jueves, 30 de julio de 2020

“Padre para los huérfanos: Una palabra para los que se sintieron abandonados y rechazados”



Por Demontae Edmonds

Cuando era adolescente traté de unirme a la Guardia Nacional de Virginia. Me fue bien en el examen sobre aptitudes militares y estaba excitado sobre el entrenamiento militar inminente. Tenía menos de 18 años y por ley necesitaba el permiso de ambos padres para alistarme. Mi madre se reunió con el reclutador y firmó los documentos requeridos. Pero necesitaba la firma de mi padre para poder avanzar. Sin embargo, había un dilema: No había cómo encontrarlo. No tenía idea cómo encontrarlo o contactarlo.

Mi padre y yo éramos extremadamente cercanos. Hablábamos todos los días, incluso luego de separarse de mi madre. Sin embargo, durante este tiempo de mi vida simplemente había desaparecido. Tenía sus propios desafíos con los que estaba tratando y nuestro contacto pasó de ser diario a desaparecer por completo. No podía encontrarlo para que firmara los papeles. Me sentía decepcionado, pero estaba más herido y negativamente afectado, por no haber tenido contacto con mi padre por cerca de un año.

Por reflejo, sabía que no era la voluntad de Dios para mí que me uniera a la Guardia Nacional de Virginia o al Ejército en ese momento. Dios usó ese incidente, así como una palabra profética que el Señor me entregó por mi consejero acerca de la Guardia Nacional, para confirmarme ese punto. Años más tarde, aprendí que la prima del Sargento Primero era la esposa de un pastor y creo que Dios la usó para intervenir estratégicamente.

Nada en comparación
La sensación de abandono que experimenté ese año, cuando no tuve contacto con mi padre y tampoco pude contactarlo, es nada comparado con los millones de personas que fueron impactadas por los espíritus de rechazo y abandono.

Dios me guio a enseñar sobre el espíritu de abandono durante una serie de videos recientes. Muchos recibieron sanidad interior mientras el Espíritu de Dios los llevó desde el quebranto y las heridas, hacia la plenitud. Muchas personas compartieron historias traumáticas de haber sido abandonados por sus padres y rechazados por sus propias familias.

Dios tiene esperanzas para las personas que nunca habían conocido a su padre. Dios tiene sanidad para las personas que nunca oyeron a su madre decirles que los amaban. Dios tiene una promesa para la persona que nunca se sintió apoyado y amado por su propia familia. Dios tiene un abrazo para las personas cuyos padres vivieron en la misma ciudad, pero nunca les importó saber de ellos. Dios tiene un lugar especial en su corazón para las personas que fueron abusadas verbal o físicamente por sus padres.

Dos tipos de abandono
El abandono puede ocurrir en varios niveles, pero pueden dividirse en dos categorías principales: abandono físico y emocional. El abandono físico ocurre cuando hay un padre ausente, una persona es entregada en adopción, una persona tiene que vivir con parientes que no son sus padres biológicos o es destinada a un orfanato. El abandono emocional es cuando un padre o un cuidador está físicamente presente, pero el niño no recibe afecto, cuidado apropiado, amor o atención. Esto puede dejar a un niño sintiéndose solo y rechazado. Tristemente, ambos tipos de abandono pueden tener un impacto negativo sobre la psiquis y las emociones de una persona.

Síntomas
Una persona con heridas profundas de rechazo y un espíritu de abandono, puede luchar con los siguientes asuntos en su vida. Satanás sabe cómo explotar las heridas del alma y atraparnos en ciclos negativos. Aquí vemos algunos de los síntomas que puede experimentar una persona que sufre de temor al abandono:

1. Problemas para confiar en la gente, incluso en aquellos que son confiables.
2. Dificultad para expresar sus emociones o sus sentimientos verdaderos.  
3. Temor de estar solo.
4. Un espíritu controlador en las relaciones.
5. Hipersensibilidad ante cualquier forma de crítica o feedback constructivo.
6. Dificultad para establecer conexiones emocionales con otros.
7. Sabotea a propósito las relaciones o las deja pasar de largo, como un mecanismo de defensa. Se mantiene alejado de las relaciones (para evitar abandonos futuros).
8. Ciclos de ataques con depresión, sin una razón aparente o cuando se sienten rechazados.
9. Emoción persistente de sentirse rechazados o no amados.

