Por Lana Vawser
Durante la última semana ocurrió un estruendo profundo en el espíritu. Hubo
una turbulencia y una mayor urgencia que se incrementó en el espíritu.
El Señor me habló
y dijo: “Lana, está ocurriendo un terremoto en
el espíritu ahora mismo, debido a la transición mayor que se está manifestando.
Ahora se están abriendo nuevos libros para la nueva era que se está abriendo y
mi pueblo debe estar preparado para oír”.
Dios está impartiendo y revelando nuevos libros con una revelación específica
de alta definición para esta nueva era y ahora mismo nuestra posición ante el
Señor es crucial.
Tuve una visión
donde vi a Jesús llamando a su pueblo a volver al “tablero
de dibujo” del Espíritu Santo. Pude oír al Señor que decía: “Este es el tiempo, ahora mismo, para recibir instrucción
específica sobre cómo avanzar en esta nueva era. No mires a los libros de ayer,
siéntate ante Mí en humildad y prepárate para oír”.
Proverbios 8:33-35 dice: “Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciéis.
Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día,
aguardando a los postes de mis puertas”.
Humildad
Cuando el Señor me
habló este mensaje, hubo una palabra que sonó muy fuerte ante mí: “Humildad”. Hay una posición de humildad que
el Señor está demandando al recibir la revelación y la instrucción para esta
era. Hay una preparación y un cambio poderoso que se está produciendo en el
Cuerpo de Cristo, para entrar en las cosas nuevas que el Señor está haciendo.
La clave para esto está en Miqueas 6:8: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia,
y humillarte ante tu Dios”. Sentí el temor de Dios que me rodeaba cuando me senté con Él, porque
percibí que esta invitación que venía de su corazón era increíblemente
importante en nuestro andar con Él, pero especialmente ahora mismo: “Tener ojos para ver y oídos para oír”.
Es una posición de
humildad ante el Señor que dice: “Jesús, enséñame
tus caminos, solo quiero tu instrucción, la recibo”. Es el lugar para ver y oír lo que el Señor está
entregando para esta nueva era y entrar en ello. Es la posición donde rendimos
todo lo que ha sido, no porque fuera malo, sino por la posición de rendición necesaria
para alinearnos completamente con los caminos de Dios.
Luego el Señor
dijo: “Los que tienen ojos para ver y oídos para
oír, entrarán en la mayor manifestación sin precedentes de mi aceleración en
los últimos meses del 2019”.
“Estés listo o no, ¡aquí vengo!”
Continué oyéndolo
susurrar: “Estés listo o no, aquí vengo. Los
últimos meses del 2019 serán una trayectoria de despegue para todos los que estén
rendidos”.
Luego,
repentinamente volví a oír el sonido de un terremoto en mi espíritu y le
pregunté al Señor qué estaba ocurriendo. Dijo: “En
la quietud (confianza), estoy impartiendo revelación desde estos nuevos libros
que se están abriendo y los introducirá en los grandes cambios y alineamientos
que nunca antes se vieron en la vida de mi pueblo. La turbulencia es tan fuerte
ahora mismo, porque estos nuevos alineamientos y cambios no dejarán nada igual.
Todo será transformado, impactado, cambiado y rearmado para el mayor movimiento
glorioso de mi Espíritu en sus vidas”.
“En el cambio mayor que está ocurriendo, hay una tendencia hacia el
temor y a quedarse en el pasado, pero en la quietud de corazón (confianza) y en
la rendición hacia mis caminos, mi pueblo entrará verdaderamente en el mayor
tiempo de gozo que haya conocido. Estoy decretando una era completamente nueva
sobre mi pueblo, donde el reinicio divino de mi mano, liberará una plenitud
sobre sus vidas que nunca antes conocieron”.
“La tierra hacia donde estoy guiando a mi pueblo es mayor a sus
expectativas. El aumento en esta tierra es exponencial y sin precedentes, pero
para administrar el mover de mi Espíritu en esa magnitud en esta nueva era, se
requiere un pueblo rendido que camine en humildad”.
Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu
propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.
“El tiempo está en mis manos”
Luego pude oír al
Señor que decía: “El tiempo está en mis manos. Volveré
atrás el tiempo y aceleraré el tiempo”. Le
pregunté al Señor qué quería decir con esto. Repentinamente pude ver a muchos
en el Cuerpo de Cristo que estaban angustiados acerca del tiempo. Era una
angustia que cargaron durante muchos años. Esta angustia era por el tiempo
perdido, los reproches, las oportunidades perdidas, las decepciones, los
errores, etc. La angustia en sus corazones
era sobre el “tiempo perdido”.
Pude ver a Jesús
de pie en esos lugares, mientras su poder volvía atrás en el tiempo y a través
de la restauración de su mano, desataba la aceleración en las áreas donde se
había arraigado la angustia. El Señor me volvió a hablar: “Una de las mayores demostraciones de mi poder en esta
nueva era, será en la redención del tiempo. Por mi Espíritu, restauraré y haré
más en 24 hs que en toda tu vida. Los milagros que ocurrirán en un día serán
tan sobrenaturales, que demostrarán hasta qué punto estoy ‘fuera del tiempo’ y
soy dueño del tiempo”.
En esta nueva era
muchos tienen angustias, dolor y reproches sobre lo que parecía ser “tiempo perdido”. El
Señor demostrará de manera abrumadora una restauración y una aceleración
poderosa, por su poder y por su mano.
Una invitación de su corazón
El Señor me mostró
que hay una invitación hermosa extendida al Cuerpo de Cristo para aprender de
Él sobre los “tiempos y las estaciones”. Tuve una visión donde vi un libro enorme y el
título en la tapa era “Cómo discernir los
tiempos”. Desde ese lugar de humildad y rendición ante el Señor, hay
una invitación para ser enseñados por Él acerca de discernir los tiempos.
Su voz me rodeó: “Para moverte conmigo en esta nueva era y en lo que voy a
hacer, es imperativo que mi pueblo crezca en el discernimiento de los tiempos
sobre ellos. Estoy extendiendo una invitación en esta nueva era para que sean
enseñados por mi Espíritu en discernir los tiempos y lo estoy haciendo de una
manera significativa, para que puedan caminar en la revelación y el discernimiento.
Aplicando lo que estoy entregando, se producirá la Reforma”.
Lana Vawser
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