jueves, 21 de abril de 2016

“Aprenda el arte de la guerra para la batalla espiritual”

Por Cindy Trimm


Joel 3:9-10 dice: Proclamen esto entre las naciones: ¡Prepárense para la batalla! ¡Movilicen a los soldados! ¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra! Forjen espadas con los azadones y hagan lanzas con las hoces. Que diga el cobarde: ‘¡Soy un valiente!’. El llamado a los ejércitos a orar nunca cambió desde que el profeta Joel escribió estas palabras. Hoy, con toda la agitación que existe en el mundo y en nuestras vidas, quiero compartir algunos pensamientos del libro: “El arte de la guerra para la batalla espiritual”. Este es un libro estratégico poderoso que está muy cerca de mi corazón.

Aunque la oración es la más simple de las prácticas, también es una de las disciplinas espirituales más poderosas.

Dentro de la oración descansa la clave maestra para todo lo que Dios quiere para nosotros y para nuestros seres queridos. Sin embargo, ningún otro aspecto de seguir a Dios parece ser más difícil de comprender. Inclinar nuestra cabeza y volver nuestros pensamientos y palabras hacia Dios, es tan fácil como estar sentados tomando un café con un amigo. Ese amigo nos llevará por el camino más multifacético y místico del universo.

La oración es una búsqueda que traspasa todo lo que podremos leer acerca de una novela épica o una historia de aventuras.

En la oración probamos las realidades espirituales, nos comunicamos con Dios, accedemos al arsenal del Cielo y expandimos el Reino de Dios en la tierra. Es tan simple como movernos a un lugar quieto y abrirle nuestro corazón a Dios. Esto es tan dinámico como acceder al poder y la imaginación que creó el cosmos.

Con Dios nada es imposible y esto mismo ocurre a través de la oración, donde nada es improbable.

La oración le otorga permiso al Cielo para invadir la tierra. Por medio de esta disciplina, somos capaces de orar para que el Cielo descienda e impedir que se levante el infierno. Debemos abrazar la convicción que Dios nunca nos abandonará, siempre estará presente y anhelando hacer su obra en nuestra vida. Como decía Teresa de Ávila: “Todas las dificultades en la oración se pueden trazar hacia una misma causa: Orar como si Dios estuviera ausente”. Dios está con nosotros, vive dentro de nosotros y está listo para desatar su Reino a través de nosotros, porque “el Reino de Dios está dentro de nosotros” (Lucas 17:21).

Cada cristiano está equipado con un arsenal de poder para transformar vidas y cambiar al mundo.

Para aquellos que estiman correctamente el privilegio de acceder al arsenal de las posibilidades de Dios, cada palabra hablada por esa persona carga un poder creativo enorme y un potencial innovador. El Padre nos entrenó a cada uno de nosotros para estar involucrados en un diálogo que canaliza ángeles y establece el armamento de guerra. Estas son las armas que impactan la dimensión espiritual y afectan el desarrollo de los eventos en el mundo natural.

Dios está esperando por aquellos que tengan el coraje de afirmarse y tomar su lugar en los rangos más elevados de su ejército.

Dios tiene suficientes soldados. En este tiempo quiere levantar generales que pagarán el precio de dedicación y disciplina para oír sus estrategias divinas e implementarlas sobre la tierra. Entrando en oración, en lugar de luchar con los que nos rodean, usando tácticas mundanas complicadas y confundidas por las motivaciones humanas; la señal será nuestra dependencia en Dios y nuestra confianza en Él, como la fuente de la verdadera esperanza real. Reconoceremos que las únicas cosas que perdurarán, son las que nacieron en el centro de comando estratégico del Trono del Señor.

Comunicarse con Dios declara nuestro compromiso para buscar sus estrategias y ocuparnos en los objetivos que le importan.

La comunicación de Dios con nosotros marca el cambio de régimen anticipado como el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Demuestra nuestra intención como cristianos de aniquilar barreras e impedimentos, esas cosas que dividen el ejército de Dios en facciones y divisiones que el diablo puede manipular y hacer inefectivas. Entonces rechazamos levantar nuestro propio trono y nuestro reino, en el lugar donde debería estar el Señor. Nuestros tiempos de oración intensa no afectarán solo las circunstancias y las condiciones actuales, también nos darán una esperanza futura.

