viernes, 17 de mayo de 2019

“¡Su enemigo está siendo revelado!”



Por Jane Hamon

Tuve un sueño muy interesante, justo antes del cambio del año hebreo del 5778 al 5779. Creo que este sueño tiene una gran relevancia para la gente en el Cuerpo de Cristo.

En el sueño tuve una visión donde había dos muchachos que se acercaban con la asignación particular de quebrar a los líderes apostólicos y proféticos, los líderes de la reforma. En mi sueño estos reformadores eran representados por mi esposo, pero en realidad yo creo que esta es una palabra que se aplica a todos los que están tratando de traer la reforma de Dios en la tierra hoy.

En el sueño, estos dos muchachos se presentaban y rasgaban la espalda de la camisa de mi esposo, echándole veneno. Luego uno de los muchachos tomaba esta vara de metal y comenzó a azotar la espalda de mi esposo.

Simbólicamente, la espalda es donde un hombre lleva sus cargas y donde porta su fortaleza. Creo que Dios nos está mostrando que el enemigo quiere venir y atacar nuestras fuerzas. Quiere atacar donde estuvimos llevando nuestra visión, donde estuvimos llevando nuestras cargas. Luego el enemigo quiere derramar veneno. Quiere agitar la discordia. Quiere agitar las cosas y golpear nuestra espalda. Quiere azotarnos hasta quebrarnos. Eso era lo que ocurría en el sueño.

Recuerde que estaba viendo lo que el enemigo quería hacer. Entonces, el sueño alertábamos a las autoridades. Las autoridades venían y cuando llegaba el ataque, en lugar de permitir que lo ejecutaran, capturaban a los atacantes. Los llevaban afuera y les quitaban las camisas. Les quitaban las varas de metal de sus manos y las ponían en las nuestras, diciéndonos: “Avancen y azoten la espalda de su enemigo”. (Disculpe si esto suena demasiado violento para usted, pero así era mi sueño).

Rabsacés
Ahora, lo interesante sobre este sueño fue que conocía el nombre de uno de los atacantes y era Rabsacés. Entonces, cuando me desperté del sueño y lo estaba escribiendo, pensé: “¿Qué significaba Rabsacés?”. En ese momento no tenía idea.

Mientras buscaba en las Escrituras, encontré la historia en 2 Crónicas 37 y 38, donde se relata la historia de Senaquerib, rey de Asiria, cuando atacó a Israel. Judá e Israel estaban divididas, porque Israel había caído en apostasía, y Senaquerib avanzó destruyendo todas las ciudades de Judá. Había establecido un sitio sobre Jerusalén, bajo el reinado de un rey reformador justo llamado Ezequías.

Ezequías, el rey justo
Ahora, permítame decirle que Ezequías estaba llevando a la gente hacia Dios, renovando sus corazones por la adoración y renovando su amor por la ley de Dios. Había derribado los templos de Baal y Astarté. Era un hombre justo y santo. Aun así, su ciudad estaba sitiada. En sus propias vidas, algunos se deben estar preguntando: “¿Por qué me pasa esto? ¿Qué hice mal para encontrarme en un lugar de asedio?”

La repuesta podría ser que no hizo nada mal o la respuesta podría ser que es un reformador que se está moviendo hacia adelante”

Ahora, debe dejar que el Espíritu Santo le hable para estar seguro que no hay nada pendiente en su corazón ante Dios. Sin embargo, permítame decirle que no necesariamente significa que hizo algo mal, cuando se encuentre bajo un asedio.

Senaquerib
Senaquerib era cruel y perverso. Históricamente fue uno de los reyes más violentos que se conocen. En realidad, esto motivó las palabras de Isaías: “No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti…” (Isaías 54:17a). Senaquerib siempre estaba diseñando nuevas maneras para torturar a la gente. Esto suena perverso, ¿cierto? A mí me suena como una personificación del diablo.

Se revela el enemigo oculto
Entonces, ¿quién era el Rabsacés? Bien, cuando Senaquerib estableció el sitio sobre la ciudad, envió un príncipe jefe. El nombre Rabsacés significa: “Jefe de los príncipes”. Como puede ver, pienso que Rabsacés es un principado que fue asignado en contra de la reforma. Es un espíritu de resistencia.

Básicamente, el Rabsacés fue enviado para entregar los términos de la rendición. Entonces el Rabsacés llegó y se paró frente al muro de Jerusalén, donde comenzó a anunciarles a todos: “No piensen que Dios los va a salvar. No sean tontos. No sean tan tontos como para pensar que Dios los va a ayudar. No sean tan locos como para pensar que su rey los va a liderar por el camino correcto” (ver 2 Reyes 18:19-25). Comenzó a llenar la atmósfera con toda clase de dudas y trató de meterlas en la cabeza de las personas.

