Por Kiwanda Redner
Salmo 118:5-6: “Desde
la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso.
Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
Hace poco mi
esposo Mark y yo entramos a un nuevo lugar en nuestras vidas. En dos meses
cambiamos de una posición donde pastoreamos durante 15 años y, al mismo tiempo,
cada uno de nuestros hijos también fue transformado, dejando nuestro hogar,
comprometiéndose, mudándose y comenzando la escuela. No teníamos más
estructura, los recursos eran limitados y no había ingresos. En lo natural no
era cómodo e incluso se crearon muchos temores porque había demasiadas
incógnitas. Tratamos de aferrarnos a algo familiar, solo para tener un sentido
de seguridad, ¡pero descubrimos que no podíamos volver atrás!
Dios dijo: “¡Estoy haciendo todas las cosas nuevas!”. ¿Por qué? Porque clamamos, porque buscamos el
corazón de Dios, porque quisimos someternos a los caminos del Espíritu. No nos
dimos cuenta de lo que significaría lo nuevo cuando lo pedimos. ¡No sabíamos lo
que significaba que todas las cosas iban a cambiar! Nuevos caminos, nuevos
pensamientos, nuevos procesos, nuevas relaciones y nuevos diseños a seguir.
Mientras
clamábamos a Dios, Él nos estableció en un lugar amplio: ¡La nación y las naciones! El Espíritu Santo
nos habló y dijo: “Para que se muevan en lo nuevo,
estoy quebrando todas las cargas que no tienen que ver conmigo”. Dios nos reveló lo pequeño que se había
convertido nuestro mundo, porque sin darnos cuenta, nos atamos a nuestras
propias habilidades, a las estructuras del mundo, al pensamiento religioso, a las
relaciones, a la influencia, a los dones y a las responsabilidades, más que a
los caminos de Dios.
Nos humillamos,
nos arrepentidos y pusimos todo en el altar ante Dios. Pensábamos que sabíamos
qué hacer y cómo actuar, pero ahora que estábamos posicionados en una completa
rendición, ¡nos dimos cuenta que no sabíamos hacia dónde ir o qué hacer por
nosotros mismos! Cada día decíamos lo mismo: “No
sé qué hacer hoy, pero el Espíritu Santo sí lo sabe”.
La parte hermosa
del camino fue que ahora podíamos ver las viejas ataduras que nos retuvieron en
la incredulidad, el temor y en el falso sentido de seguridad. Todas se
quebraron cuando clamamos por más del Espíritu Santo. Él nos hizo libres de las
ataduras que nos mantuvieron cautivos y nos estableció en un lugar amplio con
mucha más libertad para ser aquello para lo cual fuimos creados por Dios, y caminar
en la expansión de sueños y la abundancia que Él había diseñado ante nosotros.
¡Es tiempo para experimentar lo nuevo!
Este es un tiempo
de transición hacia lo nuevo para el Cuerpo de Cristo. Hay libertad en lo
nuevo, ¡es tiempo para experimentarlo! Él está posicionando a cada uno en un
lugar amplio, si anhelamos rendirnos ante su trono. Esta transición no es solo un cambio en las situaciones
diarias, es una transformación completa en nuestra vida, porque esta es una
nueva era. Necesitamos estar preparados como si este fuera el tiempo para que
el pueblo de Dios se levante y tome su posición.
2 Corintios 6:2 dice: “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te
he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salvación”.
¡Dios tiene una
agenda para las familias, las regiones y las naciones que requiere que estemos
alineados con su corazón, listos para movernos sin ataduras!
Habacuc 2:14 dice: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la
gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.
En lo nuevo habrá
responsabilidades y estructuras, pero no serán iguales a las antiguas, porque
fuimos desvestidos de esa mentalidad, mientras nos establecemos en la mente de
Cristo. ¡Porque todos tenemos la mente de Cristo!
1 Corintios 2:14-16 dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las
cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del
Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.
“Deja lo familiar y abrázame a Mí”
Hoy el Espíritu
Santo está diciendo: “Te establecí en este lugar
amplio. Escuché tu clamor. ¿Por qué temes? ¿Por qué temes? ¡Clamaste y te
respondí! Tengo mucho más para ti de lo que alguna vez imaginaste o soñaste. No
lo pudiste imaginar o soñar debido a las ataduras. Tu mundo quedó limitado
porque tu enfoque estaba en lo que podías hacer, en quienes te rodeaban y en lo
que conocías. Tu seguridad estaba en ti misma, no en Mí”.
“Vuelvo a decirte, ‘¡oí tu clamor!’. Escuché el anhelo de tu corazón.
Resuena con mi corazón. Por eso te establecí en un lugar amplio. Pero para
entrar en la plenitud de lo nuevo, debes dejar que se vayan todas las ataduras
del pasado”.
“Pasa tiempo conmigo y permíteme mostrarte el camino. Este es el tiempo
para dejar que se vaya todo lo familiar y dejar que te muestre el camino. Este
es el tiempo para dejar que se vaya todo lo familiar y te aferres solo a Mí.
Sí, es desconocido, pero solo para ti, no para Mí. Yo soy tu refugio. Es un
lugar amplio, más grande que lo que conociste, libre de las ataduras del mundo,
listo para que lo explores conmigo”.
“Abraza la aventura, abraza las incógnitas, abrázame a Mí, para que
puedas abrazar lo nuevo”.
Kiwanda Redner
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