Por John Burton
En mis años de
ministerio me preguntaron incontables veces: “John, ¿cómo puedo experimentar los milagros y las
maravillas de Dios?”. ¡La gente
está muy desesperada y hambrienta por un encuentro con la deidad! El celo que
tienen para escapar de las trampas del mundo y sumergirse en las glorias de
Dios es intensa, aunque demasiados no pueden entrar en ese estilo de vida. Se
encuentran a sí mismos mirando al cielo y clamando: “¿Dónde estás Dios?”.
Mi respuesta a estas
personas apasionadas no es complicada. De hecho, no podría ser más simple: Vivir vidas santas y orar mucho en el Espíritu.
Oír a Dios es la meta
Romanos 10:17 dice: “Así que la fe viene como
resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”.
“Oímos a Dios y luego
declaramos cómo se debe conformar la situación según su voluntad. ¡Nos lleva
desde una posición de derrota y pasividad hacia una posición de victoria y
violencia espiritual por una fe poderosa!”
Una de las mayores
tragedias es ser invitado a las profundidades de Dios y a la dimensión
sobrenatural en la que Él se mueve, y rechazarla. ¡Demasiados
están clamando para que Dios se manifieste en la dimensión natural, mientras Él
nos está llamando a manifestar su dimensión sobrenatural! Hay maravillas que contemplar cuando vivimos
vidas consagradas y oramos en fuego día y noche.
Por favor escúcheme: ¡Puede comenzar
su camino hacia el lugar donde el Espíritu Santo está anidando ahora mismo!
En realidad, mientras escribo esto siento en mi espíritu que debo invitarlo a
pelear en oración conmigo un momento:
Jesús, decreto en tu nombre magnificente que la persona que está leyendo
esto es libre de la desilusión, el abatimiento y la incredulidad. En el nombre
de Jesús, ordeno que cada espíritu maligno de acechanza y burla retira sus
garras de él y se aleja, ¡ahora mismo! Declaro una libertad salvaje, gozo y una
fe exuberante, ¡ahora! Fe, ¡levántate! Celo, ¡aumenta! Expectativa, ¡ven! Es
tiempo para que se afirme en las maravillas de Dios. Amén.
Mientras eliminamos
todo lo que puede impedir un andar en el Espíritu en nuestras vidas y
desarrollar un estilo de vida con una intercesión ferviente, urgente y
regocijante, tanto en nuestros cuartos de oración y con otros hermanos y
hermanas, los cielos se abrirán sobre nuestras vidas. Es un punto donde
podremos comenzar a oír a Dios.
Estoy convencido que
el único camino para oír consistentemente la voz de Dios es vivir vidas santas,
caminar en el Espíritu y orar en el Espíritu. Sin embargo, vale la pena el
precio. Cuando Dios comienza a hablar, todo en nuestras vidas cambia
dramáticamente. Una fuerza profética se irradiará desde el interior. Los sueños
y las visiones comenzarán a ser regulares. ¡Seremos deshechos mientras una
nueva revelación de la gloria de Dios nos golpea y nos sacude hasta lo más
íntimo!
Sí, cuando usted
comienza a oír a Dios, todo cambia. Siga leyendo para ver la verdad importante
que Dios me reveló, una verdad que solo podía recibir por haber desarrollado
una vida de oración sobrenatural.
“¡Detente! ¡Estás orando mal!”
“¡Detente! ¡Estás orando mal!”. Eso fue lo que Dios me dijo un
día mientras estaba en oración profunda. En ese momento trabajaba a tiempo
parcial en un call center. Me sentía muy frustrado porque no podía dejar ese
trabajo para poder trabajar a tiempo completo en la congregación que estábamos
plantando en Manitou Springs, Colorado.
Ese día estaba orando
desde un lugar de frustración. Decía: “Dios, oh Dios, ¡por favor haz crecer la Iglesia!
¡Aumenta las finanzas!”. En ese
momento pude oír a Dios hablando claro como una campana: “¡Detente! ¡Estás orando mal!”. ¿Qué? ¿Cómo podía ser esto? Estaba orando muy
duro. Mientras caminaba rodeando el espacio de 1000 pies cuadrados del
santuario en los primeros días de la “Revolution Church”, en realidad sentía
que estaba haciendo lo correcto. ¿Dios no quería que la Iglesia creciera?
Luego Dios dijo algo
que nunca olvidaré: “Estás orando como si te estuviera resistiendo. ¿No te
das cuenta que puse esos deseos en tu corazón? ¿Por qué me ruegas por un deseo
que Yo mismo inicié? ¡Yo te entregué el deseo primero!”. ¡Wow!
Eso arruinó toda mi percepción sobre la oración. Debía pensar de una manera
diferente.
