Por Jennifer A.
Miskov
Creo que el 2019 será un año
marcado por el reposicionamiento, el realineamiento y el reenfoque. Este es un
año donde Dios quiere que su Esposa se enfoque con todo su corazón mucho más en
lo “único”
(Salmo 27:4) y circunscribirnos a la única asignación que Él tiene para
nosotros.
Un tiempo para reposicionarse y
establecer fundaciones
Muchas personas ahora
mismo están en transición. Creo que esta es la obra de Dios y Él nos está
reposicionando estratégicamente a cada uno para estar alineados frente a lo que
está por derramar. Se siente como si Dios estuviera moviendo nuestras vidas
como una pieza de ajedrez y habilitarnos para el próximo gran mover. Para
algunos esta movida es física y para otros es un cambio en sus corazones. Incluso
las transiciones son incómodas, anímese porque la limpieza y el cambio no durarán
para siempre. El Señor nos está reposicionando para jugar un rol clave en este
y en el nuevo Gran despertar.
Creo que el 2019 es
un año fundacional para muchos donde Dios permitirá que nuestras raíces se
profundicen. Quiere reestructurar algunas cosas y luego profundizar nuestro
fundamento. Se puede sentir como si el trabajo para establecer los nuevos
fundamentos en nuestra vida, nuestra familia y nuestro ministerio, fuera
demasiado arduo. Quizá ahora mismo no sea consciente del fruto instantáneo. Sin
embargo, será importante darse cuenta que este tiempo para establecer
fundamentos será crucial para los próximos 5, 10, 20 o más años. Cuánto más
cuidadosos seamos en edificar fundaciones profundas, puras y sólidas, más
fuerte y duradero será lo que edifiquemos encima.
Un tiempo para oír y reenfocarse
Estamos entrando en
un año estratégico para reenfocarnos en nuestra asignación celestial de Efesios
2:10. Necesitamos posicionarnos para caminar en las obras que Dios ya preparó
de antemano para nosotros. Esto no tiene nada que ver con esforzarse detrás de
una tarea, sino con desechar todo lo que nos impide correr hacia los brazos de
Jesús. En medio de esta carrera, Él nos está invitando a disminuir nuestro
ritmo en este mundo ajetreado, para oír lo que nos dice el Señor y reflexionar
en lo que Él nos estuvo hablando en el pasado (Salmo 46:10, Proverbios 3:5-6). Cuando
hacemos esto, recibiremos claridad mientras profundizamos más dentro del corazón
del Señor. Cuando lo buscamos con todo nuestro corazón como nuestra única
agenda, veremos soltándose en el plano natural las asignaciones divinas que Él preparó
para nosotros.
Dejando ir
Creo que Hebreos
12:1-2 es un pasaje clave para el 2019: “Por tanto, también nosotros, que estamos
rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que
nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia
la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la
cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a
la derecha del trono de Dios”.
Como estamos rodeados
por una gran nube de testigos que sacrificaron mucho y pavimentaron el camino
para nosotros (ver Hebreos 11), “despojémonos de todo lo que nos estorba”. Esto implica “todo” lo que estorba, no solo
el pecado que nos enreda con tanta facilidad.
Dios nos está
llamando a despojarnos incluso de las cosas buenas que no nos acompañarán en
este año nuevo. Las cosas que estuvimos llamados a cargar hasta este tiempo,
quizá no sean las que debamos desarrollar en la próxima temporada. El Señor nos
está invitando a rendir todo ante Él, incluso algunos compromisos, relaciones y
planes, para entregarlos en su fuego. Las cosas que permanezcan serán refinadas
como el oro y saldrán a la superficie, no tenemos por qué seguir cargando lo
que se queme.
Muchas veces lo bueno
es enemigo de lo mejor. A veces debemos dejar a un lado la plata para abrazar
el oro. Metafóricamente hablando, la plata no es necesariamente mala, pero si
llena nuestras vidas demasiado, no habrá lugar para el oro. Podemos perdernos
de entrar con todo en nuestras asignaciones para este tiempo. Necesitamos ser
guiados por el Espíritu Santo y responder a la misión de Dios sobre nuestra
vida, en lugar de ser guiados por las necesidades o incluso por las puertas
abiertas. Las puertas abiertas son grandes pero solo podemos cruzar una a la
vez y no todas las puertas son invitaciones de Dios o asignaciones para nuestra
vida. Por esta razón es tan importante fijar nuestros ojos en Jesús y
permanecer cercanos a Él para que sepamos qué camino tomar.
Estas son algunas de las preguntas que
debemos evaluar mientras entramos en el tiempo nuevo:
• ¿Para qué nació y qué
es lo que Dios lo llamó a cargar en este tiempo?
• ¿Quiénes son las
personas que Dios le señaló para unirse en este tiempo nuevo?
