Por Rebecca Francis
Años atrás tuve una colaboradora maravillosa
en la universidad que creció en medio del movimiento feminista. Experimentó varios
golpes en su carrera y en su estima personal debido a su género. En el momento
que la conocí, yo tenía 20 años y ella rondaba los 40 años. Mi mundo era
diferente al que ella había tenido, en parte debido a ella. Pero su “guerra”
pasada quedaba evidente en los tipos de cosas que notaba y decía. Por ejemplo,
si yo obtenía una baja nota en algo que merecía una mejor calificación, me
preguntaba si mi profesor era un hombre al que ella veía como demasiado
chauvinista. Asimismo, si se publicaba un artículo o una obra de arte de una
mujer en nuestra universidad, comentaría con alivio que fue escrito en igualdad
de importancia con la obra de su contraparte masculina.
Ese tipo de pensamientos nunca cruzaron por
mi mente, pero nunca me trataron con prejuicios debido a mi género. Mi amiga
fue afectada de tal manera que permanecía a la defensiva, aun cuando ya no
estaba bajo ataque. Su experiencia la llevó a atarse a mi persona para buscar
apoyo y protección debido a nuestro género, aunque ninguna de nosotras fuimos
maltratadas. Mi amiga tenía una mentalidad de “asediada”. Recientemente el Señor me habló que la Iglesia
también tiene una mentalidad de asedio y debemos quebrarla para entrar en el Jubileo,
el gozo, la unidad y todo lo que Él tiene para nosotros.
La Iglesia estuvo bajo asedio
La “mentalidad de asedio”
es el término militar para los efectos psicológicos por estar asediados.
El asedio es una táctica de guerra para rodear y atacar un lugar fortificado,
aislándolo de toda ayuda para forzarlo a rendirse. Es un esfuerzo persistente
para vencer la resistencia o un período prolongado de pruebas. Significa estar
rodeado de opresión y acoso, abrumar, sobrecoger o bombardear. ¡Incluso
significa inundar con quejas o pedidos!
Durante un asedio, el asediado puede ser destruido desde adentro
hacia afuera. El hambre, las peleas entre camaradas y la desesperanza, pueden
quebrantar la determinación para vencer en el asediado. Los ejércitos se
volvían contra sí mismos o elegían rendirse, simplemente debido a la sobrecarga
psicológica. Por tanto, es más una guerra psicológica que un combate.
Cómo se presenta una mentalidad de asedio
El propósito del asedio es que el asediado
abandone porque ya no puede resistir más. Es una estrategia terrorista de largo
plazo. Así se establece una mentalidad de asedio:
La mentalidad de asedio es un sentimiento compartido de
victimización y defensa… Es un estado mental colectivo, donde un grupo de
personas cree que está siendo atacado, oprimido o aislado de una manera
constante, para enfrentar las intenciones negativas del resto del mundo. Aunque
es un fenómeno grupal, el término describe tanto las emociones y los
pensamientos del grupo como un todo, pero también se refiere a los individuos.
El resultado es un estado de temor opresivo por estar rodeado y una actitud
defensiva intratable.
Esencialmente, la mentalidad de asedio es la
camaradería que se forma alrededor de la idea de ser “nosotros contra ellos”. La
mentalidad de asedio se puede reconocer en una cultura por las cosas que
decimos, celebramos o nos sentimos cómodos, y sutilmente por las interacciones
diarias con los demás. Mientras puede ser difícil verla desde el interior, es
notoria para quienes se encuentran en el exterior, como ocurría con mi
colaboradora en la Universidad.
La mentalidad de asedio se afirma sobre los
símbolos de los traumas del pasado. Mi buena amiga manifestaba esto.
Tristemente, los hombres eran el símbolo de su trauma pasado, ¡pero los hombres
están por todas partes! El trauma mismo imprime el cerebro de manera tal, que
perpetúa esa experiencia indefinidamente. Por ejemplo, si su auto es golpeado
en una intersección por otro que cruzó con luz roja, volverá a experimentar
esas emociones horribles cada vez que cruce una intersección similar o cada vez
que vea a alguien cruzando con luz roja. Esto continuará hasta que usted reciba
terapia o liberación del Señor. Así es como un símbolo de un trauma de la vida
real pueden mantener firme una “mentalidad de asedio”.
