martes, 5 de marzo de 2019

“Es un tiempo de la doble porción”



Por Anne Marie Molster y Amie Rogers

Atravesando la “puerta del ojo de la aguja”
Mateo 19:24 y 26 dice: “De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios… Para los hombres es imposible, aclaró Jesús, mirándolos fijamente, más para Dios todo es posible”.

En estos pasajes Jesús está hablando sobre el camino al Cielo (o la salvación), por medio de la liberación y remoción de las posesiones. No podemos comprar la salvación o entrar en el Cielo mientras estemos apegados a algo. Se dijo que había una puerta de entrada a Jerusalén llamada “el ojo de la aguja”. Esta puerta se usaba para que entraran los camellos. Era tan estrecha que una persona debía quitar todo el equipaje que cargaban los camellos para poder cruzar la puerta.

Esta mañana mientras leía algunas cosas, mis ojos aterrizaron en algo que me entregó el Señor. Mientras leía sentí el viento del Espíritu Santo soplando estas palabras sobre mí: “¡Esto es para ahora!”.

El Señor dijo: “Tu modalidad de transporte en la temporada pasada, ya no será el modo de transporte en este tiempo. Hay provisiones sobrenaturales que vienen y pagos para eliminar las deudas que te retuvieron. ¡Estoy pavimentando el camino para que avances en mi favor! No caminarás a través de estas puertas agobiado por las jornadas del pasado”.

¡El fuego de Dios es nuestro combustible!
Mientras estaba orando, entré en una visión abierta:
Estaba de pie en un pasillo. Este pasillo tenía múltiples puertas a ambos lados, pero todas estaban cerradas. Repentinamente estaba al final del pasillo de pie ante una enorme puerta abierta. Mientras observaba, pude ver que esta puerta abierta era doble, con ambos lados abriéndose para que yo pudiera cruzarla. Mientras comenzaba a avanzar hacia el umbral, me sentí atascada. Bajé la vista y pude ver una cadena larga enroscada alrededor de mis pies. Mientras mis ojos seguían la cadena, pude ver que se extendía por todo el pasillo, cruzando la fila de puertas, hasta una puerta que estaba en el otro extremo. Esta puerta era muy pequeña y estaba cerrada, y la cadena larga estaba anclada en ella.

Comencé a clamar al Señor, preguntándole cómo era posible que cruzara la puerta abierta si estaba encadenada a esta puerta del pasado. Su voz resonó: “Confía en mí. ¡Verás cómo se quiebran!”. Mientras observaba esta cadena, esperando ver cómo se quebraba, comenzaron a abrirse todas las puertas a ambos lados del pasillo. Mientras se abrían, pude ver gente de pie ante el umbral. Estaban allí mirando la cadena y luego mi miraban a mí. Levanté mis hombros indicando que no tenía idea cómo mover la cadena, pero luego les hablé con excitación: “¡Solo observen!”.

Luego, repentinamente hubo una explosión como una bomba y la cadena se desprendió de mis pies y de la puerta. Sin embargo, la puerta no fue afectada y se mantuvo cerrada. La parte remanente de la cadena se prendió fuego. Mientras las llamas envolvían estos eslabones de metal, comenzaron a disolverse. Mientras recorría la cadena a lo largo del pasillo, las llamas alcanzaban los pies de los que estaban observando. Sus rostros de temor cambiaron por expresiones de asombro y sorpresa. Observaba cómo ocurría esta transformación mientras esperaba que me alcanzaran las llamas. Cuando las llamas quemaron las cadenas de mis pies, pronto me envolvieron, pero no me quemaban. Inmediatamente sentí que me abrumaba el gozo. Mientras saltaba y alababa porque las cadenas fueron removidas, sentí un empujón desde atrás para cruzar esas puertas abiertas.

Un tiempo de la doble porción
El Señor está diciendo ahora mismo: “Mi fuego está removiendo cualquier cosa que te haya mantenido encadenado a tu pasado, mi provisión las está removiendo, mi reconciliación las está removiendo, mi perdón las está removiendo. Todos los que te cerraron las puertas en el pasado, las abrirán para ver qué pasará contigo. Probarán y verán que soy Bueno. ¡Sentirán los fuegos de mi amor por ellos brotando desde tu vida!”.

“Soportaste el aislamiento del tiempo del pasillo, me agradeciste y me alabaste por ello, me buscaste para aprender todo lo que necesitabas aprender. Debido a esto, debido a tu fe, te estoy moviendo hacia un tiempo de doble porción, la manifestación de la doble porción y una doble porción de aceleración. Mi fuego dentro de tu vida ahora es el combustible para tu lanzamiento. Prepárate, ¡esto es ahora!”.

Nahúm 1:12-13: “Así dice el Señor: ‘Aunque los asirios sean fuertes y numerosos, serán arrancados y morirán. Y a ti, Judá, aunque te he afligido, no volveré a afligirte. Voy a quebrar el yugo que te oprime, voy a romper tus ataduras’”.

Mientras leía esta Escritura, pude oír: “Aunque parezca que todo se levantó en tu contra, se alejará de tu vida. Ya no quedarás atado a las consecuencias del pasado, serás libre de todo esto”.

¡El Señor le está hablando fuerte y claro ahora mismo! El Señor está desesperado para que pueda confiar y ver todo lo que Él desea hacer a través de usted y por usted. Lleve esta palabra ante el Señor y pídale que le muestre ahora mismo lo que quiere que vea.

Anne Marie Molster

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