martes, 5 de julio de 2016

“La puerta está abierta: Su herencia está asegurada”

Por Kim Potter

El mismo sueño dos veces
No ocurre con mucha frecuencia, pero Dios me entregó el mismo sueño dos veces en la misma noche. Cuando esto ocurre, siempre me lleva hacia Génesis 41:32: “El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto”.

Permítame compartir mi sueño con usted. En este sueño fui guiada hacia una casa y mientras caminaba hacia la puerta, tomé el picaporte y me pude dar cuenta que estaba abierto. Avancé dentro de la casa con timidez. En el sueño, esta casa le pertenecía a mis abuelos y bisabuelos, además de muchos otros miembros de mi familia antes de ellos. Supe que era un lugar que contenía mi herencia y supe en mi espíritu que era el tiempo de tomar lo que me pertenecía: La herencia que me fue asignada.

Esta era una casa sin límites. Con esto quiero dar a entender que caminaba de una pieza a la otra, llena de cosas maravillosas. Sin embargo, nunca veía el final de estas habitaciones, solo seguía avanzando. En el primer sueño, me sentía temerosa acerca de mi herencia y sentía que debía reunirla y compartirla con los demás miembros de mi familia, como mis primos y primas, pero aún en el sueño podía sentir que no era la perspectiva correcta. Entonces me desperté.

Cuando me volví a dormir, volví a soñar lo mismo. Esta vez me sentí asombrada y me encantó que la puerta estuviera abierta. Entonces supe que estaba abierta solo para mí y nadie más podía encontrar esta puerta particular abierta para ellos. Supe esto porque había gente que me rodeaba y nadie más podía encontrar la puerta abierta. Esta era mi puerta, mi propiedad y mi herencia. ¡Me sentía muy excitada!

Rápidamente entré en la casa y comencé a reunir la herencia atesorada. Había toda clase de tesoros, todas cosas que me agradaban como antigüedades, costuras, vestidos, joyería, libros, revistas, electrodomésticos para cocina, pinturas y muebles hermosos, y aún había tesoros valiosos para mis nietos.

En este segundo sueño había un hombre en la casa y me pasaba los tesoros diciéndome: “este es para ti… y este es para tu hija… y este es para ti también… toma esto, también es tuyo”. Tesoro tras tesoro llegaban a mis manos. Mientras miraba por los cuartos, me asombraba por mi herencia. En cada lugar encontré maravillosos tesoros y también encontré dinero, monedas y papel moneda que estaba escondido por todas partes, en los lugares más insólitos. Así como en el primer sueño, esta casa no tenía final. Simplemente seguía avanzando más y más.

Mientras me despertaba de este sueño, el Señor me dijo: “La puerta está abierta. Tu herencia es segura. Avanza y participa de lo que es tuyo”. Estas palabras me hicieron regresar a algo que había estudiado algunos días atrás. Investigaba sobre la palabra “amén”. Siempre me enseñaron que significaba “que así sea” y ese es parte de su significado. Sin embargo, también significa “algo seguro, algo que ya se completó”. Mientras el Señor me hablaba esa mañana, sentí que estaba colocando su “amén” sobre ese sueño. Ya está hecho, avanza, la puerta se abrió para ti.

Escrituras sobre nuestra herencia
Medité sobre este sueño varias horas y el Señor me llevó hacia varios pasajes de las Escrituras que quiero compartir con usted. Tenemos una herencia en Dios. Las Escrituras lo establecen con claridad.

Efesios 1:11-14 dice: “En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Éste garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria”.

Salmo 37:29 dice: “Los justos heredarán la tierra, y por siempre vivirán en ella”.

Colosenses 1:12 dice: “… dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz”.

Nuestra herencia viene por medio de Jesús, quien es la Puerta, como afirma Juan 10:9. Isaías 22:22 dice que Jesús abrirá puertas que ningún hombre podrá cerrar. En mi sueño la puerta estaba abierta día y noche, pero solo permitía que entrara yo, nadie más podía entrar en el lugar de mi herencia por mí. Yo tenía que mover el picaporte y entrar por mí misma.

Finalmente, Isaías 45:3 dice: “Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre”.

A lo largo del sueño, mientras caminaba por el lugar de mi herencia, encontraba continuamente tesoros y riquezas escondidas, así como lo afirma esta Escritura. Literalmente encontré tesoros y dinero en cada cuarto al cual ingresaba.

Venga y reciba su herencia
Para resumir este sueño del Señor, en primer lugar se repitió dos veces porque estaba establecido en Cristo. En segundo lugar, la puerta estaba abierta y Jesús me decía: “Entra porque es el tiempo, entra y recibe tu herencia”.

Como puede ver, Jesús dijo: “Vine para que tengas vida y la tengas en abundancia”. Jesús nunca pretendió que su pueblo viviera sin lo que necesitaban, sino todo lo contrario. El Señor dijo: “Te daré riquezas y tesoros escondidos solo porque soy tu Dios”.

Finalmente, solo debemos caminar a través de la puerta sin temor y tomar lo que nos pertenece. No existe una batalla porque el conflicto ya se definió a nuestro favor. Solo debemos creer y confiar en las promesas de Dios en su Palabra. El Señor tiene una herencia lista para que la tomemos, tesoros escondidos listos para depositarlos en nuestras manos. 

¿Atravesaremos esa puerta? ¿Tomaremos todo lo que nos pertenece hoy? Está lista ahora mismo y debemos redimirla.

Kim Potter
(www.elijahlist.com)


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