Por Anne Marie Molster y Amie Rogers
El Señor está llamando a la
manifestación de sus Elías
Hay una historia en particular sobre Elías que estuve revisando repetidamente
las últimas semanas. Son los eventos relatados en 1 Reyes 18:16-39. En este escenario
leemos sobre el altar que edificó Elías. Sobre este altar se encontraba el
sacrificio de un buey. Este animal estaba apoyado sobre la madera y sobre las
piedras. Se había cavado una zanja alrededor del altar y luego todo fue
cubierto con agua, hasta que se llenó la zanja. Fue este altar sobre el cual
Elías llamó al fuego para que descendiera del Cielo y quemara todo, y así
ocurrió milagrosamente.
Estamos en un momento de manifestaciones milagrosas del Cielo que requieren
nuestra obediencia y, más importante, ¡nuestra valentía! Como puede ver, estar
ante una multitud masiva era lo que llamo un “altar de imposibilidad”. Muchos de nosotros tenemos múltiples altares de
imposibilidad en nuestras vidas; sean en nuestras finanzas, familias,
relaciones, salud o trabajo. Usted puede ponerle el nombre que quiera, pero hay
algo sobre esa situación que la hace aparecer como “imposible”.
Como el Señor nos está llamando a ser sus Elías, comisionándonos para
pararnos valientemente ante nuestros “altares de imposibilidad”. En nuestra
confianza y obediencia profundamente arraigadas, hablamos su verdad con valientía
sobre esa situación y al hacerlo, establecemos el nombre de Dios en ese altar y
llamamos al “posible
de Dios” para que tome control de
“nuestro
imposible”. Declárelo, aun cuando
sus pensamientos y emociones no estén alineados con la verdad. A pesar de todo,
¡grítelo! Esos pensamientos y emociones eventualmente se someterán a la
verdad, ¡porque hay poder en ello!
Nuestras vidas, así como el propósito en el cual caminamos y los planes
dentro de ese propósito, no son solo para nosotros. Nuestro Creador y Padre
celestial es multi propósito y multifacético. ¿Cómo podríamos creer que aquello
en lo que estuvimos caminando pueda ser parcial? En lugar de ello, debemos
comprender que su plan es mucho mayor que el nuestro y más grande de lo que
podríamos imaginar. Por esta misma razón, Dios está buscando a los que sean
osados e intensos en su fe, sabiendo exactamente que lo que Él depositó en sus
manos, es lo que Él cumplirá.
Muchos pierden esta marca porque creen que su osadía, sus sueños y sus visiones
fuera de la caja, necesitan estar contenidas y minimizadas para considerarse
aceptables, mucho menos alcanzables. Incluso podrían meterlas en una caja
etiquetada como “frágil
y perecederas”. Exactamente se
romperán y se perderán si no se les provee la altura, la anchura y la
profundidad que Dios diseñó para ellas. ¡La visión de su propósito sobre
ellas necesita ser ilimitada!
Los que conocen la importancia de la tarea que les encomendaron, comprenden
la naturaleza inclusiva de Dios. Estos propósitos y planes internos no son
diseñados para alcanzar o tocar solo a uno, sino para multiplicarla más allá en
las vidas de muchos otros, en las vidas de cada uno que vea la manifestación de
la grandeza de Dios.
Debemos recordar que nuestra osadía es simplemente una manifestación de nuestra
obediencia rendida. El foco no está sobre nosotros, está en Dios y en cómo
trabaja a través de todas y cada una de las circunstancias, situaciones y
relaciones.
No abandone
Recientemente tuve una visión sobre un juego de tira y afloja. En la
visión, este juego no se desarrollaba de manera divertida o agradable. Pude
verme sentada en un pozo de barro, observando el pañuelo en el medio, yendo
hacia adelante y hacia atrás sobre mi cabeza. Sentí que mis pensamientos
avanzaban y retrocedían como esa marca. Iban hacia adelante y hacia atrás,
desde la fe a la decepción, desde la confianza hacia la preocupación y desde la
paz hacia el temor.
Luego oí la voz
del Señor que estalló: “¡Es tiempo para
que escojas un lado y recojas esa cuerda! ¿Creerás lo que ves o creerás en mis
promesas? ¡Te estoy diciendo ahora mismo que es tiempo de tomar esa cuerda y
tirar con todas tus fuerzas! ¡No abandones, no abandones, no abandones! ¡Es el tiempo,
es el tiempo, es el tiempo!”.
Es el tiempo para poner su rostro como el pedernal. Debe saber que usted no
será ni puede ser movido, porque esas cosas que se levantan en su camino,
fueron establecidas por Dios e introducidas en su vida desde el momento de la
creación. Debe apoderarse de todas ellas, porque llegó demasiado lejos como
para abandonar ahora. Nadie jamás retiró su tienda en medio de la batalla, ¡usted
tampoco debe hacerlo!
