Por Mahesh y Bonnie Chavda
Efesios 5:14 dice: “… porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo”.
Estamos en un tiempo fresco de avivamiento. La gente está comenzando a experimentar hambre y sed por Dios de una manera diferente. La gente por todas partes está encontrando a Dios como nunca antes. Hace poco fuimos testigos de personas que comenzaron a pensar diferente al pasado, quizá aún más allá de lo que pensaron antes. Dios prometió que derramará de su Espíritu sobre toda carne (Joel 2:28-29).
El Espíritu Santo está en el centro de todo negocio de Dios, porque interactúa con nosotros y el mundo. Nos estamos despertando para reconocer la importancia de nuestra relación personal con el Espíritu Santo, mucho más que en tiempos pasados. Nuestros ojos y oídos espirituales se están abriendo. Estamos comenzando a verlo a Él con mayor claridad y a hacerlo a través del Espíritu. Algo sobrenatural se está moviendo. Estamos oyendo lo que Dios quiere y todo lo que espera para nosotros es a través de su Espíritu. Este despertar no es sólo para el beneficio individual. Este despertar es la restauración de la presencia de los cristianos en nuestro mundo como sal y luz. Estamos destinados a ser vasos de la palabra viva para otros. Somos los mensajeros del Señor.
Isaías 61:1-2 dice: “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo”.
El Espíritu nos ungió con el mensaje de las Buenas Nuevas del Padre para la gente que nos rodea, aunque ahora puedan estar en tinieblas o sufriendo opresión espiritual. Dios está restaurando la mano extendida de su poder, en y a través del Cuerpo de Cristo. Está ocurriendo ahora y te está ocurriendo a ti. Estamos ungidos. Es su unción. Depositó en cada uno de nosotros el aceite de su presencia para demostrar el poder del Evangelio acompañado por milagros de sanidad y liberaciones. Todos los que conocen su presencia son portadores de milagros.
“¡Todavía no viste nada!”
A mí me gusta cazar. Una tarde regresaba de cazar gansos. Sólo atrapamos un par de gansos y el Señor me dijo: “Aún no viste nada”. Repentinamente, caí en un trance y pude ver millones de gansos y patos volando hacia mí. Pregunté, “¿Qué es esto?”. El Señor me respondió: “Esta es la cosecha. ¡Aún no viste nada!”.
Hasta ahora vimos uno, dos, tres, cuatro, 50 o 60 entrando en el Reino al mismo tiempo. Pero ahora el Señor dice: “Estoy trayendo la lluvia tardía. Clama por la lluvia. Los suelos machacados serán llenos y los odres rebozarán con gozo”. Aún no vimos nada comparable con lo que Él está a punto de hacer.
Dios quiere darnos visión para la cosecha mundial y revelarnos el rol que cada uno de nosotros desarrollaremos para cumplir esa visión. Es un despertar. Levanta tus ojos. Miremos más allá de nosotros mismos y no sólo desde nuestra situación personal. Los campos de almas que nos rodean están listos para la cosecha. El corazón de Dios se está volviendo por aquellos por quienes vino y murió. ¡La gente es su verdadero tesoro! Somos sus cazadores de tesoros.
Juan 3:16 dice: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Él vino, se entregó y se sacrificó personalmente para crear una nueva relación, ¡directamente con el Dios Todopoderoso!
Este despertar está creando una comprensión fresca del valor de un alma para Dios. Está cambiando nuestro sistema de valores hacia el de Él. Cada uno de nosotros debemos hacer un compromiso fresco hoy para estar disponibles para compartir las Buenas Nuevas de Cristo con otros. Observa y nota cuán hambrienta y sedienta por Dios está la gente que nos encontramos todos los días. Toma nota de su quebrantamiento. No ignores sus heridas como si no tuvieras la palabra de sanidad que necesitan. Es tiempo de echar nuestras redes “al otro lado de la barca”. Hay una gran cosecha de almas nadando en círculos justo a nuestro lado, anhelando ir a casa con el Padre.
Olvídate del poder humano de la persuasión o el intelecto. No permitas que tu propia situación te siga doblando. ¡Busca al Padre por su Espíritu! Comienza a compartir del Señor con tus vecinos. Mientras compartes, ora por los enfermos. Espera la salvación y mira los milagros que se manifestarán. Mientras buscas su presencia, ora por un aumento en la visitación sobre tu familia, tu Iglesia y tu nación. Él dijo: “Pide lluvia en tiempos de la lluvia tardía”.
Hoy te pedimos: “Envía tu Espíritu con una gran intervención sobrenatural. Expande nuestros corazones mientras tratas con nuestra mente y nos haces vasos frescos para tu gloria, mientras ministramos a otros en tu Nombre”.
¡Aún no vimos nada!
Mahesh y Bonnie Chavda
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