Todo lo que Dios da a luz a través de nosotros en oración, también lo sostendrá.
Como puede ver, no importa lo que formulan, planifican o diseñan los humanos sobre la tierra, porque finalmente todo ello terminará en nada. Nuestro Padre celestial es un gran Dios que creó un gran mundo para que nosotros hagamos algo grande. El Padre siempre está tratando de comunicarse con nosotros. La oración es el medio por el cual nos comprometemos con Él en los asuntos de nuestra vida y en los del mundo.

Se está desarrollando una gran conversación. Dios está compartiendo algunas grandes ideas.

Necesitamos entrar en la gran conversación que está ocurriendo en el cuarto de guerra del Cielo ahora mismo. Según Jeremías 7:13, Dios siempre está hablando. ¿Estamos oyendo? Si participamos de una manera correcta, fiel y persistente en oración, Dios nos permitirá oír esa conversación y comprender exactamente qué necesitamos hacer para avanzar continuamente en nuestra vida, cumplir nuestro propósito y maximizar nuestro potencial. El problema es que, como ocurre con cualquier forma de comunicación, la interpretación correcta que estamos oyendo puede ser engañosa.

La comunicación del Cielo es impecable y eternal.

Aunque aquí la comunicación del cielo se puede perder con facilidad, porque vivimos en la difusión masiva de estimulación y en la estática constante. Por esta razón debemos limpiar nuestro calendario consistentemente y reconfigurar nuestra agenda diaria para poder aprender el arte de la oración estratégica. Esto nos permitirá penetrar en las profundidades del Espíritu para navegar por nuevos terrenos espirituales y conquistar a los antiguos enemigos de nuestra alma.

Debemos desarrollar dentro de nosotros la “certeza” que ya recibimos los mensajes enviados.

La oración crea muros de protección que nos mantienen protegidos a nosotros y a nuestros seres queridos, proveyendo estrategias del Cielo que nos darán la victoria. Nos tejerá con otros en la preciosa fe para formar un ejército de Dios, edificando dentro de nosotros la fortaleza de carácter para ver las batallas a través de sus finales victoriosos.

Sin estos principios y prácticas, podemos argumentar con la gente sobre las verdades de Dios hasta que nuestra cara se ponga azul y todo lo que harán será reírse. Pero si utilizamos nuestro arsenal de oración, le garantizamos a Dios el permiso para intervenir e incluso los corazones más duros se doblarán sobre sus rodillas ante su trono. Existe una guerra que arrecia por las almas de la tierra y si usted últimamente no se detuvo a mirar, los buenos muchachos no están ganando mucho terreno.
La única manera de revertir esa marea es volver a pelear como lo hicieron los antiguos evangelistas y predicadores.

No estoy diciendo que debemos volver necesariamente a sus métodos, necesitamos las directivas estratégicas de Dios para nuestro tiempo, así como ocurrió con ellos. Dios está buscando líderes y generales para organizar y liderar ese cambio, pero primero Él debe conocer que están entrenados y son disciplinados en el arte de la guerra espiritual.

¿Está dispuesto a hacer lo necesario para estar entre ellos?
Creo que estamos en una generación que volverá a ver a los generales de oración, pero no vendrá fácilmente. Como ocurrió con las cinco vírgenes que corrieron para buscar aceite porque venía el novio y se perdieron la celebración de la boda, este llamado pasará de largo para aquellos que no están llenos con el Espíritu, hasta el punto de tener más que suficiente.

¿Será uno de aquellos que atrapan los conceptos estratégicos de la guerra espiritual para cambiar su ciudad, su estado, su nación y su mundo?

Cuando el Señor nos llame, ¿nos encontrará ignorantes, sin preparación e incapaces? Dios está esperando que avancemos y seamos líderes disciplinados en su ejército, líderes que saben emplear sus tácticas con precisión y desatar sus armas cósmicas de salvación masiva.

¿Está listo para enlistarse en las filas de los generales de oración de Dios? El entrenamiento comienza ahora.

2 Corintios 10:3-6 dice: … pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes.

Cindy Trimm
(www.elijahlist.com)


No hay comentarios: