miércoles, 29 de agosto de 2018

“¡Nunca más enfrentará los enemigos que está enfrentando hoy!”




Por Andy Sanders

Hace poco tiempo escribe un artículo sobre “cierres”. Puede leer esto como: “Hasta el 31 de Julio habrá muchos cierres que determinarán nuevos comienzos”. Basado en la publicación de este nuevo artículo y cómo saldrá, creo que es la segunda parte de mis escritos sobre el cierre.

A través del primer escrito, Dios mostró el comienzo de muchos cierres y cómo se verían, capítulos que se cierran para dar comienzo a otros nuevos. En la segunda parte, el Señor nos está mostrando cómo llegar al otro lado, aterrizando en nuestro destino. Caminar por la vida con el Señor es reasegurarse porque ya dio los pasos que nosotros estamos por dar. Si usted caminó con el Señor el tiempo suficiente, entonces habrá visto cómo lo sacó de algunas circunstancias realmente estrechas. Quisiera compartir brevemente una de mis experiencias.

“¡Veremos milagros que solo Dios puede hacer!”

Cuando nací de nuevo me sentí impulsado a salir de muchas situaciones realmente malas. Acababa de terminar una mala relación con una muchacha en la escuela secundaria. Poco tiempo después de nuestra ruptura se vio involucrada con una pandilla local que era popular e implacable. Inesperadamente terminé en una lista de objetivos, como mi ex-novia liderando la cacería del lobo. Luego de varios meses, asumí que las cosas habían llegado a su final, pero estaba a punto de encontrar que solo sería el comienzo.

Un llamado cercano
Un día fui al centro comercial con uno de mis sobrinos a buscar una tarjeta de cumpleaños. En ese momento tenía ocho años de edad. Mientras entraba en el centro comercial, me encontré cara a cara con mi ex-novia pavoneándose ante mí con su nuevo novio de la pandilla. Curiosamente, fue casi como si me estuvieran esperando en la entrada, como si supieran que me cruzaría en su camino. Los observé y me devolvieron la mirada con frialdad, mi sobrino y yo fuimos directamente a la tienda de tarjetas. Mientras estábamos en la tienda buscando la tarjeta, varios miembros de la pandilla se reunieron y me miraban justo desde afuera de la entrada de la tienda donde nos encontrábamos. Imagínese, yo me encontraba con un niño a mi lado.

Pagué por la tarjeta y luego regresé a la tienda con mi sobrino. Le dije que la cosa no se veía bien y necesitábamos orar. (No teníamos teléfonos celulares en ese momento y supe que el vigilante del centro comercial no sería de mucha ayuda). Este era un centro comercial muy pequeño que solo tenía una salida. Mi ex-novia y su pandilla se ubicaron en la entrada principal y esperaban que tratara de salir. Volví a mirar a la tienda de tarjetas y ahora podía ver que la pandilla tenía casi el doble de miembros y me estaban esperando. Se multiplicaban rápido. (Entre ellos usaban localizadores).

Mi corazón latía salvajemente mientras mi sobrino se aferraba a mi mano. Sabía que todo saldría bien y repentinamente el Señor dijo: “¡Salgan ahora!”. Supe que era Él. Caminé fuera del estacionamiento y me dirigí directamente hacia donde estaba toda la pandilla en la entrada. “Vuelve”, me dijo el Señor mientras me acercaba a una farmacia en la esquina del centro comercial, justo al lado de la entrada y no muy lejos de la pandilla. Rápidamente entré en la farmacia, sin saber qué más podía hacer.

Algunos miembros de la pandilla me miraban directamente, incluida mi ex novia, pero no me veían. ¡Ni siquiera me reconocían! Mi sobrino y yo éramos como fantasmas para ellos. Continuamos caminando directo hacia el pasillo de la farmacia y debajo y por detrás, había una salida lateral al final de la tienda que me dejaba junto a mi auto, esquivando totalmente la entrada principal del centro comercial y a todo el grupo de la pandilla. Nos dirigimos directo hacia el auto y nos fuimos a salvo. Décadas más tarde, nunca volví a ver a ninguno. ¡Dios puso un muro de fuego entre ellos y yo de por vida!

Así es como Dios cuida de nosotros cuando dejamos un capítulo y comenzamos uno nuevo. Se asegura que pasemos seguros al otro lado. Algunos de ustedes están ante decisiones difíciles o tratando con circunstancias realmente apremiantes. Dios tiene su palabra para nosotros hoy: “Por tu nombre, Señor, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto” (Salmo 143:11).

“¡Dios levantó de por vida un muro de fuego entre ellos y yo!”

¡La cuenta regresiva hacia su lanzamiento ya comenzó!
Pude oír que el Señor decía hoy: “Te estoy conectando con las plataformas de lanzamiento que te impulsarán en la dirección y el curso correctos para tu vida. Te removeré de las aguas estancadas, de la gente y las organizaciones donde no tienes intereses según tu llamado. Estoy intensificando mi imagen a través de tu vida, para que aquellos que fueron llamados reconozcan el llamado y el talento dentro de ti, me verán a Mí antes de verte a ti. Estoy abriendo los ojos de los ciegos a tu alrededor, te encontrará la gente correcta en el tiempo justo”.

“Por todo el globo levantaré padres y madres espirituales con el deseo de lanzar a mis hijos apropiadamente. Los estoy conectando para poder conectarte con tu destino, una herencia que te prometí hace mucho. Nunca más serás guardado para el placer o el propósito de alguien más. Te soltaré por mis manos poderosas. Desataré vientos desde los cuatro rincones de la tierra para que impulsen a mis hijos hacia sus destinos divinos. Seré el viento detrás de ti, moviéndote hacia adelante como un velero sobre las aguas, seré un aro de fuego alrededor de tu vida y nada te podrá hacer daño mientras cruzas al otro lado”.

Salmo 3:3 dice: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!”.

¡Ahora el río correrá a tu favor!
“Te llevé hasta la orilla de tu río y ahora lo estás cruzando. Derribaré las puertas que te detuvieron y removeré los límites no autorizados que rodean tu vida y te hicieron perder el propósito. Derribaré los muros que te encerraron, muros que fueron diseñados por el enemigo para impedir tu visión y ver tu futuro. Nunca más estarás en las puertas preguntándote: ‘¿Cómo atravieso esto?’. Nunca más mirarás al muro abandonarás y darás la vuelta”. 

“Soy Yo, el Señor, quien te llamó a cruzar este río. El río se movió en muchas direcciones que operaron en tu contra y ahora revertiré la corriente del río para que fluya a tu favor. Ahora el río correrá a tu favor. Al final dirás: ‘Dios lo hizo, solo Él puede hacer cosas como esta’”.

Isaías 35:6 dice: “… saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal”.

Tuve la impresión que muchos de ustedes estarán pensando en sus enemigos, aquellas cosas que trataron de dañarlos, pero será la última vez en sus vidas. ¡Creo que nunca más serán capaces de volver a perseguirlos ni enfrentarlos! ¡Verán milagros que solo Dios puede hacer! 

Andy Sanders
(www.elijahlist.com)


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