domingo, 25 de junio de 2017

“¡Las manifestaciones de las promesas de Dios están por hacerse visibles!”


Por Edie Bayer

Recientemente mi esposo y yo nos quedamos varios días en una casa frente al lago. Para llegar allí viajamos dos días en auto desde Texas hasta Ohio, pasando medio día en Nashville. Luego de conducir las siguientes ocho horas, llegamos tarde en la noche. Estaba oscuro y no podíamos ver muy bien, pero sabíamos que el lago estaba justo detrás de la ventana. La luna era hermosa entre las nubes y había un reflejo de su luz en el agua.

La mañana siguiente caminé fuera del dormitorio, sin esperar que sea tan increíblemente brillante. La gran ventana dejaba entrar la luz del sol en el cuarto. Tenía una amplia visión del lago pacífico, quieto y brillante en toda su belleza natural. Había varios gansos adultos y una bandada de pequeños nadando en fila, justo delante de la ventana. Mientras observaba esta escena gloriosa, me golpeó una palabra: “¡Las manifestaciones de las promesas de Dios se están haciendo visibles!”.

¡Las promesas comenzaron a manifestarse!
Comenzaron a hacerse realidad. Estuvimos excitados durante meses esperando este viaje. Trabajamos en cada detalle, concentrándonos en nuestro hospedaje y en las provisiones. Solo nos separaba el tiempo para viajar y ahora finalmente había llegado. Asimismo, había una construcción sobre la presa que contenía el lago. Debido a esta construcción, había una cadena que la separaba de todas las casas del lago. Estaba designada como una zona en construcción. Podíamos ver el lago a través de la cerca, podíamos olerlo e incluso oírlo, pero no podíamos tocarlo desde el lugar donde se encontraba esa casa en particular.  

¡Esto me habló! El lago representaba nuestras promesas, ¡están justo delante de nosotros! Podíamos verlas, olerlas e incluso oírlas. Sin embargo, no podíamos tocarlas. Ese puede ser un gran “sin embargo”. Estábamos viendo tanto el lago, como las promesas de Dios.

Señales para el pueblo de Dios
En la cerca que rodeaba la construcción había carteles que decían: “Peligro, solo personal autorizado” y “Solo personal de emergencia”. Ambos carteles hablaban de autoridad. En este nivel, todos somos “personal autorizado”, entonces debemos entrar. Sin embargo, para algunos de nosotros nuestras promesas específicas siguen en construcción. Algunas promesas requieren que usemos nuestra autoridad para remover obstáculos, las cercas que impiden su manifestación en el plano natural. No obstante, entre nosotros y nuestras promesas existe solo un pequeño velo que nos permite ver a través de la cerca. ¡Ya están en camino! ¡Use su autoridad!

¡Su equipo personal de protección es un arma que supera los límites!
Había otro cartel que decía: “A partir de este punto necesita equipo de protección personal”. Para nosotros como pueblo de Dios, esto significa: “¡Escudos arriba! ¡Espadas arriba! ¡Vestidos con el yelmo de la verdad!”. Colóquese el equipo de protección y no se lo quite. Nuestro equipo de protección personal es un arma ofensiva que no reconoce límites. Necesitamos usarlo de manera constante y consistente.

Entre la cerca y el lago había un camino sucio y seco de unos 10 metros de ancho. Cada día un camión con agua rociaba el camino para aplacar el polvo. Este camión de agua representa al Espíritu Santo que todos los días riega la Palabra que hay en nuestro espíritu. Este era el único tramo pequeño de la autopista del desierto, un pequeño parche de ruta seca y sucia que estaba entre nosotros y el lago de nuestras promesas: “No deje de hacer el bien, porque al final tendrá la victoria. ¡Tendrá la victoria!”.

Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”

Más allá de la “cerca” están las promesas que siguen represadas. Algunas están en construcción y requieren que usemos nuestra autoridad y nuestras armas espirituales para traerlas al plano natural y a nuestras vidas. Sin embargo, Dios es fiel para completar la buena obra que comenzó. ¡El Señor está manifestando sus promesas ahora mismo!

Filipenses 1:6 dice: “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.

Espérelo: ¡Las promesas del Señor se están manifestando delante de nuestros ojos! ¡Se hacen visibles! Sea bendecido mientras recibe las suyas.

Edie Bayer

(www.elijahlist.com)

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