a sentir la convicción. Sólo debe mantenerse orando con violencia, negándose a
ser ofendido y amando intencionalmente.
En caso que no esté
seguro sobre cómo se ve una maldición, aquí le presento una lista bíblica de
las cosas de las cuales fue redimido en Cristo. Ya no le pertenecen (ver
Gálatas 3:13 y Deuteronomio 28): “Enfermedades frecuentes y prolongadas, plagas, muerte
prematura, desamparo, destrucción, locura, confusión, ceguera, pobreza, ser
consumido, deudas, sequías, derrotas, debilidad, posiciones inferiores, falta
de seguridad, ser dispersados, familias quebradas, infertilidad, ser ignorados”.
Decrete algo
Como una persona
transicional, decrete lo mayor. Job 22:28 dice: “Determinarás asimismo una cosa, y te será
firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz”. La palabra hebrea para decretar o determinar es una orden que
no solo establece algo, también lo divide y lo corta al mismo tiempo. La
promesa poderosa por hacer un decreto es que la luz de Dios brillará sobre
todos nuestros caminos. En otras palabras, el decreto corta todo y destruye cualquier
obra de las tinieblas que se tramó en contra de nosotros.
Decretemos esto en voz alta:
• Yo y para mi casa
serviremos al Señor (Josué 24:15).
• Amo a Dios y guardo
sus mandamientos. Por tanto, la bendición de Dios está sobre mi familia durante
1000 generaciones (Deuteronomio 7:9).
• Mis hijos e hijas
profetizarán. Soñarán sueños y tendrán visiones del Señor (Hechos 2:17).
• Mi familia está
creciendo en sabiduría, en estatura y en favor con Dios y con los hombres
(Lucas 2:52).
• Cada bendición generacional
será revelada y administrada por mi línea familiar. No se perderá ninguna
bendición, don, talento o habilidad divina.
• Decreto que cada
miembro de mi familia en esta generación y en las generaciones futuras serán
salvos, llenos con el Espíritu Santo y servirán al Señor con todo su corazón.
• Decreto sobre los
hombres de mi familia: Servirán al Señor.
Decreto sobre las mujeres de mi familia: Servirán al Señor. Decreto sobre cada niño, nieto, bisnieto y más
allá: Servirán
al Señor.
• Decreto que el
Espíritu Santo gobernará mi familia y el nombre de Jesús será nuestra fortaleza.
Como líder
transicional, está recibiendo una unción del Espíritu Santo para la apertura y
para revertir todo. ¡Hay mucha gracia sobre su vida!
Jennifer Eivaz, Executive Pastor
(www.elijahlist.com)
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