Luego Dios dijo: “Hay
alguien que también te resiste. El enemigo no quiere que se cumplan estos
deseos que establecí en tu corazón. El enemigo es contra quien debes pelear”.
¡Esto me lanzó hacia
una nueva dimensión de oraciones violentas y llenas de fe! Me sentí
impresionado que Dios quería que practicara esta nueva revelación que me había
entregado. Me dijo que quería que pasara más tiempo en oración e iniciara un
avivamiento en la ciudad. Me pidió que dejara mi trabajo en el call center. Fui
atrapado por el corazón de Dios y supe que era mi turno para aplicar su voluntad.
¡El enemigo se debe ir!
Luego dije: “En
el poderoso nombre de Jesucristo, te ordeno diablo que salgas fuera. ¡Sal de mi
agenda! ¡Declaro que el corazón de Dios es que deje mi trabajo e impulse su
Reino full-time en Manitou Springs! ¡Cómo te atreves a tocar los planes de
Dios!”.
“¡Muchos están clamando a
Dios para que se manifieste en la dimensión natural, mientras Él nos está
llamando a manifestarnos en su dimensión sobrenatural!”
1 Juan 5:14-15 dice: “Ésta es la
confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones,
podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido”.
Oré conforme a la
voluntad del Señor. Él quería que trabajara full-time en el ministerio. Una
semana más tarde y en una congregación de unas 35 personas, recibimos un cheque
por 50000 dólares en la ofrenda del domingo. La semana siguiente recibimos una
ofrenda de 25000 dólares. Comencé a trabajar full-time dos semanas más tarde.
Ese dinero fue “más que
suficiente”. Además, lo usamos
para movernos a un local de 27000 pies cuadrados. Dios siempre quiso que
tuviéramos eso. El enemigo no quería. Yo
estaba orando mal. Estaba orando como si la provisión hubiera estado
alejada de Dios. En realidad, Dios ya la había impartido y yo debía tomarla
para abrirme paso todo el camino a través de la resistencia del enemigo
¿Su oración es un impedimento?
Otra historia tuvo el
mismo impacto sobre mi vida. Una vez más me encontraba en un lugar de “oraciones en
frustración”. Estaba clamando
para cubrir algunas necesidades. Estaba golpeando las puertas del Cielo con
oraciones apasionadas por las finanzas, entre otras cosas. Una vez más volví a
oír la voz de Dios profundo en mi espíritu: “Tus oraciones son un impedimento”. ¿Qué? ¿Escuché correctamente? Dios me dijo
que mi oración en ese momento traía más daño que beneficios. Debía detenerme si
había planeado continuar en esa dirección.
Luego el Señor dijo: “Sin fe es
imposible agradarme. La duda en la oración asegurará la falta de respuesta”. Ok, el Señor atrapó mi atención. Medité en
esto y estaba peleando con estos asuntos. No quería dudar. Más que nada, quería
ser un hombre de fe. Quería que estas piezas encajaran juntas para poder
arribar a alguna conclusión. ¡Dios me estaba diciendo que no orara mi oración! Aun
así, seguía teniendo asuntos sin resolver que demandaban un milagro. ¡Qué solo
me sentía!
Luego vino la
respuesta. Dios me preguntó por qué estaba
orando por algo que ya me había prometido en su Palabra. Me prometió suplir todas mis necesidades
conforme a sus riquezas en gloria. ¡El solo acto de pedirle a
Dios que supliera mis necesidades, revelaba mi falta de fe en confiar que todo
ya estaba hecho! Yo estaba tratando de convencer a Dios que haga algo que ya
había resuelto. Mi oración evidenciaba mi duda y eso resultó en oraciones sin
respuesta.
La Biblia revela que el hombre es así como piensa en su corazón (Proverbios
23:7). La duda estaba en mi corazón. También revela que de la abundancia del
corazón habla la boca (Mateo 12:34). Estaba hablando incredulidad. Finalmente, la
Biblia revela que el poder de la vida y la muerte están en la lengua (Proverbios
18:21). ¡La incredulidad en mi corazón se manifestaba decretando muerte sobre
mis finanzas! Hubiera sido mejor si nunca hubiera orado.
Marcos 11:24 dice: “Por eso les digo:
Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán”.
¡En la oración no se
permite rogar, coaccionar, tratar de convencer o dudar!
Santiago 1:5-8 dice: “Si a alguno de ustedes le
falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos
generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque
quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por
el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es
indeciso e inconstante en todo lo que hace”.
Oímos a Dios y luego
declaramos cómo la situación se debe conformar a su voluntad. Nos saca de una
posición de derrota y pasividad, hacia una posición de victoria, hacia la
violencia espiritual y hacia una fe poderosa. ¡Pasamos de ser afligidos a
afligir al enemigo!
John Burton