martes, 7 de julio de 2020

“Firmes ante la tormenta”



Por Francis Frangipane

Este artículo incluye extractos de una palabra que entregué varios años atrás. Está adaptada de mi libro, “Me encontrarás”, pero creo que es una palabra actual para estos tiempos. Salmos 11:3 dice: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?”.

Así como existen fundaciones que se deben cavar para levantar edificios, existen fundaciones espirituales sobre las que debemos edificar una vida espiritual estable. Si nuestras fundaciones fueran destruidas o si tratamos de edificar sobre un fundamento incompleto, en ese nivel hemos comprometido nuestra habilidad para afirmarnos durante las tormentas de la vida.

Conocí muchas personas que podían profetizar, orar por los enfermos o cantar hermoso en la congregación, pero interiormente sus vidas espirituales eran inestables. Ni bien se levantaban las dificultades, terminaban apartados. ¿Por qué? Porque así de “unidos” como parecían, habían perdido algo de su fundamento interior. Se derrumbaron durante la tormenta.

Jesús lo expresó así:
Lucas 6:47-48 dice: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca”.

La pregunta no es si “vendrá” una tormenta, sino cuando ocurrirá. Las tormentas son parte de la vida. Todos las experimentaremos. La vida transcurre desde la calma y la paz hacia estallidos de turbulencia y adversidad. Una casa puede permanecer en pie durante estos tiempos, solo si fue bien edificada.

Jesús está diciendo que nuestra “casa” representa nuestra vida espiritual y al edificar esta vida, el fundamento es la parte más importante de la estructura. Todo lo demás que edificamos, sea en el ministerio, en los dones o en el llamado, será sobre el fundamento oculto establecido por Cristo.

El problema se agrava porque no puede edificar su casa durante una tormenta. Su casa se debe edificar antes que venga la tormenta. Por tanto, Jesús concluyó su advertencia:

Lucas 6:49 dice: “Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”.

Me estremezco cuando recuerdo a muchas personas (eso sí, buenas personas), cuyas casas “colapsaron” ante la tormenta de la tentación o la adversidad. Cuán ciertas son las palabras del Salvador: “… y la ruina de sus casas fue grande”.

Vienen las tormentas
Como padre espiritual, estoy preocupado sobre la Iglesia. Las personas están orgullosas cuando sus vidas son desestructuradas, como si la “indisciplina” fuera un sinónimo de “humildad”. ¿Puedo hablar cándidamente? Pienso que Dios no define a la “indisiciplina” como una forma de humildad, sino como una forma de desobediencia.

No me volví legalista; nos estoy llamando a la obediencia. En su Gran Comisión, Jesús le dijo a la Iglesia que debía hacer discípulos “que obedecieran todo” lo que Él les “ordenó” a los primeros discípulos (Mateo 28:20). Sí, hay un tiempo cuando el pueblo necesita ser amado y sanado. Sin embargo, hay otro tiempo cuando necesitamos responder al amor de Dios. En realidad, ¡es su amor que quiere reedificar nuestras vidas sobre un fundamento que puede resistir las batallas y ser victoriosos! 

Específicamente, ¿qué quiero decir cuando hablo de fundamentos espirituales? Las antiguas actitudes deben ser removidas de nuestras almas y reemplazadas por actitudes estructuradas a la imagen de Cristo. La confianza en nosotros mismos debe convertirse en una confianza establecida completamente en Cristo. Debemos arrancar el orgullo, para establecer la verdadera humildad.

Las preocupaciones, el temor y el pecado se deben ir, para que sea establecida la oración. Como puede ver, Dios nos llama a caminar como redentores, conformando nuestras vidas según el ejemplo de Cristo. Detrás de estos trazos podremos unirnos funcionalmente a otros cristianos en nuestras ciudades para ser “una morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:22).

Estoy hablando de tener mucho más que las doctrinas correctas. Estoy hablando de las actitudes correctas, la visión bíblicamente correcta y la fe teológicamente precisa, para que podamos revelarle la vida de Cristo al mundo que nos rodea y vive en tinieblas.

La visión de ser como Cristo debería ser el enfoque del liderazgo y las congregaciones. Este ha sido el propósito del Padre desde el principio del tiempo y permanece como su meta inamovible al final de los tiempos (ver Génesis 1:26-27; Romanos 8:28-29).

Si edificamos sobre los fundamentos de Cristo, ciertamente nos encontraremos firmes ante la tormenta.

Francis Frangipane 


No hay comentarios: