Por Anita Alexander
En los últimos dos meses, “gozo”
es la palabra que estuvo dando vueltas en mi espíritu cada vez que miraba hacia
adelante y oraba por el 2019. Primero me sorprendí y supuse que esta reacción
revelaba que en mi corazón esperaba oír algo diferente del Señor. Quizá estaba
esperando oír algo más como “fortalecido”, “apertura” o “victoria”.
Pero cuando abracé
esta palabra mientras la oía, mi corazón comenzó a experimentar la lluvia refrescante
que trajo esta palabra. Es una
lluvia de sanidad, una lluvia de restauración y una lluvia de resurrección. Entonces mi espíritu comenzó a saltar. A lo largo de las Escrituras, ¡el
gozo siempre está ligado a la presencia del Señor, a un despertar, al cumplimiento
de sus promesas y a su liberación poderosa!
Salmo 16:11 dice: “Me mostrarás la
senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra
para siempre”.
Avivamiento, despertar y regreso intencional a la
presencia de Dios
Salmo 85:6 dice: “¿No volverás a darnos
vida, para que tu pueblo se regocije en ti?”. En este año habrá un
regreso intencional hacia la presencia de Dios entre su pueblo que resultará en
un gran gozo, canciones de gozo, gritos de gozo, así como el gozo y la
celebración que nos rodean como una fortificación y actúan como una fuerza
impenetrable para su pueblo (Nehemías 8:10).
El año del Salmo 126
El Señor continuaba
diciéndome que este sería el año del Salmo 126. Veamos los versos de este
Salmo:
Salmo 126:1 dice: “Cuando Jehová hiciere
volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan”.
Cuando los judíos que
vivían en el exilio, desterrados y cautivos en Babilonia, llegaron al tiempo
del cumplimiento de la profecía, sintieron que volvieron a soñar. En este tiempo
se cumplirá la palabra del Señor sobre muchos en el pueblo de Dios. Entrarán en
su cumplimiento de tal manera que sentirán como si fuera un sueño. ¡Portarán
una gran carga de gozo!
Salmo 126:2 dice: “Entonces nuestra
boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las
naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos”.
El gozo es el fruto
que se manifiesta entre el pueblo de Dios mientras experimenta la fidelidad del
Padre hacia su Palabra sobre sus vidas. Sumado a esto, será tan notorio que
hará que quienes nos rodean y no sirven a Dios puedan verlo, reconocerlo e
incluso proclamarán la bondad de Dios desplegada activamente sobre las vidas
del pueblo del Señor.
Salmo 126:3 dice: “Sí, el Señor ha
hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría”.
¡Esta es la
declaración del pueblo de Dios que resonará en esta hora! Se oirá por toda la
tierra y será una señal para muchos de la bondad de Dios, su gran fidelidad y
su amor hacia sus hijos. El gozo resonará, el pueblo de Dios experimentará el gozo.
Aquí la palabra “alegría”
es la misma palabra hebrea usada en Proverbios 17:22: “Gran remedio es el corazón alegre…”. Por tanto, creo que el Señor está diciendo que al traer alegría al
corazón, en el Salmo 126:3, también traerá sanidad a las heridas que
experimentamos en la cautividad.
Fortunas
restauradas y restitución
Salmo 126:4 dice: “Ahora,
Señor, haz volver a nuestros cautivos como haces volver los arroyos del
desierto”. El 20 de diciembre
del 2018, antes de irme a dormir estuve mirando por tercera vez la película
llamada “Mujer
en oro”. Amo esta película porque es como una historia de justicia y
restitución. Mi hija y yo la habíamos visto pocos meses antes, ella solo vio
una parte antes de quedarse dormida. Esa noche en particular ella preguntó si
podíamos terminar de ver la película. Mi hija tiene inclinación profética y es
guiada por el Señor, quizá sin saberlo, pero sentí que el Señor la estaba
impulsando a ver la película hasta el final.
Volviéndola a ver, me
sentí inspirada por esta historia hermosa, incluso luego de haberla visto por
tercera vez (si usted aún no la vio, le recomiendo que la vea). Está basada en
una historia real sobre una mujer Judía de Austria, cuya familia era
extremadamente rica y los Nazis le robaron todas sus posesiones en la Segunda
Guerra Mundial. Entre todos sus artefactos había pinturas muy costosas, algunas
llegaban a los $100000. Para acortar la historia, luego de la guerra estos
artefactos encontraron su lugar en el museo austríaco. El argumento de la película
refleja la pelea de la mujer con el gobierno austríaco para recuperar sus
pinturas. No le quiero contar toda la historia, pero proféticamente creo que el
Señor quiere que retengamos el mensaje de esta película.
La segunda
parte de su historia es victoria
El Señor comenzó a
hablarme y me dijo: “Anita, para ti es profético que esta vez vuelvas a ver
la segunda parte de la película. La segunda parte de la película es una
historia de victoria, justicia y restitución. Mi pueblo también está entrando
en la segunda parte de sus historias. La primera parte tuvieron que soportar
injusticia, robo y destrucción, pero los preservé para un tiempo de justicia.
¡Este es el tiempo para la restitución!”.
Me fui a dormir esa
noche y soñé con una caja dorada. Sobre la caja pude ver los números 666, pero
luego los números rotaban y vi el 999. El Señor dijo: “Estoy haciendo que se corrijan los
errores. ¡Estoy provocando una rotación
divina! Donde el diablo (666) vino para robar, matar y
destruir, pero Yo vine para dar vida y vida en abundancia (999)” (Ver Juan 10:10).
Nueve es el número de
la culminación, la justicia y el juicio. Jesús murió en la hora novena y culminó
su obra. El Señor dice que está trayendo una
culminación a las obras del enemigo sobre las vidas de su pueblo, volteado las
mesas y restaurando sus fortunas. Esto será como el Salmo 126:4,
será como la lluvia refrescante que restaura los lechos secos de los ríos en el
desierto del Neguev. Muchos de nuestros corazones se sienten como lechos secos
de ríos debido al robo interminable del enemigo, pero serán inundados por la
lluvia refrescante de la restauración.
¡Cosechando con gozo y cantando!
Salmo 126:5 dice: “El que con
lágrimas siembra, con regocijo cosecha”.
Este tiempo de cosecha
estará marcado por el gozo. Para muchos el tiempo de siembra estuvo marcado por
la angustia y la aflicción, ¡pero llegó su tiempo de cosecha y estará cargado
con gran gozo y alabanza!
Salmo 126:6 dice: “El
que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas”.
Muchos sembraron en
tiempos de hambre (hambre del alma, hambruna de finanzas, hambruna de visión,
etc). El Señor les dice: “Los que sembraron en tiempos de necesidad y eligieron
creer en medio de las circunstancias, decretando lo opuesto a lo que veían; los
que sembraron la Palabra en fe, se afirmaron y atravesaron grandes pruebas por
ello; los que sembraron en hambruna y a veces tuvieron ganas de comerse la
semilla, pero siguieron sembrando, ¡ahora es su tiempo para cosechar! Este es su tiempo para recoger las gavillas. Este es el tiempo
para cosechar las obras justas. Este es el tiempo para regocijarse”. ¡Amén!
Anita Alexander
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