Por Chuck Pierce
Esta es una palabra profética que recibimos el miércoles pasado por la noche, durante nuestra vigilia de intercesión por Israel.
El Salmo 110:1-2 dice: “Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. ¡Que el Señor extienda desde Sión el poder de tu cetro! ¡Domina tú en medio de tus enemigos!”.
El Señor dice: “Viene una victoria por medio del Espíritu Santo. No te muevas de tu posición conmigo durante los próximos días. Mantente posicionado conmigo porque dominarás desde ese lugar de victoria. Te entrego un cetro para dominar sobre tus enemigos y ellos no dominarán sobre ti. Te estoy entregando dominio junto a Mí”.
“Donde el enemigo te dijo, ‘el Señor no reina’, Yo digo que te estoy sentando en lugares celestiales con Cristo para que puedas ver dónde reinas con Él. Abre tus ojos y ven aquí arriba. Estuviste demasiado por debajo de tu nivel. Estoy abriendo las puertas del coraje. Mira a tu alrededor para ver quien tiene problemas para resistir y aliéntalo. Cuando uno del Cuerpo sufre, todo el Cuerpo sufre. Cuando uno prospera, todo el Cuerpo prospera”.
Chris Hardy entregó una visión: “Veo cables de batería. Tus baterías se agotaron y recibiste un empujón sólo para avanzar un poco más. Cuando quitaste ese cable de batería el auto arrancó, las luces se encendieron y las ruedas comenzaron a rodar. Avanzaste un poco más por el empujón que recibiste en el nombre del Señor. Alguien no sabe cómo arrancar mañana. Estás ansioso por saber cómo seguirás en movimiento. El Señor te dice: Descansa en mí y arrancarás mañana, recorrerás el camino que Yo quiero. Obsérvame mientras inicio todos los procesos mañana para que puedas moverte hacia adelante con un ritmo diferente al de hoy”.
Mirando fijo a los ojos
Luego pude ver que nos levantábamos y avanzábamos, pero el camino estaba cercado por lobos. Repentinamente el Señor dijo: “Mírenlos a los ojos, mírenlos a los ojos, porque estos lobos te gruñeron y te hicieron retroceder del lugar que alcanzaste en el pasado. ¡Pero te digo que debes mirarlos fijo a los ojos! Concéntrate por una vez en tu enemigo y mientras lo haces, comienza a decirle ‘¡retrocede hacia la cueva de la cual saliste, retrocede, retrocede!’. Afírmate y mira lo que ocurre mientras tu voz toma autoridad sobre los lobos y los voraces que te estuvieron devorando. Diles, ‘retírense y quédense quietos porque procedo en el nombre del Señor’”.
“Notas de desaliento estuvieron sonando a tu alrededor y tienen un sonido melodioso que intentó arrullarte para que cierres tus ojos en el camino y apartarte de tu senda. Este es un tiempo para despertar. Las notas están cambiando porque tus ojos se están abriendo. Ya no temes para decir ‘retrocede o retírate’. No tienes que aniquilar al enemigo, sólo debes decirle a la parte voraz de los planes del enemigo ante ti que se retiren porque estás subiendo hacia un lugar más alto para ver. Declara, ‘enemigo, ¡retírate!’”.
John Dickson cantó:
Levántate, levántate y recibe nuevas fuerzas.
Levántate, guerrero poderoso.
Levántate, levántate y recibe nuevas fuerzas, ¡corre hacia la línea de batalla!
Yo les estoy dando fuerzas y poder a aquellas piedras pequeñas en tu mano.
Oh, los gigantes están cayendo, poderoso guerrero.
Hoy los gigantes están cayendo.
Yo puse un mensaje poderoso en tu voz.
Se está levantando un sonido nuevo.
Se está levantando un sonido en ti. Déjalo salir.
Que atraviese la noche. Que se descubra el amanecer.
Levántate, guerrero poderoso.
Levántate con tu piedra en tu honda.
Puse una nueva canción dentro de ti.
La Luz es la sanidad
Amber Pierce profetizó: “La luz es la sanidad. Las tinieblas son ese espíritu de enfermedad que te impide avanzar. Cada vez que sientas que llegas a un punto donde subes hacia otro nivel, ese espíritu de enfermedad te dejará fuera. Pero la luz está quemando esa enfermedad en ti. Esa luz es la sanidad que te hará subir hacia el próximo nivel. ¡Deja que tu luz brille! Permite que la sanidad se manifieste como el día. Deja que brote como el amanecer. Hacia el mediodía me manifestaré en la situación en la que te encuentras y podrás tener paz y dirección. Deja que la luz se manifieste y su sanidad surja como la luz del nuevo día que estará allí mañana”.
El Espíritu continuó declarando: “No debes temer enfrentar al lobo que está en la puerta. No permitas que el temor te paralice. Cuando te llenas de temor y te paralizas, a veces alguien viene y te atrapa. ¡Dile que estás vivo a cualquier cosa que esté pululando a tu alrededor que piensa que estás muerto! Dile a los buitres que no estás muerto y estás en movimiento”.
Declara en voz alta: Buitres, ¡no soy la comida que ustedes creen que soy!
Bendiciones,
Chuck D. Pierce
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