Por Bobby Conner
Dios es verdaderamente infinito
Amado, este es mi año 470 predicando
la Palabra de Dios, con un promedio de cinco mensajes a la semana durante todos
estos años. ¡Aquí está mi confesión! Cuanto más conozco a Dios y su gracia
asombrosa, más comprendo que apenas lo estoy conociendo.
Considere estos versos: “¡Qué profundas son las riquezas de la
sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e
impenetrables sus caminos! ¿Quién ha conocido la mente del Señor, o quién ha
sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero a Dios, para que luego Dios le
pague? Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él
sea la gloria por siempre! Amén” (Romanos 11:33-36).
Muchísimo más que todo
En una experiencia profética electrizante, el
Señor Jesucristo me dijo: “Bobby, te doy mi autorización personal para que exageres
lo que estoy por hacer”. Asombrado
por esta notable sugerencia, le pedí una Escritura de referencia. El Señor
Jesús me respondió de inmediato: “¡No hay problema!”.
Me entregó estos versos de Efesios 3:20-21: “Al que puede hacer muchísimo más que todo
lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros,
¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones,
por los siglos de los siglos! Amén”.
Planes súper abundantes para nuestra vida
El Salmo 103:11 dice: “Tan grande es su amor por los que le
temen como alto es el cielo sobre la tierra”.
Amados santos, Dios desea llevarnos hacia nuevos niveles de victoria en cada
área de nuestra vida, espíritu, alma y cuerpo (Romanos 8:37). Puedo decirle con
gran confianza que los mejores días para el pueblo de Dios están ante nosotros
y no detrás. En realidad, Dios puede hacer cualquier cosa (Génesis 18:14) y
tiene planes firmes para cada uno de nosotros. Estos planes son más seguros y “súper
abundantes” en maravillas de lo que podemos imaginar o pedir.
Simplemente no podemos exagerar acerca de lo
que Él está por hacer, porque su obra en nuestros corazones y en nuestras vidas
siempre sobrepasa todo lo que podríamos pensar o imaginar.
Los planes espectaculares de Dios para
nosotros son solo para nuestro bien (ver Jeremías 29:11). Aun si estamos
atravesando tiempos difíciles, debemos recobrar el ánimo: “Tenemos sus promesas preciosas para
nuestro consuelo, gozo y seguridad”.
Sin importar cuál sea la prueba que estamos experimentando en nuestra salud,
finanzas, matrimonio, hijos o con nuestros seres queridos, Dios tiene grandes
bendiciones inimaginables reservadas para nosotros, en la medida que nos
volvamos a Jesús, a su Espíritu dentro de nosotros y a su Palabra viviente (ver
Romanos 8:28).
Sabemos que todas y cada una de las promesas
del Señor son ciertas: “La Palabra nos promete un cambio radical divino”. Todo el Cielo y la tierra pueden pasar, pero la
Palabra de Dios nunca fallará. ¡Nunca!
Súper abundante intimidad
El Señor quiere específicamente que
incrementemos nuestra capacidad para tener una comunión íntima con Él. El Señor
anhela hablarnos de “un abismo a otro abismo”, de Espíritu a
espíritu. Así como el Señor le prometió al profeta Jeremías, nos asegura que
responderá a nuestro clamor por conocerlo y tener comunión con nuestro Hacedor:
“Clama a Mí
y te responderé, y te mostraré cosas grandes y poderosas que no conoces”. La palabra traducida como “poderosas” (Strong 1219) viene
del hebreo “bâtsar”
y significa estar aislado, inaccesible por la altura o por una fortificación,
cercado, amurallado.
Aquí el Señor está diciendo que si clamamos a
Él, nos revelará absolutamente todo lo que es inaccesible para nosotros, los
misterios del Reino, asegurados dentro de su magnificente corazón de amor,
donde todo es mucho más abundante de lo que podemos pensar o pedir. Amado,
clamemos con el apóstol Pablo: “Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar
el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y
llegar a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:10). ¡El Señor responderá esta oración con una medida
que excederá nuestros sueños más salvajes!
Súper abundante sabiduría
El Señor Jesucristo también quiere darnos su
sabiduría de una manera “muchísimo más abundante” para que podamos tomar mejores decisiones. Considere
Santiago 1:5: “Si
a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues
Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”. En el Salmo 32:8 tenemos la promesa del Señor: “Yo te
instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y
velaré por ti”. ¡Esta es una
palabra profética segura! Tenemos la Palabra del Señor y la mente de Cristo
para proveernos sabiduría abundante y extravagante en cada hora de nuestras
vidas.
Tomemos esta Escritura con nuestro corazón: “Confía en el
Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia” (Proverbios 3:5). La palabra hebrea que traduce “descansar”
es “shâ'an”
(Strong 8172), que significa descansar, reposar, apoyarse y permanecer. Estamos
llamados a permanecer y reposar en las promesas de nuestro Dios, la mente de
Cristo, no sobre nuestros propios razonamientos y observaciones, aunque sean
bien intencionados. Este es un llamado a una dependencia extravagante, una fe y
una confianza como la de los niños (ver Salmo 55:22).
Si le ofrecemos al Señor nuestro súper
abundante descanso, dependencia, reposo y confianza, responderá con su súper
abundante sabiduría y dirección.
