jueves, 11 de mayo de 2023

“Una palabra para Mayo: ¡Los camellos vienen a casa!”

Por Yvon Attia

Mientras se acerca el mes de mayo, tanto mi esposo como yo consagramos un tiempo de oración para escuchar lo que está en el corazón de Dios para este mes. Mayo es el quinto mes del año, y un estudio básico de la Biblia revela que el número cinco simboliza la gracia de Dios. Creo que cinco multiplicado por sí mismo (veinticinco), simboliza la gracia multiplicada... en otras palabras, gracia sobre gracia (Juan 1:16).

Las palabras “gracia multiplicada” resonaron profundamente en mi espíritu. Sabía que el Espíritu Santo me estaba guiando hacia una comprensión más profunda de la gracia multiplicada. Oí el dulce y suave susurro del Espíritu Santo diciéndome que, si la gracia es el favor inmerecido de Dios hacia nosotros, entonces la “gracia multiplicada” es su poder divino que nos capacita y nos perfecciona en nuestra debilidad (2 Corintios 12:9).

Los camellos vuelven a casa

Mientras estaba muy envuelta en un sentido de gracia divina durante el mes de mayo, repentinamente escuché: “Los camellos regresan a casa”. Pensé en mi interior: “Es una palabra muy extraña y aleatoria”. Desde luego, no estaba pensando en camellos, ni me gusta montar en ellos. Nunca me interesaron los camellos y no sabía mucho sobre ellos. Sin embargo, con la aparición de esta palabra tan clara, inusual y aleatoria, tuve que hacer una pausa y apartarme para averiguar por qué los camellos son muy significativos y qué simbolizan. Quería saber qué significa que Dios diga: “Los camellos vuelven a casa”. Así que, me interesé mucho por averiguar el significado de los camellos y lo que el Señor estaba diciendo a través de esta palabra.

Curiosamente, en la Biblia los camellos eran una señal de gran riqueza. Los que venían con tesoros y recursos, casi siempre los llevaban sobre jorobas de camello. Según las narraciones bíblicas, los camellos pueden simbolizar poder y estatus. Cuando la reina de Sabá fue a poner a prueba a Salomón, llegó a Jerusalén con un gran grupo de asistentes y una gran caravana de camellos cargados de especias, grandes cantidades de oro y joyas preciosas. Cuando se reunió con Salomón, le habló de todo lo que tenía en mente (1 Reyes 10:1-2).

Los camellos pueden transportar cargas mayores y viajar bastante más lejos que los asnos, están mucho mejor adaptados para viajar por desiertos arenosos y no necesitan ser alimentados y abrevados con tanta frecuencia. Son ágiles, implacables y muestran una gran perseverancia que los creyentes necesitan en estos tiempos de prueba.

Los camellos se mencionan más de veinte veces sólo en el libro del Génesis. Sin embargo, dieciséis de estas menciones aparecen cuando el siervo de Abraham lleva diez de los camellos de su amo a Aran, donde fue enviado por Abraham para conseguir esposa para su hijo Isaac (Génesis 24:10). Tomé esto como una clara invitación a profundizar en este pasaje de la Escritura y escuchar lo que Dios tenía que decir sobre los camellos y, más concretamente, ¡sobre los camellos que vuelven a casa!

¿Por qué diez camellos?

En este capítulo concreto, Abraham era muy anciano y el Señor lo había bendecido en todos los sentidos. Abraham llamó a su siervo de mayor confianza y le encargó que no eligiera esposa para Isaac entre la gente de Canaán. En lugar de ello, le ordenó que regresara al propio país de Abraham, donde moraban sus parientes, y eligiera una esposa para Isaac (Génesis 24:1-5). En otras palabras, el único requisito para que esta futura esposa formara parte de la alianza, era que fuera pariente suya. El siervo partió para tratar de encontrar esta futura esposa para el hijo de su amo.

Curiosamente, el siervo se llevó diez de los camellos de su amo y los cargó con todo tipo de regalos. Al leer esa porción de la Escritura, mis preguntas fueron: “¿Por qué elegiría diez camellos cargados? ¿Cuál era su significado en la historia?”. El propósito de que el siervo de Abraham llevara lo que equivale a una caravana de camellos, era impresionar a la futura novia y a su familia con la gran riqueza del futuro novio y su familia.

Claramente, el mensaje subyacente era que la novia podía estar segura de una vida de seguridad y abundancia con el novio, y que su familia sería recompensada por aceptar el matrimonio. Como resultado, se sentirían reconfortados por el futuro de su hija con el nuevo novio. ¿Por qué medios adquirió Abraham esta gran riqueza? La respuesta a esta pregunta la encontramos antes en el texto, cuando una hambruna en Canaán envió a Abraham a Egipto. Sara, la bella esposa de Abraham, fue tomada por el faraón quien, a cambio, le hizo grandes regalos a Abraham por ella... dándole ovejas, ganado, asnos, criados, doncellas y camellos (Génesis 12:16).

Adquisición de camellos en épocas de hambre y escasez

¿Tenía Abraham camellos antes de su encuentro con el Faraón de Egipto? Es muy poco probable. Para mí, ¡esta revelación fue muy poderosa! Durante un tiempo de hambre y escasez, Dios multiplicó la gracia para Abraham, porque estaba en pacto con Jehová. El número diez también es significativo. En la Biblia sabemos que el número diez se utilizaba a menudo para instituir o establecer cosas nuevas. Por ejemplo, los Diez Mandamientos fueron dados para establecer la Ley Mosaica. También, las diez plagas fueron para derrocar el gobierno y reino del Faraón. Entonces, creo que el número diez esta proféticamente hablando de establecer un pacto de riqueza con la nueva Novia.

Volviendo a la historia del siervo de Abraham, cuando llegó a la tierra de los parientes de Abraham, fue al pozo de Aran y oró. Quería asegurarse de que Dios eligiera a la persona adecuada que heredaría todas las riquezas de su señor. Clamó a Dios por una señal diciendo: “Señor, Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien, y que demuestres el amor que le tienes a mi amo. Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua. Permite que la joven a quien le diga ‘por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua’, y que me conteste ‘tome usted, y además les daré agua a sus camellos’, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo” (Génesis 24:12-14).

He leído esta historia muchas veces y me salté totalmente esta petición imposible. ¿Cómo podía una joven darles de beber a diez camellos, cada uno de los cuales bebía una media de treinta galones? Es decir, ¡un total de trescientos galones de agua! La Biblia nos dice que antes de que el siervo terminara de orar en su corazón, Rebeca salió con su cántaro al hombro (Génesis 24:15). Ella era hija del sobrino de Abraham, Betuel (un pariente), y su nombre también significa la casa de Dios. El Señor me mostró que Él mantuvo a Rebeca en su casa con Betuel hasta que el siervo de Abraham vino para que ella pudiera ser liberada por Él, para ir con el siervo y cumplir su llamado de estar en el plan del Reino de Dios.

Rebeca es descrita como “... muy hermosa, virgen; ningún hombre se había acostado con ella” (Génesis 24:16). ¡Su pureza era algo notable! A menudo, en las familias ricas y reales, las hijas vírgenes recibían vestimentas que las distinguían como tales (2 Samuel 13:18). Las viudas y las rameras también tenían ropas que señalaban su estatus (Génesis 38:14-15). Esto es muy diferente de lo que ocurre hoy en día. Rebeca fue llamada hermosa, pero la única descripción que se nos da de su belleza, es el hecho de que se había conservado virgen y consagrada para su vocación en la casa de Dios, la casa de Betuel. Su carácter interior se reflejaba en su apariencia exterior (1 Timoteo 2:9-10; 1 Pedro 3:3-4).

“La joven era muy hermosa, y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo: ‘¿Podría usted darme un poco de agua de su cántaro?’. ‘Sírvase, mi señor’, le respondió. Y en seguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber. Cuando ya el criado había bebido, ella le dijo: ‘Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran’. De inmediato vació su cántaro en el bebedero, y volvió corriendo al pozo para buscar más agua, repitiendo la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos. Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el Señor había coronado su viaje con el éxito” (Génesis 24:16-21)

Dispuesta a heredarlo todo

El criado sabía que Rebeca era la elegida. Sacó una nariguera de oro y dos brazaletes de oro y se los puso. Rebeca significa: juntar o atar con. Al hacer eso, el siervo estaba realizando un signo profético que cumplía el significado de su nombre. El acto se hizo como si dijera: “Ahora estás atada a la promesa porque te has consagrado en la casa del Señor”. Luego le hizo dos preguntas muy proféticas. La primera: “¿De quién eres hija?”. Y la segunda: “¿Hay sitio en casa de tu padre para que vengan los camellos?” (Véase Génesis 24:23).

