Por Edie Bayer
Recientemente mi esposo y yo nos
quedamos varios días en una casa frente al lago. Para llegar allí viajamos dos
días en auto desde Texas hasta Ohio, pasando medio día en Nashville. Luego de
conducir las siguientes ocho horas, llegamos tarde en la noche. Estaba oscuro y
no podíamos ver muy bien, pero sabíamos que el lago estaba justo detrás de la
ventana. La luna era hermosa entre las nubes y había un reflejo de su luz en el
agua.
La mañana siguiente
caminé fuera del dormitorio, sin esperar que sea tan increíblemente brillante.
La gran ventana dejaba entrar la luz del sol en el cuarto. Tenía una amplia
visión del lago pacífico, quieto y brillante en toda su belleza natural. Había
varios gansos adultos y una bandada de pequeños nadando en fila, justo delante
de la ventana. Mientras observaba esta escena gloriosa, me golpeó una palabra: “¡Las
manifestaciones de las promesas de Dios se están haciendo visibles!”.
¡Las promesas comenzaron a manifestarse!
Comenzaron a hacerse
realidad. Estuvimos excitados durante meses esperando este viaje. Trabajamos en
cada detalle, concentrándonos en nuestro hospedaje y en las provisiones. Solo
nos separaba el tiempo para viajar y ahora finalmente había llegado. Asimismo,
había una construcción sobre la presa que contenía el lago. Debido a esta
construcción, había una cadena que la separaba de todas las casas del lago. Estaba
designada como una zona en construcción. Podíamos ver el lago a través de la
cerca, podíamos olerlo e incluso oírlo, pero no podíamos tocarlo desde el lugar
donde se encontraba esa casa en particular.
¡Esto me habló! El
lago representaba nuestras promesas, ¡están justo delante de nosotros! Podíamos
verlas, olerlas e incluso oírlas. Sin embargo, no podíamos tocarlas. Ese puede
ser un gran “sin
embargo”. Estábamos viendo tanto el lago, como las promesas de Dios.
Señales para el pueblo de Dios
En la cerca que
rodeaba la construcción había carteles que decían: “Peligro, solo personal autorizado”
y “Solo
personal de emergencia”. Ambos
carteles hablaban de autoridad. En este nivel, todos somos “personal autorizado”, entonces
debemos entrar. Sin embargo, para algunos de nosotros nuestras promesas
específicas siguen en construcción. Algunas promesas requieren que usemos
nuestra autoridad para remover obstáculos, las cercas que impiden su
manifestación en el plano natural. No obstante, entre nosotros y nuestras
promesas existe solo un pequeño velo que nos permite ver a través de la cerca. ¡Ya
están en camino! ¡Use su autoridad!
¡Su equipo personal de protección es un
arma que supera los límites!
Había otro cartel que
decía: “A
partir de este punto necesita equipo de protección personal”. Para nosotros como pueblo de Dios, esto
significa: “¡Escudos
arriba! ¡Espadas arriba! ¡Vestidos con el yelmo de la verdad!”. Colóquese el equipo de protección y no se lo
quite. Nuestro equipo de protección personal es un arma ofensiva que no reconoce
límites. Necesitamos usarlo de manera constante y consistente.
Entre la cerca y el
lago había un camino sucio y seco de unos 10 metros de ancho. Cada día un
camión con agua rociaba el camino para aplacar el polvo. Este camión de agua
representa al Espíritu Santo que todos los días riega la Palabra que hay en
nuestro espíritu. Este era el único tramo pequeño de la autopista del desierto,
un pequeño parche de ruta seca y sucia que estaba entre nosotros y el lago de
nuestras promesas: “No deje de hacer el bien, porque al final tendrá la
victoria. ¡Tendrá la victoria!”.
Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos de
hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por
vencidos”.
Más allá de la “cerca” están las promesas que siguen represadas. Algunas
están en construcción y requieren que usemos nuestra autoridad y nuestras armas
espirituales para traerlas al plano natural y a nuestras vidas. Sin embargo,
Dios es fiel para completar la buena obra que comenzó. ¡El Señor está
manifestando sus promesas ahora mismo!
Filipenses 1:6 dice: “Estoy convencido
de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta
el día de Cristo Jesús”.
Espérelo: ¡Las promesas del Señor se están manifestando
delante de nuestros ojos! ¡Se hacen visibles! Sea bendecido mientras recibe las
suyas.
Edie Bayer
(www.elijahlist.com)
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