martes, 7 de julio de 2020

“Un tiempo de redefinir relaciones”



Por Hiram Vargas

Existe una gran diferencia entre un conocido, una amistad y una relación. Todos hemos tenido amor por personas en nuestra vida en estos diferentes niveles. En este tiempo, muchos están descubriendo cuán significativas o cuán superficiales pueden ser ciertas relaciones.

Hay ciertas relaciones, específicamente con nuestras esposas, hijos y seres queridos, que se fueron distanciando con el tiempo. Algunas relaciones no fueron fructíferas, esto significa que no fueron recíprocas. Una persona hace todo el acercamiento, la interacción y la inversión, mientras la otra persona no hace nada. Creo que en este tiempo el Señor está comenzando a poner el reflector sobre nuestras amistades y relaciones.

Dios es justo y se ocupa de nuestras relaciones. No es justo para una persona sembrar y no cosechar. El Reino de Dios está basado sobre el principio de la siembra y la cosecha. En este tiempo, el Señor está trayendo unidad en las familias, con un lazo más fuerte que antes. Los matrimonios están siendo fortificados y las familias están siendo entretejidas.

El Señor está acercando más ciertas relaciones, pero está liberando a algunas personas de relaciones que no llevan fruto. Estas son relaciones típicamente unilaterales y disfuncionales, donde una persona hace toda la inversión y el esfuerzo, y la otra persona invierte muy poco o nada.

Permitamos que el Señor defina nuestras relaciones en esta nueva era. Algunas relaciones florecerán y brotarán, otras se ajustarán en un nivel de importancia diferente y otras serán podadas de nuestras vidas, simplemente porque no son fructíferas. También comenzaremos a ser restaurados de relaciones pasadas que han pasado por este ciclo; el Señor está reiniciando, redimiendo y restaurando lo que se había perdido. Como sea, permitamos que Dios sople sobre nuestras relaciones.

Nuestra clave: Intimidad con el Dador de la vida
Ezequiel 37:1-4 establece: “La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo le contesté: Señor omnipotente, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor!”.

Antes que a Ezequiel le ordenaran profetizarles a los huesos secos, dice que la mano del Señor vino sobre él (Ezequiel 37:1). Fue solo debido a esto que pudo profetizarles la palabra de vida a los huesos secos. En este próximo tiempo, el Señor está demandando intimidad, porque su mano debe estar sobre nosotros y profetizar vida. Seguí oyendo esto en mi espíritu: Antes que podamos profetizarles a nuestras relaciones para que pasen de ser huesos secos a ser un organismo viviente, primero debemos tener intimidad con el Dador de la Vida. Los que eviten este proceso, continuarán alimentando relaciones disfuncionales.

Las relaciones disfuncionales les impidieron a muchos entrar en sus propósitos y sus destinos proféticos. En este tiempo, debemos dar a luz relaciones que vienen desde el lugar secreto y no desde los deseos de nuestra alma. Este es un tiempo crucial para muchos en el Reino. Recibimos una gran oportunidad para fortificar nuestros matrimonios, nuestras familias y nuestras relaciones. Todas las relaciones deben ser un subproducto de nuestra relación con el Señor.

Padres, ¡tomen su lugar en las puertas!
Recientemente, mientras oraba, el Señor me reveló cómo se vería este nuevo tiempo en las familias. El Señor comenzó a hablarme sobre las cabezas de los hogares, teniendo encuentros con el Señor que cambiarán completamente el paradigma de familia y los legados. Pude ver cómo se quebraba la espalda de la adicción en los padres. Mientras los padres comenzaban a clamar al Señor, el poder de Dios los liberaba instantáneamente. 

Pude ver un padre comenzando a guiar a su familia en la presencia de Dios y sus hijos estaban postrados sobre sus rostros, mientras adoraban al Señor. Creo que los padres son los que guardan las llaves y las puertas de las familias. Mientras los padres toman su lugar en las puertas, veremos una revolución ocurriendo en la unidad de las familias desde los más pobres hasta los más ricos. Creo que algunos de los mayores líderes que veremos en la Iglesia en los días por venir serán padres quebrados y los que vengan de familias quebradas sobre las cuales sopló el Señor. Esto provocará uno de los mayores movimientos de base de Dios en América, de costa a costa.

Esta será la mejor hora para la Iglesia, mientras las cabezas de las casas y las familias unidas comienzan a caminar en armonía como una. Cuando esto ocurra, veremos vecindarios enteros, ciudades y regiones impactadas por el Evangelio de Jesucristo. El Avivamiento y la expansión del Reino comenzarán a ocurrir a un paso acelerado, como nunca antes vimos.

¡Abracemos este tiempo con todas nuestras fuerzas y permitamos que el Señor opere todas las cosas para nuestro bien!

Hiram Vargas


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