martes, 19 de marzo de 2019

“¡Están soplando los vientos de transición!”



Por Madeline James

En este tiempo estuve sintiendo una carga del Señor por el Cuerpo de Cristo. Recientemente el Señor me entregó una serie de sueños sobre los ministerios y la Iglesia. Muchos están heridos, especialmente los líderes, y el enemigo está buscando las formas para exponerlos y sacarlos del camino.

El año del viento
La semana anterior a Marzo comencé a sentir el viento de Dios soplando una vez más. Muchos profetizaron que este sería el año del viento o los vientos. Donde hubo una tregua en el espíritu, siento al viendo de Dios volviéndose a levantar. Pude oír al Señor que decía: “Mis vientos de transición están volviendo a soplar. Es tiempo para terminar los proyectos y las asignaciones, incluso algunas relaciones están cambiando desde este tiempo. Mi gracia se está retirando de las cosas del tiempo pasado y estará en lo nuevo que estoy impartiendo”

Juan 3:6-8 dice: “Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: ‘Tienen que nacer de nuevo’. El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu”.

Como creyentes estamos llamados a caminar en y por el Espíritu. Debemos aprender a mantenernos sincronizados con el Espíritu. Cuando divagamos de la sincronización con el Espíritu, nos arriesgamos a perder las cosas de Dios o somos un blanco para el enemigo.

Siento que estamos entrando en un tiempo que será muy polarizador. Creo que en la medida que el viento de Dios vaya soplando, también lo harán los vientos del enemigo, los vientos de la adversidad. El enemigo siempre falsifica las cosas de Dios. Debemos usar la sabiduría y el discernimiento para conocer la diferencia.

Vientos de guerra
Recientemente tuve un sueño que me golpeó debido a su intensidad. El sueño ocurría durante el atardecer y me dirigiría en mi auto hacia algún lugar. Me había colocado el cinturón de seguridad y estaba lista para encender el auto. Repentinamente, de la nada comenzó a soplar el viento más violento que haya visto y empujó mi auto. El viento trasladó mi auto varias millas, hasta que terminó en un vecindario. Había dos autos más delante de mí que sobrevivieron y un auto detrás, cuyo conductor no sobrevivió al impacto. Los otros conductores trataron de llamar al 911, pero yo sabía que el conductor había muerto.

A veces no siempre vemos lo que viene en contra nuestra. El enemigo no necesariamente puede detener lo que Dios está haciendo en su vida, pero puede levantar un viento repentino o una ola de oposición. 1 Corintios 16:9 dice: “… porque se me ha presentado una gran oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de que hay muchos en mi contra”. Creo que este es un tiempo de grandes oportunidades, pero con cada oportunidad viene la guerra. Los vientos de guerra tratarán de distraernos, sacarnos del curso, hacernos perder el momentum o literalmente tratar de dejarnos fuera del juego.

Anclados en la Palabra
En el sueño anterior, los autos pueden ser representaciones proféticas de ministerios. Creo que mi cinturón de seguridad en el sueño representaba el cinturón de la verdad. Estar ceñidos con la verdad es imperativo cuando comiencen a soplar los vientos de la adversidad. La verdad de la palabra de Dios nos protege en medio de los vientos del enemigo.

Uno de los conductores (ministerios) en el sueño, no sobrevivía debido al impacto. Tomé esto como que no todas las personas o los ministerios podrán manejar bien la sacudida. Los vientos traen una separación y una definición a nuestras vidas. Para sobrevivir los vientos de adversidad, debemos estar anclados en Dios. Cuando no estamos anclados en la Palabra de Dios y en su verdad, podemos naufragar con facilidad.

En 1 Timoteo 1:18-19, Pablo le dice a Timoteo: “Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado en la fe”. La Palabra de Dios y las palabras proféticas son armas de guerra que debemos usar para vencer. La Palabra de Dios desata el poder para vencer.

Mayor es el que está en nosotros
No podemos temer atravesar las cosas. Sin importar la intensidad o la duración de lo que está ocurriendo, debemos recordar que mayor es el que está en nosotros, que aquel que está en el mundo (1 Juan 4:4). Fuimos ungidos para pelear y vencer nuestra guerra. Los vientos pueden soplar, pero no debemos ser sacudidos. El Señor usará lo que el enemigo hace para dañarnos, haciéndolo operar a nuestro favor. En la última parte del sueño me encontré a millas de distancia de donde comencé. Dios usó el empujón del enemigo para catapultarnos más allá de la oposición.

Profetizo y declaro que los vientos de adversidad se están volteando a nuestro favor, para operar a nuestro favor. ¡El retroceso está desatando el momentum y la aceleración que nos lanzará!

Madeline James

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