Súper abundante unción
Cristo también anhela darnos una unción más
fuerte para que podamos tener una mayor influencia para el Reino. Considere el
Salmo 92:10: “Me
has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume”. Tener una unción “súper abundante” para cada ocasión, nos capacita para hacer las
obras de Dios en la tierra, porque: “El que afirma que permanece en él, debe vivir como él
vivió” (1 Juan 2:6). Esta unción
súper abundante no solo nos capacita para hacer las mismas señales, maravillas
y milagros que nuestro Maestro, el Señor Jesucristo. También nos capacita para
comprender su voluntad y hablar su verdad en cada situación.
Según la Palabra de Dios somos “señores
representantes” del Todopoderoso,
enviados con poder para funcionar (ver 2 Corintios 5:20). Nunca debemos olvidar
que Cristo estableció: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra”
(Mateo 28:18). En consecuencia,
el Señor nos comisionó para que hagamos sus obras en la tierra.
Meditemos en esta promesa más asombrosa del
Señor: “Todos
ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la
verdad” (1 Juan 2:20). La palabra
hebrea para “unción” (Strong 5545) en este verso, es en griego la
palabra “chrisma”,
derivada de “chrio” (Strong 5548), que significa frotar o untar con
aceite, consagrar para un oficio o un servicio religioso, ungir.
Fuimos frotados con el Espíritu Santo,
consagrados para el oficio del sacerdocio real para servir a nuestro Señor.
Esta unción es impartida con libertad, con liberalidad y de manera súper
abundante sobre nosotros, amado hermano. Debemos creer esta promesa y comenzar
a actuar en la unción que ya nos fue dada para hacer las obras del Reino en la
tierra.
Provisión súper abundante
Nuestro Padre también quiere bendecirnos con
una provisión súper abundante en nuestras finanzas y en los lugares de trabajo,
para que podamos ser una gran bendición para otros (2 Corintios 9:6-8). Cristo
Jesús establece que si somos fieles en nuestra generosidad, otros nos
retribuirán de una manera abrumadora (Lucas 6:38).
Amado, cuando enfrentamos las facturas
pendientes y las deudas o los problemas en nuestro lugar de trabajo, ministerio
o inversiones, no podemos quedarnos en shock, débiles, impotentes, estancados o
paralizados en las mismas viejas rutinas de temor, duda e incredulidad. Debemos
someternos al Dios de paz, resistir a esos demonios y luego huirán de nosotros
(Santiago 4:7).
Debemos recordar que estas “emociones” de temor y ansiedad no solo son negativas, sino espíritus
demoníacos y fortalezas con la asignación de destruir nuestra vida y robarnos
nuestro destino (2 Timoteo 1:7). En lugar de recibirlos y ponernos de acuerdo
con estos demonios de temor e incredulidad, debemos recibir al Espíritu Santo y
sus promesas preciosas acerca de su provisión para nosotros.
Amados, su Palabra es una verdad como una
roca sólida (Mateo 7:24-27). Afirmarnos en la Roca de Cristo y comenzar a
actuar conforme a esta realidad, echando todas nuestras preocupaciones sobre
Dios, dando abundantemente y con liberalidad según nos guíe el Espíritu, y
regocijándonos grandemente porque nuestro Padre está haciendo “muchísimo más”
de lo que podemos pedir o imaginar en nuestras finanzas, carreras, ministerios
e inversiones. No veamos las noticias desde los reportes de Wall Street, donde los
mercados globales suben y bajan, o desde los pronósticos que nos ofrecen los
simples mortales. En lugar de ello, debemos mirar a nuestro Creador eterno,
omnipotente y omnisciente que desatará provisión abundante en nuestra vida y en
las vidas de nuestros seres queridos.
Gloria súper abundante
El Señor Jesucristo nos está invitando a
elevar nuestra visión por encima de nuestras circunstancias y situaciones
naturales, para fijarlos solo en Él y en su Palabra (Salmo 34:5). Mientras
hacemos esto, podemos esperar ver la gloria súper abundante de Dios llenando
toda la tierra. Por encima de todo esto, necesitamos aceptar su invitación para
elevarnos hacia nuevas dimensiones de gloria (Apocalipsis 4:1-2), enfocándonos
en Cristo como nuestro Proveedor, Redentor, Libertador, Guía y Sanador. No
debemos enfocarnos y habitar en nuestras dificultades, sin importar cuán
doloroso pueda ser esto para nuestra carne (Isaías 26:3). Dios nos está
invitando a volver nuestros ojos hacia Jesús y quitarlos de los desafíos
naturales y terrenales, porque Él tiene nuevas fronteras del Espíritu para que
exploremos y montes más elevados de fe y gloria para que trepemos.
Nuestro caminar con Cristo no puede ser
monótono o mundano. Por el contrario, puede estar lleno con aventuras y
manifestaciones “súper
abundantes”, más allá de lo que podemos imaginar. Cada día con Jesús
puede traernos emociones y gran excitación acerca de su gloria creciente sobre
la tierra y dentro de cada uno de nosotros. Cada día somos invitados a
enamorarnos más y más de nuestro precioso Rey y nuestro amado Salvador.
Hay mucho más para vivir en Cristo de lo que
podemos imaginar (Salmo 36:9). En su presencia encontramos plenitud y gozo
inagotable, un “gozo
indecible y lleno de gloria” (Salmo 16:11, 1 Pedro 1:8). No podemos
permitirnos distracciones por las pruebas de este mundo. En lugar de ello, debemos
elegir este día vivir ante el brillo de su gloria, creyendo en el amor, misericordia y gracia “súper
abundantes” de Jesucristo dentro de nosotros.
Bobby Conner
(www.elijahlist.com)
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