Fue en ese momento de leer esta porción del pasaje, que el Espíritu Santo comenzó a agitar mi espíritu. Debido a la relación de Rebeca con Abraham, ella calificó para convertirse en la esposa de Isaac y heredar todo. Del mismo modo, debemos dar gracias al Padre que nos ha capacitado para participar de la herencia de los santos en luz (Colosenses 1:12). “Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29)

El Espíritu Santo me señaló el servicio de Rebeca. Ella sirvió a los camellos sin esperar heredar lo que llevaban. No se ofreció a poner un cuenco de agua para un cachorro sediento, sino para diez camellos cargados. Fue más allá de sus capacidades. También se movió con fe, y cuando un extraño le preguntó: “¿Tienes sitio para los camellos?”. Su respuesta estaba llena de fe. Dijo: “Tenemos sitio de sobra” (Génesis 24:25).

Cuando el criado llegó a casa de Betuel, leemos que le dijo a la familia de Rebeca: “El Señor ha bendecido mucho a mi amo y lo ha prosperado. Le ha dado ovejas y ganado, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos” (Génesis 24:35). Los camellos estaban allí como muestra visual de esa gran riqueza y representaban un gran componente de la riqueza de su amo.

En ese momento, su familia estuvo de acuerdo con el siervo de Abraham y declaró: “La respuesta vino del Señor”. Bendijeron a Rebeca y le dijeron: “Hermana nuestra: ¡que seas madre de millares! ¡Que dominen tus descendientes las ciudades de sus enemigos!” (Génesis 24:60). En ese momento, Rebeca ya no servía a los camellos, iba montada encima del camello.

Fue después de leer esa porción que el Espíritu Santo comenzó a hablar, diciéndonos que “el mes de mayo será un tiempo de citas para la mayor transferencia de riqueza generacional que jamás hayamos visto”. Todo esto se debe a que el Dios que ya nos ha bendecido con todas las bendiciones celestiales, les ordenó a los diez camellos que regresen a casa.

No hay plan de respaldo

Esto es lo que oí decir a la dulce voz del Espíritu Santo en mi oración: “Estás entrando en un mes donde abundarán Mi gracia y Mi favor. Este será un mes marcado por una gracia y un favor inusuales, y tu obediencia y tu fe serán la calificación para recibir la gracia abundante. Esto no es para los pusilánimes, sino para aquellos que den un paso adelante y crean que Mi mayor deseo es bendecirlos”

“Tengo un gran plan para tu vida. No tengo un plan de respaldo. ¡Ya vienen los camellos! La pregunta más importante es: ¿Tienes espacio para los camellos? No sólo hago promesas, las cumplo. Puede parecerte que se te está acabando el tiempo, pero Yo estoy fuera del tiempo. La bendición viene de Mí y nadie puede hacer nada al respecto. Tu viaje estará marcado por el éxito. No solo estoy enviando Mis ángeles delante de ti… Mi Espíritu está trabajando en y a través de ti, para guiarte y dejarte entrar, aun cuando las puertas están cerradas”.

“Estoy sacudiendo los cimientos y removiendo cualquier cosa que esté obstaculizando o deteniendo tu avance, y haré que tu viaje sea exitoso (así como estuve con José). Él fue un hombre exitoso y encontró gran favor ante el Faraón”.

Es hora de que montes en los camellos

“Estoy derramando Mi gracia divina en medidas que nunca has visto antes. Si Rebeca fue bendecida para aumentar miles y miles de veces, ¿cuánto más ampliaré tu territorio y aumentaré la obra de tus manos? Gracias a su sacrificio y obediencia, ya no servía a los camellos, montaba en ellos. Llegó el momento de que tú montes en los camellos. Posee todas las cosas que te envié”.

“Cuando Isaac la vio sentada en los camellos, supo que esos camellos no sólo transportaban los recursos materiales de su padre, sino la promesa de su futura esposa elegida por Dios. Debido al pacto que hay entre tú y Mi Hijo Jesús, prepárate para un nuevo derramar de gracia. En Él recibiste gracia sobre gracia”.

“Esta gracia se manifestará en formas magníficas que nunca antes experimentaste. Ocurrirá en los lugares más aleatorios y en los momentos menos esperados. Porque yo soy el Dios que ve y recompensa públicamente. Viene tu promesa, pues no soy hombre que mienta. Nunca duermo ni me adormezco. Estoy despierto y si yo estoy despierto, tú necesitas descansar. Eres hijo del Rey Altísimo y las bendiciones de Abraham te pertenecen. Te conduzco por un camino de éxito y no de confusión”.

“La dificultad que enfrentas no es señal de Mi ausencia, sino de Mi presencia. Mantente despierto y atento a las citas divinas en las que estoy trabajando, que liberarán la mayor riqueza generacional que jamás hayas visto. Prepárate y permanece vigilante, porque Mi Espíritu hablará a su debido tiempo y aquellos que tengan oídos, oirán lo que el Espíritu está diciendo en el mes de mayo”.

Yvon Attia

(www.elijahlist.com)

 

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