viernes, 2 de junio de 2017

“Atraviese el viento: Una palabra profética sobre voltear las mesas”


Por Jennifer LeClaire

“¡Atraviesa el viento!” 
Cuando el Espíritu Santo me habló estas tres palabras, emprendí un camino para discernir la plenitud de lo que me estaba diciendo en este tiempo. Mientras meditaba en estas palabras, el Señor me mostró con claridad cómo podemos acompañar el viento del Espíritu, pero también cómo podemos atravesar el viento de la adversidad.

La adversidad del diablo que vino en contra de nosotros no está a la altura del Dios que vive en nuestro interior. La batalla en nuestra mente puede arreciar, pero el León de la Tribu de Judá dentro de nosotros rugirá más fuerte a nuestro favor. Eso nos podría hacer gritar, pero los vientos adversos en contra nuestra pueden ser tan fuertes que podemos volver a vernos otra vez en la montaña rusa emocional al final del día o la semana próxima. Descubrí que en este tiempo las emociones de muchas personas se están descontrolando.

Pude oír al Señor que decía: “Quédate quieta y conoce que soy Dios. La batalla me pertenece. Soy tu estandarte de victoria. Soy el capitán de los ejércitos. Soy el que levanta tu cabeza. Soy el que te defiende. Soy tu vengador. Soy tu proveedor. Serviré una mesa ante ti en presencia de tus adversarios y se inclinarán ante el Cristo que vive en ti. Ganarás si no te desanimas. Recogerás los despojos si determinas en tu corazón que no te alejarás de la batalla. Harás esto para mi gloria”.

Ocho días directos de batalla infernal
A comienzos de este año atravesé ocho días infernales, fue un tiempo de una adversidad masiva que me dejó aturdida y confundida. Fueron ocho días de ataque espiritual que dejaron mi cabeza dando vueltas, por lo menos algún tiempo. Fue un auténtico ataque por la espalda desde muchas direcciones. Se levantó un acosador psicótico en mi contra. Un aquelarre de brujas lanzó un ataque coordinado contra mi vida. Una mujer con un fuerte espíritu jezabélico comenzó a hacer movidas en contra de mi ministerio. Experimenté el mayor contraataque porque me mantuve firme en la brecha a favor de un amigo íntimo que atravesaba una batalla espiritual muy fuerte. Los malos entendidos y las divisiones se manifestaban por todas partes. Tuve síntomas fuertes de gripe como no padecía desde hacía años. Mi mente estaba bajo fuego cerrado del enemigo. Podría seguir avanzando, pero me detendré aquí.

Las cosas mejoraron un par de días, pero luego vino otra ola de ataques en mi contra. En total, fueron cuatro meses de guerra masiva en cada área de mi vida y mi ministerio. Había dos opciones: “Permitir que el viento de la adversidad me tumbara o aprender cómo atravesar el viento”. Durante ese tiempo pude oír al Señor que me decía: “Revertiré a tu favor las estrategias que el enemigo tramó para dañarte, mientras te mantienes en oración, disfrutando de mi presencia, buscando mi rostro y manteniéndote en la realidad de quién eres. No permitas que el maligno te mueva con las tormentas y el granizo. Atraviesa el viento de la adversidad y usa la tormenta a tu favor. Regocíjate en la tribulación, sabiendo que tu carácter será más como Cristo mientras perseveras en la obra de la Cruz”.

Una lección profética de las águilas
En tiempos de adversidad deberíamos aprender una lección de las águilas. Una vez el Dr. Myles Munroe me enseñó esto: “Las águilas aman las tormentas. Cuando se unen las nubes, las águilas se excitan. El águila usa el viento de las tormentas para elevarse. Cuando encuentran el viento de la tormenta, las águilas usan la tormenta fuerte para elevarse por encima de las nubes. Esto le da al águila una oportunidad para planear y descansar sus alas. Mientras tanto, las demás aves deben esconderse debajo de las ramas y las hojas de los árboles. Podemos usar las tormentas de la vida para alcanzar mayores alturas. Los conquistadores disfrutan los desafíos y les sacan provecho”.

La Palabra y el Espíritu son el viento debajo de nuestras alas. Cuando declaramos la Palabra sobre nuestra vida, podemos atravesar el viento. Cuando esperamos en el Señor, podemos atravesar el viento, aún en la adversidad. En tiempos de adversidad, debemos mantener este verso en nuestro corazón: “… pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:31).

Jennifer LeClaire
(www.elijahlist.com)


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