lunes, 19 de junio de 2017

“¡Visión de la abundancia ilimitada de Dios que viene hacia nosotros!”


Por Anne Marie Molster

En mi tiempo de quietud con el Señor, entré en una visión que me mostró las bendiciones de la abundancia y el alineamiento que Él les concedió a aquellos que buscan hacer su voluntad. Sus bendiciones vendrán como un río sobre aquellos que estuvieron bajo innumerables ataques, perseverando a través de batallas difíciles, siempre creyendo que el Señor les traería la victoria y serían plenamente restaurados. Muchos están esperando la apertura final hacia su Tierra Prometida.

En esta visión me pude ver de pie sola en un campo, cansada y tratando de encontrar mi camino. La senda que una vez parecía tan clara, estaba cubierta por los escombros de las obvias batallas de muchos. Supe que el enemigo volvía a tratar de sacarme de curso. Sé que muchos están experimentando un escenario similar en el cual comenzaron a sentir una falta de dirección.

“Tus pasos serán más fáciles mientras avanzas y mi camino se abrirá ante ti. Tendrás un gran discernimiento en este tiempo y te encontrarán otros que se unirán a ti en mi gran asignación”

Mientras continuaba mi visión, pude darme cuenta que esta palabra necesitaba soltarse en el mismo punto de quiebre a nuestra salida de la estación que dejábamos atrás. Mientras caminaba por esta visión, oraba para que usted pueda permanecer esperanzado en las promesas del Señor. Dios oye nuestro clamor y conoce nuestra desesperación.

¡Abundancia de fruto!
En este campo abandonado, Jesús se acercó repentinamente sobre un gran caballo blanco. Me monté detrás de Él y me aferré con firmeza, mientras volvía en la dirección por donde vino, guiándonos con gran intensidad. Luego de recorrer una gran distancia, comencé a enfocarme en el escenario que estaba distorsionado. Llegamos a un huerto que estaba lleno de árboles frutales. Había frutos que no reconocí y supe que nunca había probado. Cuando pude darme cuenta de lo que había dejado atrás, permití que Jesús me sostuviera mientras clamaba con gozo expectante.

Mientras caminaba probando los frutos, Jesús le comunicaba a mi espíritu lo que vendría sobre aquellos que rindieron sus vidas sin importarles nada más que extender el Reino. Nos acercamos a una escalera apoyada contra un árbol frondoso. La escalera era más alta de lo que podía ver y el plateado brillaba en la luz del Señor. Jesús comenzó a subir y me alentó a seguirlo. Cuando nos acercábamos a la cima, la escalera continuaba creciendo conmigo. Jesús me dijo que no hay límites para la abundancia de frutos cosechados aquí. Estaba arribando a nuevas alturas y podía cosechar todo lo que necesitara.

Ahora estaba por encima del huerto y podía alcanzar todo lo que estaba debajo sin esfuerzo, cosechando en la cima de los árboles. Aquí no había luchas, aunque ya no podía ver el suelo. Fue como si estuviera parada sobre un piso invisible por encima de los árboles. Podía caminar en cualquier dirección sin caerme. Jesús sonrió mientras me hablaba sobre la cosecha abundante que estaba disponible en todo tiempo. Veía un mapa extendido sobre este piso y comenzaban a resaltar en blanco los detalles, los nombres de las rutas y los límites del terreno. Recibí una cesta de frutas y me dijeron que la guardara como si la fuera a necesitar a lo largo del camino.

Siga alabando al Señor, ¡porque le prometió que caminaría con usted!
Antes de seguir avanzando quería darle gracias a nuestro Padre celestial. Cerré mis ojos ante Jesús y me pude ver en la sala del trono ante Dios. Sentí su mano sobre mi. Oré en su gran gloria. Mientras seguía rodeándome con el peso de su gloria, sentí que su presencia removía instantáneamente todo cansancio que me debilitaba. Fue como si removiera cada carga que sentía y recuperaba las fuerzas y la energía. Pude experimentar el cambio físico en lo natural mientras sentía un fluir de renovación en mi espíritu. Me aseguró de su presencia en esta nueva etapa mientras me veía a mí misma parada sobre el huerto de frutos.