Cuando las naciones o las culturas
desarrollan una mentalidad de asedio, se puede sostener y perpetuar por canales
sociales, instituciones culturales, sistemas educativos y aun por el ejercicio
del gobierno. Ejemplos actuales de esto incluyen a Corea del Norte, donde se
cree que Kim Jong-un mantiene viva en todos sus ciudadanos una mentalidad de “nosotros
contra ellos”. Siria es otra nación actualmente bajo una mentalidad
de asedio.
La gente con una mentalidad de asedio ha sido
víctima de la violencia real, aunque en el presente ya no sea victimizada. La
clave es que ya no son víctimas, aunque alguna vez lo fueron.
La presencia de la mentalidad de asedio en la
Iglesia es indeseable y contraria a las Escrituras. La presencia de la
mentalidad de asedio implica que estamos detrás de una barricada para
defendernos de los ataques constantes del enemigo. Esto es verdad, porque las
tinieblas cubrieron la tierra y el asalto de las tinieblas no termina, sino aumenta
de manera constante. Sin embargo, las Escrituras dicen que las puertas del
infierno no prevalecerán contra nosotros. No dicen que las puertas de la
Iglesia no prevalecerán contra el infierno. Entonces, si nuestras puertas
psicológicas le dieron lugar a la mentalidad de asedio, tenemos la oportunidad
para ajustar nuestra posición y vencer.
Quebrando la mentalidad de asedio
Para quebrar la mentalidad de asedio debemos
librarnos de la victimización, cambiando cómo hablamos y cómo nos relacionamos
con los demás, eligiendo el gozo y saliendo de nuestras barricadas para entrar
en el campo de batalla.
Ser libre de la victimización es simple.
Reconocer que Dios es bueno, mientras le damos alabanza y gratitud en todas las
circunstancias, quebrará la mentalidad de víctima. Actualmente estoy terminando
mi libro sobre la verdadera gratitud en la Biblia, el cual creo que liberará a
la Iglesia de la victimización.
La victimización también es quebrada y el
trauma se sana leyendo la Palabra de Dios. El trauma es lo que provoca la
victimización y también se debe revertir. La Biblia dice que podemos renovar
nuestras mentes lavándolas por la Palabra. Así como haber sido asediados no significa
que nuestros cerebros sean víctimas del trauma, ¡podemos ser renovados por la
Palabra! Escoger el gozo es esencial para quebrar una mentalidad de víctima y
una mentalidad de asedio. El gozo es sobrenatural, es una elección y es posible
en cualquier situación.
Conectarnos apropiadamente con otras personas
es otra manera clave de quebrar la mentalidad de asedio. Si la mentalidad de
asedio se mantiene firme por los pensamientos “aborrecedores” inapropiados, adhiriéndonos a dificultades compartidas
y compartiendo “enemigos”,
entonces la misma mentalidad se puede desactivar cambiando nuestras
conversaciones. Debemos conectarnos con lo positivo: Lo que Dios está diciendo y haciendo, la
belleza y el bien de Dios en otros, y la celebración gozosa de la vida.
Asimismo, extendernos más allá de nuestra
zona de comodidad, desactiva la mentalidad de asedio. Parte de ser asediado
incluye el aislamiento y la pérdida de confianza. Cuando elegimos extendernos
con piedad, quebrantamos el aislamiento y removemos el sitio del acoso por la
inseguridad y la falta de confianza.
Finalmente, para salir de una mentalidad de
asedio, debemos escoger entrar en la Tercera Guerra de Dios, que también será
la última Guerra Mundial. Cuando nuestro ‘pie está descansado’, mientras Dios
nos guía como su ejército hacia la batalla, nos arrastraremos en actitud defensiva.
En lugar de ello, debemos armarnos, alistarnos voluntariamente y asumir cada
día con una mentalidad de victoria. La victoria viene por ganar la pelea. Para
tener la victoria, ¡debemos pelear para ganar!
Rebecca Francis
(www.elijahlist.com)
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