Creo que muchas personas que trataron con un fuerte rechazo o abandono en sus vidas, tuvieron que batallar con varios de estos síntomas. Con frecuencia el ministerio de liberación (echar fuera demonios), intentó desatar a las personas que trataban con el abandono, pero esto no siempre fue eficiente o suficiente. Hasta que las áreas de rechazo y abandono sean identificadas y tratadas por el Espíritu de la Gracia, muchos de los que aman a Dios permanecen en esclavitud.

Las buenas nuevas
Gracias a Dios que puede destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8) y su Palabra está ungida para sanar los corazones quebrantados. Cuando Dios me llamó al ministerio, lo hizo desde Lucas 4:18. En este capítulo, el Señor Jesús hizo una declaración pública del manto que había sobre su vida y su ministerio.

Lucas 4:18 dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos…”.

La palabra “Evangelio” (Gospel) se deriva de dos palabras inglesas antiguas: Good (buena) y Spel (noticias). Hay buenas noticias si usted experimentó el quebranto de corazón y el trauma del abandono. Jesús es sanador. Jesús es un amante de nuestra alma. ¡Jesús ya vino para remover el dolor interior y la agitación! Jesús no solo puede sanar, sino reparar las piezas rotas de nuestro ser y darnos paz interior.

Recuerdo que mi pastor, años atrás, solía definir la paz como “nada quebrado, nada perdido”. Eso es lo que Dios quiere hacer por nosotros, sanar las áreas quebrantadas y llenar todo espacio vacío de nuestro corazón con su bondad. Juan 14:27 dice: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”.

La promesa del salmista
Salmo 27:10 dice: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos”.

Qué declaración profética poderosa hecha por el salmista que escribió este capítulo. Revela la confianza del salmista en el Señor como proveedor, protector y defensor para los abandonados. Además, este verso revela que el Señor tiene un lugar especial en su propia mente y su corazón por las personas que fueron rechazadas. El Señor se afirma a favor de los huérfanos de padre y madre, llenando los espacios vacíos. Dios asume el caso de los abandonados. “¡El Señor me levantará!”

Leyendo este verso (Salmo 27:10) de diferentes traducciones, revela varios factores importantes sobre la promesa de Dios sobre los huérfanos, los rechazados, los traumatizados y los abandonados.

“... el Señor cuida de mí”.
El Señor lo ama. El Señor promete cuidarlo como persona y suplir todas sus necesidades por medio de Jesucristo.

“... el Señor me recibirá”.
No importa quién lo rechazó o abandonó, Dios lo recibe por el sacrificio de Jesucristo.

“... el Señor me hará entrar”.
Nunca nos dejará “afuera en el frío”. Dios siempre tiene un lugar en su corazón y una familia para nosotros.

“… el Señor me mantendrá cerca”.
Dios desea revelarse a sí mismo de una manera profunda y significativa a cada creyente.

“... el Señor me recoge”.
Él sana a los quebrantados y restaura su alma (Salmo 23).

¡Wow! Un estudio de este verso por sí mismo es suficiente para hacer que cada uno quiera salir corriendo y adorar a Dios.

Estas son las propias palabras de Jesús en Mateo 28:20: “… les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.  

¡Jesús promete que nunca nos dejará ni nos abandonará!

Oración para aquellos que se sienten rechazados o abandonados
Amado Padre Dios, gracias porque hay un lugar especial en tu corazón para aquellos que fueron rechazados, abandonados o traumatizados por los traumas de la niñez. Te pedimos que reveles este lugar especial para aquellos que sufrieron ciclos de depresión, desánimo, soledad y un sentimiento de no ser amados. Declaremos que tu promesa viene a existencia y tomarás la causa de aquellos que fueron rechazados por sus propios padres y familiares.

Padre, por tu Espíritu Santo, por favor rodea a tus hijos e hijas espirituales con otros creyentes que los abracen con tu amor. Decretamos, por la unción del Espíritu Santo, que se quiebran todas las cadenas y ataduras de la mente de aquellos que están afligidos por el abandono y los liberas para caminar en la libertad gloriosa de Jesucristo. Oramos en el nombre de Jesús, ¡amén!

Demontae Edmonds

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