martes, 18 de marzo de 2008


“2008, el año para soltar a otros en sus destinos”

Por Carol Kelley


Estoy entusiasmada con el principio de un nuevo año y una nueva estación. En enero pasado y en los días posteriores, el Señor habló a través de numerosos profetas que dijeron que el 2007 sería un año de cambios y transiciones para muchos. Bobby Conner profetizó: “Espere cambios veloces y rápidos” (ElijahList, el 23 de enero de 2007). Particularmente no me gustan los cambios, pero hace un año abracé estas palabras proféticas y le pedí a Dios que me ayude a través de Su fuerza para poder ajustarme a los cambios que vendrían.

El Señor fue fiel en contestar esas oraciones entre todos los cambios del 2007 para mí y para mi familia. Hubo eventos de júbilo, nuestro hijo mayor se casó, su hermano se graduó en la universidad, nuestra hija menor cumplió 18 años y se graduó en la escuela secundaria. Todos ellos cada dos meses. Hubo cambios veloces y rápidos en la salud de mi madre cuando tuvo que luchar contra el Alzheimer, huesos rotos e infecciones que amenazaron su vida. Partió a la presencia del Señor el 4 de diciembre del 2007.

Soltando a otros
A principios de este mes, el Señor me habló que muchos de los cambios personales en mi vida en el 2007, (casamientos, graduaciones, hijos que siguen hacia nuevos capítulos en sus vidas, el declive y la muerte de mi madre), tenían que ver con soltar a otros en su destino. En el 2007, la liberación de otros tuvo lugar principalmente en el reino natural. El Señor me mostró que en el 2008, soltar a otros en su destino, se acelerará en el reino espiritual. Lo que tuvo lugar en el reino natural durante el último año, servirá como preparación para lo que se soltará durante esta nueva estación. 1 Corintios 15:46 dice: “No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual”.

Dios está soltando el Espíritu Santo y Sus dones en una medida mucho mayor. ¿Esto nos hará regocijarnos o responder sintiéndonos amenazados e ignorados por Dios? Romanos 12:6-10 nos exhorta: “Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría. El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”

Pablo también escribe en Filipenses 2:3-4: “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás”

Jesús les dijo a Sus discípulos que no les impidieran a otros que lo buscaran y vinieran a Él, incluyendo a los niños (Mateo 19:13-14; Marcos 10:13-14; Lucas 18:15-16). Juan, uno de los doce discípulos, intentó detener a otro hombre para que no expulsara demonios en el nombre de Jesús porque no era de su grupo. Jesús le dijo a Juan: “…No se lo impidan, les replicó Jesús, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes” (Lucas 9:49-50).

Juan no sólo competía con otros fuera de su propio círculo. Él y su hermano Jacobo quisieron tener un lugar especial sobre los demás discípulos en el Reino de Dios (Mateo 20:20-24; Marcos 10:35-41). Pero el Señor estaba trabajando en la vida de Juan como lo está haciendo en la nuestra. Años después, Juan llegó a ser conocido como el “apóstol del amor”, debido a su gran amor por el Señor y Sus hijos.

La vida de Josué
Conocemos a Josué como un gran líder del pueblo de Dios, pero no siempre recordamos que tenía grandes inseguridades. Mientras todavía estaba siendo “entrenado” como el siervo de Moisés, Josué intentó impedir que otros profetizaran (Números 11:24-29). En el verso 29, Moisés le dijo a Josué: “¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos!”

Tener celo de otros, de sus habilidades y sus dones, no sirve a los propósitos de Dios. El Señor me dijo que cuando siento punzadas de celos, es tiempo de soltar a otros en su destino, junto con mi derecho a sentirme celosa o amenazada si reciben más notoriedad que yo.

El Señor estaba trabajando en la vida de Josué como lo está haciendo en la nuestra. Dios le habló proféticamente, informándole a Josué que le daría a su pueblo la posesión de la Tierra Prometida (Josué 1:6). Josué ayudó a otros a encontrar su destino cuando atravesaron el Jordán para encontrar su lugar único y ordenado en la nueva tierra (Josué 1:13, 15 y Capítulo 3).

Josué era un explorador. Fue enviado por Moisés con once más a explorar la tierra de Canaán (Números 13). Casi 40 años después, el propio Josué mandó espías a ver la tierra y la ciudad de Jericó (Josué 2). Antes que los pioneros y los colonos, deben ir los exploradores para ver la tierra y decirles a los otros qué encontraron para poder planificar la estrategia que los llevará hacia la victoria.