Las estrategias del enemigo
Como puede ver, pienso que esta es la estrategia del enemigo ahora mismo. Está tratando de meterse en nuestras cabezas. Está tratando de decir: “Oye, todo es correcto y está bien, pero no pienses que tu Dios te va a salvar. No pienses que Él va a salvar a tu familia. No pienses que te va a ayudar en tu batalla. No pienses que Dios peleará por ti”. Eso es lo que el Rabsacés está diciendo. Trató de agitar las dudas hacia Dios. Trató de agitar la duda hacia los líderes y trató de agitar la duda hacia la reforma. Incluso trató de agitar la duda acerca de ellos mismos.

“Esto es lo que está haciendo el enemigo. Ahora mismo está llenando la atmósfera, tratando de meterse en nuestras cabezas”

Pienso que algo de lo que está ocurriendo hoy en los medios de comunicación, es fortalecido por el espíritu del Rabsacés. El Rabsacés está llenando la atmósfera con mentiras y medias verdades, y está interviniendo para voltear nuestros corazones, diciendo: “No pienses que Dios te salvará. No pienses que Dios peleará por ti. No pienses que estás obrando bien en esto”.

“Debemos comprender, tenemos que meternos en la Palabra de Dios. Tenemos que meternos en la oración y saber que Dios pelea por nosotros”

Luego de un mes que ocurrió esto, me enfermé y tuve algunos problemas que parecía que no los podría superar físicamente. Fue esta voz que siguió sonando en mi cabeza y decía: “Ya no tienes poder. Ya no tienes autoridad. Ya no tienes nada de eso”. Sabía que era el Rabsacés. Sin embargo, permítame decirle que no la pude detener. Aunque pude identificarla como la voz del enemigo, por alguna razón no podía detenerla.

¿Sabe qué hice? Fui donde mi esposo, fui donde los ancianos y tuve gente que oró por mí. Este es un tiempo cuando no podemos quedarnos solos. Debemos tener gente que esté firme con nosotros y ore por nosotros. ¿Recuerda el pasaje que le entregué que dice que “ninguna arma forjada prosperaría contra nosotros”? Sigue diciendo: “…toda lengua que te acuse será refutada” (Isaías 54:17a). Este es un tiempo cuando debemos condenar esa voz que viene a nuestra cabeza para tratar de hablarnos y sacarnos de nuestra victoria, sacarnos de nuestro destino y tratar de hacernos abandonar.

“No abandone. No vuelva atrás. Dios nos llamó a perseverar en la batalla y Él peleará por nosotros”

¿Sabe que ocurrió luego en la historia? Vino Ezequías y derramó las acusaciones del Rabsacés ante el altar del Señor. Clamó a Dios y dijo: “¡Dios, necesito una palabra!” (ver 2 Reyes 19:14-19). (Permítame decirle que este es el tiempo donde necesitamos una palabra. ¡Necesitamos una palabra de Dios!)

Cuando Ezequías clamó a Dios, Isaías se presentó diciendo: “Hola, Dios me entregó una palabra para ti. No temas, ninguna flecha del enemigo caerá en la ciudad. En realidad, trataré con el Rabsacés. Volverá a su país y alguien lo matará allí. Enviaré a Senaquerib de regreso por donde vino. No te preocupes, también trataré con él” (ver 2 Reyes 19:20-34).

A continuación, las Escrituras dicen que esa misma noche, Dios envió un ángel. Era un solo ángel contra cientos de miles de asirios. Un solo ángel descendió y mató a 185000 asirios, así nomás (ver 2 Reyes 19:35).

Si usted piensa que su problema es grande, recuerde que esta historia se resolvió con un solo ángel. Dios no tuvo que enviar un ejército de ángeles. Solo envió un ángel para tratar con el problema. Permítame decirle que usted sirve a un Dios grande. Usted sirve a un Dios poderoso. Cuando clama a Él y cierra sus oídos a la voz del enemigo que trata de profetizarle su derrota, podrá oír la profecía de Dios. La voz de Dios nunca suena como una profecía de derrota, siempre suena como una profecía de victoria.

Quiero alentarlo, si el enemigo estuvo bombardeando sus pensamientos, consiga alguien que ore con usted. Escuche la Palabra del Señor en este tiempo. Quiero recordarle que al final de mi sueño, nos dijeron a mi esposo y a mí que azotáramos la espalda del enemigo. En realidad, Isaías 30:31 dice: “La voz del Señor sacudirá Asiria…”. ¡Sobre esto está hablando! 

Isaías 30:32 dice: “Cada golpe que el Señor descargue sobre ella con su vara de castigo será al son de panderos y de arpas; agitando su brazo, peleará contra ellos”.

Este es el tiempo para desatar la voz de Dios. Este es un tiempo para levantarse y profetizar. Este es un tiempo para creer la Palabra del Señor y no ser sacudidos. No abandone, no retroceda. Persevere hasta el final de la batalla y verá el Cielo peleando por usted. Esa es la palabra del Señor. Dios está destruyendo el espíritu del Rabsacés en su vida, en la Iglesia y creo, en esta nación.

Recuerde que la victoria es nuestra. ¡Dios lo bendiga!

Jane Hamon


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