martes, 2 de marzo de 2021

“El Señor dice: Estoy calmando la agitación interio

 

Por Lana Vawser 

Durante las últimas semanas estuve oyendo al Señor hablando sobre la “agitación interior” que está ocurriendo en los corazones de muchos creyentes ahora mismo. El Señor me mostró que esta “agitación interior” brota de muchas fuentes diferentes en los corazones de su pueblo. Algunos están experimentando agitación por el dolor, el trauma, la angustia y la decepción. Otros están enfrentando la agitación por las circunstancias en las que se encuentran. Incluso otros están enfrentando la agitación por la debilidad y el agotamiento. La lista de las áreas de “agitación interior” que el Señor me mostró es extensa… El Señor estaba revelando que está enfocado en ministrar los corazones de quienes se encuentran en un lugar de agitación interior.

Un llamado a profundizar en el lugar secreto

Hay un llamado a profundizar en el lugar secreto que estos creyentes están percibiendo y sintiendo, porque el Señor les dará reposo, un reposo profundo que nunca antes conocieron. El Señor me habló y me dijo que mientras se inclinan, mientras se recuestan ante el Señor y permiten que el Espíritu Santo se presente y ministre esas áreas de confusión interior, asociándose con Él en la dirección de su Espíritu para tratar con esto; se moverán hacia una dimensión de paz sobrenatural que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:6-7). 

El Señor me mostró que en este lugar de encuentro, Él también los estaba llevando hacia un lugar de entendimiento más profundo de la confianza en Él, “echando todas las preocupaciones” sobre Él. Es un lugar más profundo de oración, un lugar más profundo de rendición, donde permiten que su Espíritu sane, restaure y traiga descanso donde haya confusión.

El Señor me mostró que muchos de los que cargaban esta confusión, la llevaron durante mucho tiempo. Vivieron con ella, arremolinándose continuamente dentro de sus corazones por muchos, muchos años. Aprendieron a “vivir” con este sentimiento constante de “lucha” y confusión dentro de ellos. Algunos están comenzando a ver la confusión interna manifestándose de una manera importante en sus cuerpos, a través de dolencias y síntomas físicos. Si este es su caso anímese, ¡porque el Señor está trayendo sanidad para su vida!

“Voy a la raíz”

Oí al Espíritu Santo que decía: “Voy al corazón. Voy a la raíz. Voy a sanarlos desde adentro hacia afuera. Este es su año de plenitud, este es su año de sanidad, este es el año cuando entrarán en una mayor comprensión y manifestación de lo que es vivir ‘plenamente’ en Mí (Juan 10:10), y no vivir con una preocupación constante. Caminarán en la paz sobrenatural que compré para ellos en el Calvario y ya no estarán agobiados y marcados por preocupaciones constantes. ¡Estoy decretando que un gran cambio está ocurriendo en sus vidas por el poder de Mi Espíritu, trayendo esa agitación interna al descanso y marcándolos con Mi paz!”.

El nivel de confusión que vi en muchas personas me hizo llorar. Aunque tenían sonrisas en sus rostros para que todos los vieran felices, llevaban un peso enorme y luchaban contra un nivel de tormento interno y confusión que nadie más podía ver. Pero el Señor lo vio. Él viene como un perseguidor implacable que los amará para que vivan.

“¡Los estoy amando para volverlos a la vida!”

Seguí escuchando estas palabras que me rodeaban con fuerza: “¡Los estoy amando para volverlos a la vida! No más corazones rotos”. Cuando el Señor pronunció esas palabras, vi los corazones rotos en todo el Cuerpo de Cristo y pude ver los corazones rotos ocultos: “los que llevaban corazones rotos y nadie lo sabía”. Lloraban y luchaban solos a puertas cerradas. La tristeza que llevaban era profunda. Pero entonces, Jesús intervino... Observé como Él soplaba en sus corazones y su profunda tristeza se sanaba y se convertía en gran alegría (Isaías 61:3).

Jesús volvió a susurrarles: “¡Descansa en mi aliento! Descansa en mi rhema”.

Comenzó a declarar palabras de vida sobre ellos. Cada palabra estaba llena de su amor, su esperanza y su verdad punzante, para romper las fortalezas y encender la vida. Estaban agobiados y se habían sentido como cáscaras de su antiguo ser, debido a esta confusión que los estuvo carcomiendo día a día. Pero mientras Él hablaba, con cada palabra que pronunciaba, ellos respiraban su aliento, su vida, su rhema y eran amados para volver a la vida. Estaban volviendo a la vida y a un descanso más profundo en Él y en su rhema que jamás habían experimentado, reconstruyéndolos desde adentro hacia afuera. El “gran despertar” hacia su identidad como nueva creación (2 Corintios 5:17) y como hijos e hijas del Altísimo, se estaba encendiendo en ellos como nunca antes.

Empezaron a recordar de nuevo...

Mientras Jesús hablaba y les devolvía el amor a la vida, empezaron a recordar de nuevo... empezaron a recordar los sueños y todas las promesas que fueron establecidas. Empezaron a recordar la alegría del primer amor. Empezaron a recordar la alegría de la vida abundante antes que la confusión interior empezara a robarles la esperanza, la paz, la alegría y la vida. Empezaron a entrar de nuevo en la danza divina con el Amado en los pasos de la alegría y la paz profunda.

Amigo, si hoy es uno de esos que está luchando con una profunda confusión interior, anímese, porque el Señor ha visto la confusión, la lucha, el dolor que nadie más ha visto en su plenitud y las lágrimas que lloró, porque Él no hizo la vista gorda ni oídos sordos. Jesús está aquí y lo está atrayendo con una mayor profundidad al lugar secreto y a su corazón, para abrazarlo y devolverlo a la vida, para llevarlo hacia la plenitud y la sanidad.

Ríndase a sus brazos y permita que Él trabaje profundamente en su corazón. Permita que su Espíritu lo ministre. Asóciese con Él en su entrega. Él está trayendo esa confusión interna para que descanse; ya no la conocerá, pero en su encuentro con Jesús, estará marcado por la paz, la alegría y la esperanza. Donde solía estar esa confusión interna, ahora habitará la vida, habitará la sanidad. Volverá a creer. Empezará a soñar de nuevo. Volverá a esperar. No caminará cargando una profunda tristeza en su interior, explotará de alegría en la vida abundante que le pertenece en Cristo.

Este es su tiempo, su momento divinamente designado para su plenitud. Este es su tiempo de encuentro con Jesús para llegar a estar totalmente despierto y totalmente vivo, para volver a descubrir la “persona” increíble que Dios creó.

Lana Vawser

(www.elijahlist.com)

 

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