• ¿Cuáles son las cosas en su vida que no están alineadas con el propósito de Dios en este tiempo nuevo?
• ¿Qué cosas el Señor le está pidiendo que deje ir, confiando en Él mientras entra en este año nuevo?
Quizá un compromiso o
una relación produjo vida en un tiempo, pero eso no significa que seguirá
formando parte de su futuro (excluyendo el pacto del matrimonio), aunque no
haya nada malo con esa relación. Necesitamos reconocer a Dios y agradecerle por
el don de ese tiempo, debemos celebrarlo y confiárselo a Él. Lo animo a recibir
un bautismo fresco del fuego sobre su vida para que Dios pueda refinar lo que
debe permanecer en este tiempo nuevo (Mateo 3:11).
Manténgase en su
carril
Una vez que dejamos
ir el peso que ya no necesitamos seguir cargando, podemos correr más rápido en
la carrera marcada para nosotros. Es importante permanecer en nuestro propio
carril en el 2019, incluso si eso significa decirle no a las otras cosas que
son importantes pero no las debemos cargar. En Hechos 6:3-4 había muchas
necesidades que suplir, incluyendo ayudar a las viudas. Sin embargo, si los
apóstoles continuaban cargando ese peso en su tiempo nuevo, los hubieran
desviado de sus llamados. Se aseguraron la atención de las necesidades
impulsando a otros para avanzar en esa tarea y ellos ser libres para correr la carrera
que Dios determinó para sus vidas.
La vida es demasiado
corta como para pasarla cargando los llamados de otras personas y vivir por las
expectativas de los demás. Es tiempo para entregarnos de todo corazón al
llamado que el Señor estableció en nuestra vida, todo para su gloria (Romanos
12:1-2). Este mundo lo necesita y reclama lo que usted carga. Necesita que se
levante y brille para ser la luz en este mundo oscuro en el que está destinado
a ser de una manera única (Isaías 60).
Reparando sus ojos
Mientras todos
nosotros tenemos asignaciones diferentes, tenemos una misma meta final. En esta carrera debemos: “Fijar nuestros ojos en Jesús”. Jesús debe ser
nuestro foco y debe ser nuestro “único objetivo”. Jesús
es el camino, la verdad y la vida. Él es nuestro destino y nuestro objetivo,
entonces nuestros sueños se volverán realidad.
En el año 1922, Helen
H. Lemmel escribió el himno famoso “Pon tus ojos sobre Jesús”. Se inspiró por
la vida de una misionera llamada Lilias Trotter y en un poema que ella
escribió. Trotter dejó todo a un lado para ser misionera en el Norte de
Argelia. Consagró su vida a enfocarse en el rostro de Jesús.
Más allá de cualquier
cosa que estemos enfrentando, este mundo, nuestro llamado y nuestra prioridad
por encima de todo en el 2019, es la necesidad de fijar nuestros ojos en Jesús
y adorarlo, sin importar los sacudones que vengan a nuestra vida. Mientras
mantenemos nuestros ojos fijos en Él y corremos la carrera que nos espera con
todo nuestro corazón, experimentaremos una aceleración más profunda hacia el
corazón de Dios y hacia nuestro destino.
El gozo que nos
espera
Mientras mantenemos
nuestro enfoque en Jesús, también es asombroso evaluar el hecho que fuimos el
gozo que se estableció ante Él y esto le permitió soportar la Cruz. A la luz
del precio extremo que fue pagado por nosotros, mientras nos introducimos en el
2019, consagremos el año dejando a un lado todo lo que nos puede retener. Ante
toda circunstancia, escojamos correr hacia Jesús donde sea que podamos encontrarlo.
Cuando fijamos
nuestros ojos en Aquel que nos dio todo y cuando corremos sin cargas hacia Él
con todo dentro de nosotros, sin importar si lo vemos en una tormenta, en un
valle o en la cima de una montaña, todo lo demás terminará alejándose. En
realidad es simple, cuando Jesús no es solo nuestro “único” sino nuestro “todo”
(el deseo que consume nuestra vida), todo lo demás entrará en un alineamiento
perfecto con el Cielo (Mateo 6:33). Fijemos nuestra mirada en Aquel que nos ama
más de lo que podemos comprender y corramos con una entrega total hacia los
brazos de Jesús, con una pasión implacable que no se detendrá ante nada hasta
que lo atrapemos a Él.
Bendito sea mientras
recibe un bautismo fresco de fuego y enfoque sobre su vida. Que pueda ver a
Jesús como nunca antes, para que el oro pueda surgir y brotar en su presencia
gloriosa y radiante. Incluso ahora mientras termina de leer esto, tome un
momento para volver sus ojos hacia Jesús y contemple su rostro glorioso.
Jennifer A. Miskov
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