Por Helen Calder
“Es tiempo para que cambie la irrigación”
Recientemente me
desperté de un sueño espiritual con un mensaje: “Es tiempo para que cambie la irrigación”. En este sueño me encontraba en una viña.
Estaba delante de una
mesa larga de banquete, cubierta con un mantel blanco. La mesa estaba en el
jardín, sobre la grama y más atrás estaban los viñedos. No había alimentos, ni
siquiera los cubiertos habían sido puestos sobre la mesa, pero sabía que el
banquete estaba por comenzar.
Supe que yo era una
de las dueñas del viñedo y mientras me sentaba en la mesa, dos hombres que
reconocí como ángeles se acercaron a la mesa desde la izquierda y la derecha. Anunciaron:
“¡Es tiempo
para que cambie la irrigación!”. Mientras
hablaban, supe que había algo que se estaba activando y ajustando en el flujo
del riego en el viñedo, y debía suceder.
Justo después de
despertarme, compartí este sueño por un mensaje de texto con mi esposo Malcolm.
Él estaba en Italia, en una zona horaria diferente, preparándose para dormir
mientras yo me estaba despertando. ¡Malcolm quedó asombrado! Ese día había
estado viendo un sistema de irrigación masiva automatizado en un vivero y era de
última tecnología. La salida podía ser ajustada conforme a las condiciones del
ambiente y al cultivo. Me envió un video que había tomado y pude ver el sistema
de irrigación de un cultivo de apio. Ni una sola planta dejaba de ser regada.
Un punto de quiebre
Mateo 22:2 dice: “El reino de los
cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo”.
En la gran mesa de
banquete del Señor hay muchos lugares esperando ser ocupados. Algunos de ellos
pueden ser para personas cercanas a usted. Pero solo se pueden ocupar como el
resultado de un gran derramar del Espíritu. Creo que el Señor le está hablando
a su pueblo en este tiempo, diciéndole que ahora mismo está en un “tiempo de
quiebre”. La presencia y el poder
del Espíritu Santo fueron desatadas. Esta ha sido la realidad desde
Pentecostés, lo que está cambiando es nuestra respuesta. Estamos encontrando a
Dios en su Palabra.
Sea lleno y sumérjase en el Espíritu Santo
Este es un “cambio en el
juego”. Es un cambio que
impactará su vida, sus relaciones, su ministerio y su futuro. Consiste en una revelación simple: ser lleno y sumergirse
en el Espíritu Santo. Sumergirse significa “introducir o hundir en un líquido”.
Es la palabra griega que se usa en el Nuevo Testamento para el bautismo, que significa “hundir o sumergir” (Strong's G907).
Es la palabra griega que se usa en el Nuevo Testamento para el bautismo, que significa “hundir o sumergir” (Strong's G907).
Jesús dijo del
derramar del Espíritu: “Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes
serán bautizados con el Espíritu Santo” (Hechos 1:5). Lucas 24:49 dice: “… hasta que sean
revestidos del poder de lo alto”. El
día de Pentecostés, cada persona presente fue llena, sumergida y revestida con
el Espíritu. Usted está “en el Espíritu”, cuando
tiene la revelación de estar lleno y sumergido en el Espíritu Santo, al darse
cuenta que:
1.
Él está en usted
2. Usted está en Él
Jesús dijo: “Créanme
cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí…” (Juan 14:11). El apóstol Juan escribió: “Estaba en el
Espíritu en el Día del Señor…” (Apocalipsis 1:10). Cuando estamos en Él, somos conscientes que
estamos sumergidos. Estamos rodeados. No podermos “contenerlo”, Él nos contiene a
nosotros.
Métase más profundo
El río de Vida es una
imagen de la irrigación divina que nos guía hacia la cosecha. Ezequiel
experimentó el agua hasta los tobillos, las rodillas y las caderas, hasta que “… la corriente
se había convertido ya en un río que yo no podía cruzar. Había crecido tanto
que sólo se podía cruzar a nado” (Ezequiel 47:5). Allí el ángel lo detuvo. Este lugar, “el nivel del
agua donde debía nadar”, es el punto de quiebre donde nos
encontramos hoy. Jesús está diciendo: “Quiero quitarte el apoyo de tus pies. ¿Dirás sí?”.
Tenemos al Espíritu y Él nos tiene a nosotros
Estar llenos e
inmersos en el Espíritu Santo significa que no solo lo tenemos “a Él”,
el Espíritu nos tiene a nosotros. Ser lleno de Él nos hace vivir en santidad. Entonces
quedamos atados a ir donde Él nos está llevando. En Hechos, el Espíritu Santo
le advierte al apóstol Pablo sobre el arresto y la prisión que lo esperaba en
Jerusalén. Pablo respondió en Hechos 20:22-23: “Y ahora tengan en cuenta que voy a
Jerusalén obligado por el Espíritu…”. Pablo
estaba diciendo: “Moriría con Él en lugar de vivir sin Él”.
En el punto de
quiebre nos damos cuenta que el Espíritu Santo no es un poder impersonal o una
fuerza que podamos controlar, es una persona que nos guiará por la voluntad del
Padre.
La irrigación es personal: su familia, su tierra y su
legado están en juego
En el sueño sabía que
era co-propietaria del viñedo. El Señor les está hablando a muchos de ustedes
ahora mismo sobre su identidad. Usted no es solo un colaborador (1 Corintios
3:9), también es un co-heredero junto con Cristo (Gálatas 3:29). ¡Usted es un
hijo, una hija en el Reino de Dios! Como tiene parte en la cosecha, por eso el
tema de la irrigación es personal y urgente para su vida.
Escuche la
instrucción del Señor sobre su viñedo: “Es tiempo para que cambie la irrigación”.
Zacarías 10:1 dice: “¡Pídanle al Señor que
llueva en primavera! ¡Él es quien hace los nubarrones y envía los aguaceros!
¡Él es quien da a todo hombre la hierba del campo!”. La lluvia temprana y la tardía fueron los sistemas de riego establecidos
por Dios. Tanto el río como las lluvias en las Escrituras, hablan del Espíritu
de Dios. Escuche al Espíritu decir: “Algo nuevo viene en camino. No se retrasará. Es tiempo
para orar”.
Una declaración profética
Estar sumergidos es
vivir por un “sí” incondicional. Sea parte del pueblo que declara
en unidad: “¡Aquí
mismo está cambiando la irrigación para mi vida! (mi familia, mi ministerio,
etc). Marco este momento. Aquí es donde me doy cuenta que no solo estoy lleno,
también estoy sumergido. Me entrego por completo a Ti, Señor. En el Nombre de
Jesús, Amén”.
Helen Calder
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