¡Sus dones aumentarán y será desbordado!
Luego Jesús me entregó una hermosa pluma de pavo real y un tintero. Comencé a escribir en el aire y mientras lo hacía comenzaba a formarse un mundo a mi alrededor. Todo lo que escribía comenzaba a fructificar. ¡Cada oración que hacía, nacía ante mis ojos! Me reía con lágrimas en mis ojos. Fue lo más increíble que haya visto. Jesús se rio entretenido ante el asombro que estaba experimentando. Mientras mi asombro continuaba, me recordó la cesta de frutas.

“Mientras mi visión continuaba, pude darme cuenta que necesitaba soltar esta palabra en el mismo punto de quiebre en nuestra salida desde la estación que dejábamos atrás”

El Señor dijo: “Debes cuidar los dones que tienes y continuarán creciendo. Los usarás para servir a muchos. Tu nuevo tiempo comienza aquí, pero todo lo que viene está más allá de este huerto. No se puede ver más allá del horizonte. Tus pasos serán sencillos mientras avanzas y mi camino se abrirá ante ti. Tendrás gran discernimiento en este tiempo y encontrarás a otros que se unirán a ti en mi gran asignación, Aliéntate, porque fuiste apartada para este tiempo de aceleración. Una escogida para un tiempo como este” (ver Ester 4:14).

Mateo 21:22 dice: “Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración”.

Abre tus ojos, ¡estás en medio de lo repentino para tu vida!
Originalmente entregué esta palabra hacia finales de Enero. Pero recientemente percibí que el Señor me impulsaba a volver a entregarla. Hay muchos que sintieron que siguen a la espera, creyendo que quedaron postergados para la próxima temporada. Cuando en realidad muchas cosas ocurrieron para provocar un cambio en sus destinos. El Señor les dice: “¡Miren alrededor! ¿No lo ven? ¿No se dan cuenta que están en un nuevo territorio? ¡Ya comencé algo nuevo!”

El Señor no dijo que usted alcanzó su destino, sino que comenzó el nuevo viaje. Él desea que nos tomemos el tiempo para mirar alrededor y ver que lo repentino ya comenzó a suceder. Necesitamos reconocerlo y alabarlo por el lugar donde nos estableció. La alabanza es el combustible para el siguiente nivel de activación. Si estamos preocupados sobre el lugar donde nos encontramos, en lugar de ver lo que realmente ya preparó el Señor, nos lo perderemos. Ahora estamos haciendo cosas que son necesarias para nuestro progreso.

Isaías 43:19 dice: “¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados”.

Es el tiempo de Dios y no el nuestro. Por tanto, lo repentino del Señor no se manifestará en un instante terrenal. Eventualmente miraremos para atrás asombrados por lo que ocurrió en un corto tiempo. Si usted es capaz de ver un alineamiento o una provisión que ocurrió recientemente, verá que lo impulsó hacia adelante. No fije su mirada hacia abajo, porque no podrá ver su movimiento. ¡El cuadro sigue siendo el mismo! Cuando mira alrededor podrá ver las cosas nuevas que Dios creó solo para usted. Comenzará a alabar en lugar de continuar clamando. Los ángeles del Señor oyen la canción de nuestro espíritu, esperando en anticipación para entregar la próxima asignación de promoción que determine el Señor. Dios no puede entregarlas si no estamos listos. Nos preparamos mientras nos enfocamos en lo nuevo que nos rodea.

Éxodo 23:20-21 dice: “Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he preparado. Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en representación mía y no perdonará tu rebelión”.

Anne Marie Molster
(www.elijahlist.com)



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