No todos guiaremos una nación como Josué, una Iglesia o incluso un estudio bíblico. Pero todos podemos ayudar el liberar a otros en su destino. Hacemos esto poniéndolos en libertad para que puedan ser todo lo que Dios los llamó a ser, mostrando honor, amor y apoyo, bendiciendo y animándolos en todo lo que el Señor tiene para ellos. Josué recibió el estímulo y el apoyo de otras personas, así como del Señor, para cumplir su llamado.

Moisés le dijo a Josué a la vista de todo Israel: “Sé fuerte y valiente, porque tú entrarás con este pueblo al territorio que el Señor juró darles a sus antepasados. Tú harás que ellos tomen posesión de su herencia. El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes” (Deuteronomio 31:7-8). Dios le dijo tres veces a Josué: “Se fuerte y valiente” (Josué 1:6-7, 9). El pueblo también le dijo: “Se fuerte y valiente” (verso 18). Josué atrapó esta palabra, subió hacia su destino y conquistó Jericó. Después arengó a sus guerreros diciéndoles: “¡no teman ni se desanimen! Sean fuertes y valientes” (Josué 10:25).

Buscándolo juntos
Como Josué no encontró su destino aparte de estar activamente involucrado en las vidas de otros creyentes, nosotros tampoco. Espere que el Señor le de una dirección más corporativa al Cuerpo de Cristo durante esta nueva estación, profetizada como un año de nuevos principios. Recientemente nuestra Iglesia completó un ayuno corporativo de siete días. Dios nos habló poderosamente, tanto a nivel individual como congregacional, mientras lo ministrábamos. El Señor me llevó a escribir una canción sobre los creyentes que lo buscan en unidad:

“Señor de todo, por Ti levantamos
nuestras canciones de alabanza y júbilo.
Eres digno, solo Tú eres santo.
Señor de todo, a Quien clamamos.
Tú nos levantas cada vez que nos quedamos.
Llénanos de la gloria de Tu presencia.
Ofrecemos nuestros corazones en sacrificio viviente.
Alzamos nuestras mentes a la mente de Cristo.
Con nuestros corazones y nuestras mentes,
Te damos nuestras vidas.
Te ofrecemos nuestros planes, puedes hacer Tu voluntad.
Levantamos nuestros sueños,
para que nuestros corazones puedan ser uno.
Con nuestros planes y nuestros sueños,
te damos nuestras vidas”

Palabra del Señor
El Señor me dijo recientemente: “Estoy a punto de soltarte en la plenitud de tu destino. También liberarás a otros en sus destinos. Mientras los sueltas, encontrarás más guía, dirección y libertad para tu propia vida. No necesita temer a los cambios, a los reinos naturales o a los espirituales. Mantente deseosa, abierta y obediente. Yo abriré puertas en Mi tiempo y Mis caminos. No puedes abrir estas puertas por ti mismo, pero puedes pedir, buscar y golpear para que se abran en el momento correcto” (Mateo 7:7-8).

“El que estaba sentado en el trono dijo: ¡Yo hago nuevas todas las cosas! Y añadió: Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza” (Apocalipsis 21:5).

“Tu identidad no debe estar en tu trabajo, tus hijos, tus dones espirituales, el ministerio o alguna otra cosa excepto en Mí. No te aferres demasiado a las cosas. Me filtraré en tus sueños y en tus expectativas. No pienses que tu tiempo de utilidad y servicio se terminó, ¡todavía tengo algo nuevo para ti!”

“Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmo 37:4).

“Cuando tu agenda esté sobrecargada y te sientas confundido, búscame. Todavía estoy contigo. Cuando parezca que estoy en silencio, escucha Mi voz en la quietud” (1 Reyes 19:12). “Entraré en Ti de maneras que no esperas” (Mateo 11:3, 24:44). “Cuando los cambios se desborden y amenacen con agobiarte, recuerda que soy el mismo de ayer, hoy y por siempre” (Hebreos 13:8). “Cuando atravieses las aguas, Yo estaré contigo y los ríos no te inundarán” (Isaías 43:2).

“Si las amistades fluctúan y las relaciones se sacuden, recuerda que prometí no dejarte nunca” (Deuteronomio 31:6; Josué 1:5; Hebreos 13:5). “No te desanimes, Yo soy tu Dios” (Isaías 41:10). “Mi presencia irá ante ti y te dará reposo” (Éxodo 33:14).

Jesús dijo: “Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo” (Mateo 18:18-19).

“Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mateo 16:19)

“... Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir: Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre...” (Apocalipsis 3:7-8)

¡Sea fuerte y valiente, atraviese confiadamente cada puerta que Él abra en su vida!

Carol Kelley

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