Por Hiram Vargas
Existe una gran diferencia entre un conocido, una
amistad y una relación. Todos hemos tenido amor por
personas en nuestra vida en estos diferentes niveles. En este tiempo, muchos
están descubriendo cuán significativas o cuán superficiales pueden ser ciertas
relaciones.
Hay ciertas
relaciones, específicamente con nuestras esposas, hijos y seres queridos, que
se fueron distanciando con el tiempo. Algunas relaciones no fueron fructíferas,
esto significa que no fueron recíprocas. Una persona hace todo el acercamiento,
la interacción y la inversión, mientras la otra persona no hace nada. Creo que
en este tiempo el Señor está comenzando a poner el reflector sobre nuestras
amistades y relaciones.
Dios es justo y se ocupa de nuestras relaciones. No es justo para una persona sembrar y no cosechar. El Reino de
Dios está basado sobre el principio de la siembra y la cosecha. En este tiempo,
el Señor está trayendo unidad en las familias, con un lazo más fuerte que
antes. Los matrimonios están siendo fortificados y las familias están siendo
entretejidas.
El Señor está
acercando más ciertas relaciones, pero está liberando a algunas personas de
relaciones que no llevan fruto. Estas son relaciones típicamente unilaterales y
disfuncionales, donde una persona hace toda la inversión y el esfuerzo, y la
otra persona invierte muy poco o nada.
Permitamos que el
Señor defina nuestras relaciones en esta nueva era. Algunas relaciones
florecerán y brotarán, otras se ajustarán en un nivel de importancia diferente
y otras serán podadas de nuestras vidas, simplemente porque no son fructíferas.
También comenzaremos a ser restaurados de relaciones pasadas que han pasado por
este ciclo; el Señor está reiniciando, redimiendo y restaurando lo que se había
perdido. Como sea, permitamos que
Dios sople sobre nuestras relaciones.
Nuestra clave: Intimidad con el Dador de la vida
Ezequiel 37:1-4 establece: “La
mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un
valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar
que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente
secos. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo le
contesté: Señor omnipotente, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre
estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor!”.
Antes que a Ezequiel
le ordenaran profetizarles a los huesos secos, dice que la mano del Señor vino
sobre él (Ezequiel 37:1). Fue solo debido a esto que pudo profetizarles la
palabra de vida a los huesos secos. En este próximo tiempo, el Señor está
demandando intimidad, porque su mano debe estar sobre nosotros y profetizar
vida. Seguí oyendo esto en mi espíritu: Antes
que podamos profetizarles a nuestras relaciones para que pasen de ser huesos
secos a ser un organismo viviente, primero debemos tener intimidad con el Dador
de la Vida. Los que eviten este proceso, continuarán
alimentando relaciones disfuncionales.
Las relaciones
disfuncionales les impidieron a muchos entrar en sus propósitos y sus destinos
proféticos. En este tiempo, debemos dar a luz relaciones que vienen desde el
lugar secreto y no desde los deseos de nuestra alma. Este es un tiempo crucial para muchos en el
Reino. Recibimos una gran oportunidad para fortificar nuestros matrimonios,
nuestras familias y nuestras relaciones. Todas las
relaciones deben ser un subproducto de nuestra relación con el Señor.
Padres, ¡tomen su lugar en las puertas!
Recientemente,
mientras oraba, el Señor me reveló cómo se vería este nuevo tiempo en las
familias. El Señor comenzó a hablarme sobre las cabezas de los hogares,
teniendo encuentros con el Señor que cambiarán completamente el paradigma de
familia y los legados. Pude ver cómo se quebraba la espalda de la adicción en
los padres. Mientras los padres comenzaban a clamar al Señor, el poder de Dios los
liberaba instantáneamente.
Pude ver un padre
comenzando a guiar a su familia en la presencia de Dios y sus hijos estaban
postrados sobre sus rostros, mientras adoraban al Señor. Creo que los
padres son los que guardan las llaves y las puertas de las familias. Mientras
los padres toman su lugar en las puertas, veremos una revolución ocurriendo en
la unidad de las familias desde los más pobres hasta los más ricos. Creo que
algunos de los mayores líderes que veremos en la Iglesia en los días por venir
serán padres quebrados y los que vengan de familias quebradas sobre las cuales
sopló el Señor. Esto provocará uno de los mayores movimientos de base de Dios
en América, de costa a costa.
Esta será la mejor
hora para la Iglesia, mientras las cabezas de las casas y las familias unidas
comienzan a caminar en armonía como una. Cuando esto ocurra, veremos
vecindarios enteros, ciudades y regiones impactadas por el Evangelio de
Jesucristo. El Avivamiento y la expansión del Reino comenzarán a ocurrir a un
paso acelerado, como nunca antes vimos.
¡Abracemos este
tiempo con todas nuestras fuerzas y permitamos que el Señor opere todas las
cosas para nuestro bien!
Hiram Vargas
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