Por Cindy Trimm
“Después de que Lot se separó de Abram, el Señor le dijo: Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada” (Génesis 13:14-15).
La causa número uno que le impide a la gente alcanzar lo que quiere en la vida, es la falta de enfoque. La causa número uno que le impide a la gente alcanzar sus metas, maximizar su potencial, cumplir las asignaciones de Dios y sus propósitos, es la concentración. Sin importar dónde ubique su enfoque, el resto de su mente, talentos, habilidades y emociones, se irán detrás de ello.
Permítame darle un ejemplo de lo que quiero decir usando las carreras de automóviles. Mientras entendía esto, cuando los pilotos nuevos están aprendiendo a conducir, una de las primeras cosas que aprenden es a concentrarse en cómo tomar una curva. Si tratan de alejarse del muro, usualmente se estrellarán contra él. ¿Por qué? Porque rechazar los muros significa enfocarse en ellos. En lugar de eso, les enseñan a enfocarse en la dirección que quieren seguir. Al hacer esto, tienen mucha más oportunidades de alejarse del muro y salir de la curva con éxito.
Permítame darle otro ejemplo. Cuando era niña estudiaba ballet. Cuando hacía las piruetas, me entrenaron para mantenerme enfocada en un lugar en particular donde necesitaba terminar el giro (una pirueta es un giro de 365°). En ambos casos, el enfoque y la concentración es la clave para el éxito. A veces nuestra vida puede girar fuera de control, como un piloto de carreras de autos y una bailarina en una pirueta. El enfoque y la concentración nos sacan de esa situación.
La gente que se concentra en lo que quiere, logra exactamente lo que quiere. La gente que se enfoca en sus problemas, luchas, muros u obstáculos, van por la vida atravesando problemas, luchas, muros y obstáculos. Lo que determina quien llegará a ser, no es lo que le ocurre ahora o lo que ocurrió en el pasado. En lugar de esto, la dirección la marca su enfoque sobre esa situación. El sentido y el significado que le damos a cada situación, determina su peso y su efecto sobre nuestra vida.
Enfóquese en su visión, sus sueños y sus metas
Usted le dará permiso para existir el día de mañana, a todo aquello en lo que se concentre el día de hoy. Enfóquese en su visión, sus sueños y sus metas. Enfóquese en el sitio donde quiere estar, no en el lugar de donde proviene. Enfóquese en lo que espera alcanzar y en lo que quiere hacer, no en lo que le falta o en lo que aún no hizo. Enfóquese en su sanidad y no en su enfermedad. Enfóquese en su liberación y no en sus situaciones deprimentes. Enfóquese en lo que tiene y no en lo que perdió. Enfóquese en el talle de los jeans que quiere ponerse y no en los kilos que tiene de más.
Sueñe con lo diferente que puede llegar a ser su vida, luego despiértese y concéntrese en hacerlo realidad para que pueda vivir la vida de sus sueños. Piense en ello sólo lo suficiente como para formular un plan y luego póngale pies para hacerlo realidad. Contémplelo lo suficiente como para que su fe sea la fuerza que lo guíe en su enfoque. Hable sobre ello lo suficiente como para motivarse a la acción.
El enfoque hace que nada pueda sacudir su fe y elimina las distracciones. La concentración es la esencia hacia la disciplina, el precursor del éxito y la prosperidad. Si espera ver algo en su futuro, no se enfoque en el presente. Entrene su mente para enfocarse en lo positivo y siempre tendrá resultados positivos.
Quiero alentarlo con el pasaje de Filipenses 4:7-8: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por último, hermanos, consideren bien (enfóquense) todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”.
No permita que el enemigo quiebre su concentración. Como le dijo Dios a Abraham, “Te digo que poseerás todo lo que ves”.
Dr. Cindy Trimm
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