En el mismo momento que clamó a su Padre celestial, fue enviada la
respuesta. Aún no se manifestó porque la guerra establecida sobre la respuesta
ha sido muy intensa. Le estoy diciendo que hay una apertura y está en su
camino. ¡Este es el tiempo!
Resurrección
Estuve oyendo la palabra “resurrección” sobre muchas situaciones, sueños y relaciones, pero sobre estas cosas aparentemente antiguas y muertas, el Señor está trayendo una resurrección nueva e inusual.
Estuve oyendo la palabra “resurrección” sobre muchas situaciones, sueños y relaciones, pero sobre estas cosas aparentemente antiguas y muertas, el Señor está trayendo una resurrección nueva e inusual.
El Señor me recordó la historia de Abraham y Sara (Génesis 15, 17, 21). Como
Abram y Sarai, recibieron su promesa antes de recibir sus nombres nuevos. Todos
hemos estado en un tiempo de preparación y espera. Nos aferramos a nuestras
promesas en ese tiempo de espera, pero ahora el Señor está viniendo hacia
nosotros con nuevos nombres y con nuestras promesas en sus manos.
Recordé una enseñanza que oí algunos años atrás. El pastor compartió cómo
en el idioma hebreo, una letra había cambiado completamente los nombres de Abram
por Abraham y el de Sarai por Sara. Esta era la letra “hei”
que fue añadida a sus nombres. Esta sola letra es el nombre y el aliento
de Dios. ¡Él puso su nombre en el de ellos y todo cambió! Después del cambio de
nombre, viene la manifestación de la promesa.
Hay un aliento fresco de Dios soplando sobre nosotros en este tiempo en el cual
nos estamos afirmando. El Señor está diciendo: “Estoy sumando mi nombre al tuyo,
entregándote novedad, sanidad, renovación y una visión fresca para ver que
mientras sales de esta debilidad y esta espera pasada y presente, ¡estás
entrando en lo que considerabas imposible!”.
¡Habrá un despertar masivo, una conciencia que Dios responde las oraciones
y se mueve de maneras milagrosas! Todo el temor del desaliento y las esperanzas
postergadas se disiparán en un instante y en la manifestación de las cosas que
esperamos largamente. Puedo ver transferencias de riquezas que ocurren de
maneras sin precedentes. Puedo ver la restauración de relaciones que estuvieron
separadas durante mucho tiempo, solo con una llamada telefónica. Puedo ver
sanidades de enfermedades crónicas y un chequeo del médico que afirma: “Ya no hay
evidencia de enfermedad”.
Puedo oír “descalificado
para calificar”. Ese trabajo que
estuvo esperando y por el cual estuvo orando, pero le negaron la oportunidad
porque le faltaba algo, se lo ofrecerán repentinamente porque “es la persona
correcta para el trabajo”. Todo
lo imposible en su vida ahora gritará “¡todas las cosas son posibles!”. El Señor califica a todos los que parecían
descalificados. El Señor sana todas las enfermedades y provee de maneras que
jamás imaginamos. ¡Él se está mostrando y pronto todos verán a la Iglesia
caminando en la plenitud de todo aquello para lo cual fue creada!
¡Un tiempo de “Él
no lo hará”!
Juan 10:10 dice: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo
he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”.
Escucho a muchos declarando: “¡Él no lo hará!”.
Pero sus pensamientos y emociones estuvieron más alineados con: “¿En realidad
lo hará?”. También piensan si
volverán a quedar en el polvo de la decepción … una vez más.
En primer lugar, nuestro Padre celestial entiende esto y no lo condena por
sus luchas. Sabe que hay muchos peleando por cosas y situaciones muy difíciles
sobre las cuales Él habló sus promesas. Cuando la visión de lo imposible es
demasiado intensa, cercana y personal, es como si la batalla se concentrara en
nuestra esperanza, nuestra fe y nuestra confianza. Recuerde, la fe y la
confianza son dos cosas separadas, pero caminan juntas. Cuando andan juntas,
nos ayudan a construir nuestro músculo de confianza.
Cuando nuestra fe comienza a decaer, nuestra confianza se mantiene firme y
nos impulsa hacia adelante. Nuestra fe puede ser pequeña como un grano de
mostaza, pero unida a nuestra confianza destruirá montañas, reventará puertas
de bronce y derretirá barras de hierro (Isaías 45:2).
Nos estamos afirmando en la abundancia. El gozo abundante, las relaciones
abundantes, la salud abundante, la provisión abundante y el cumplimiento
abundante de los planes y los propósitos para los cuales fuimos llamados. Ya no
habrá más tiempos pasados o formas pasadas. Sacúdase todo pensamiento antiguo
de pobreza. ¡Usted fue llamado, escogido, es valioso y es hijo del Rey
Altísimo!
Anne Marie
Molster y Amie Rogers
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