Por Ella Onakoya
Dios está hablando
proféticamente en muchas maneras diferentes y una de ellas es por medio de “señales y
maravillas”. Puedo percibir que
el Señor está sintonizando con precisión nuestros oídos, nuestros ojos y
nuestros sentidos espirituales, para discernir con gran precisión sus planes y
propósitos para nuestras vidas y naciones.
Hechos 2:19 dice: “Arriba en el cielo
y abajo en la tierra mostraré prodigios: sangre, fuego y nubes de humo”.
El tiempo de incubación y la gloria
Recientemente me
desperté y noté algo de polvo de oro brillante que apareció de manera
sobrenatural en mis manos. También noté una pieza pequeña de polvo de oro
brillante en mi estómago. Cuando aparece polvo de oro podemos hablar de la gloria
de Dios. A veces el polvo de oro aparece en reuniones como una señal de la
presencia de Dios. Las Escrituras describen al oro que se ve en el Cielo.
Apocalipsis 21:21
habla acerca de las calles de la ciudad Celestial hechas de oro puro. A veces
cuando se manifiesta la gloria de Dios en la tierra, puede estar acompañada por
la manifestación de algo del oro del Cielo. En lo personal creo que nuestro
enfoque debe estar solo en Jesús, pero el Señor puede soltar estas maravillas
de manera soberana cuando estamos enfocados en Él. Entonces podemos celebrar lo
que hace.
Salmo 92:5 dice: “Oh Señor, ¡cuán
imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos!”.
El Señor escogió
compartir sus pensamientos y un mensaje muy importante para la Iglesia a través
de una sola pieza de polvo de oro brillante que se manifestó en mi estómago. Me
habló que el polvo de oro en mi estómago se refiere a “su gloria cubriendo el vientre de nuestro
espíritu”.
Debemos permitir que su gloria incube y cubra las promesas y el propósito
de Dios para nuestras vidas. Así su propósito y sus destinos para nosotros se
podrán manifestar en el tiempo correcto.
El propósito y los
destinos se conciben en el vientre de nuestro espíritu. Las promesas y la
Palabra de Dios son las semillas en nuestro vientre espiritual que necesitan
ser nutridas para crecer y brotar, entonces el propósito de Dios se podrá
manifestar en nosotros. Algunos estuvieron experimentando retrasos en la
manifestación del propósito de Dios. Otros simplemente deben esperar el tiempo
de Dios para dar a luz su propósito en sus vidas. Escuché la compasión del
Señor en estas palabras de Isaías 66:9: “¿Podría yo
abrir la matriz, y no provocar el parto?, dice el Señor. ¿O cerraría yo el seno
materno, siendo que yo hago dar a luz?, dice tu Dios”.
Pariendo destinos y propósitos
Esta es una palabra
que el Señor me entregó para compartir con diferentes categorías de personas
que se encuentran en diferentes etapas del alumbramiento de sus destinos y
propósitos:
1. Semilla de una Palabra de Dios
La primera categoría son aquellos a quienes Dios les entregó una “Palabra
sembrada”. Podría ser una
palabra de sanidad, una palabra profética o una revelación que recibieron
mientras leían las Escrituras. Estos grupos de personas representan el comienzo
del período de gestación donde cargan la palabra en su espíritu. Como la
atmósfera en la cual incubamos las promesas de Dios es importante, es crucial
saber cómo cultivar una atmósfera de gloria alrededor de las promesas de Dios
dentro de nosotros.
En Lucas 1, luego que el ángel Gabriel se le apareciera a María para comunicarle que iba a concebir y cargar un niño llamado Jesús, ella le preguntó cómo sería esto porque nunca había conocido a un hombre. El ángel le dijo que el nacimiento de Jesús ocurriría porque el Espíritu Santo vendría sobre ella y el poder del Altísimo la cubriría.
María recibió una
palabra que parecía imposible, pero la palabra que recibió ocurrió porque ella
creyó y fue sabia para mantenerse en una atmósfera que nutrió su fe en las
promesas que recibió. Mientras estuvo con Elizabeth, quien quedó embarazada
luego de recibir las promesas de Dios aunque había sido estéril durante años,
la fe de María continuó creciendo hasta que dio a luz a Jesús. Nosotros también necesitamos ser diligentes para permitir
que crezca la semilla de la promesa de Dios dentro de nosotros en una atmósfera
libre de dudas e incredulidad.
• Para aquellos que
recibieron una palabra del Señor respecto a su propósito o al destino para su
vida, compartiré un testimonio para alentarlos a darlos a luz:
Dos años atrás,
mientras me encontraba en Noruega durante un viaje ministerial, una mujer me dijo
que su esposo llevaba internado siete semanas en el hospital debido a una falla
renal. Su riñón estaba dañado con niveles peligrosamente altos de creatinina,
precipitando otros síntomas en su cuerpo. En consecuencia, quedó tan sordo que
solo podía oír por medio de audífonos potentes. Su tensión arterial aumentó
tanto que los doctores temían que tuviera un ataque cardíaco. Estaba sangrando
internamente y debajo de su piel. La mujer me dijo que estaba agotada, pero no
quería que su esposo muriera.
Mientras hablaba,
recibí la certeza del Señor en mi espíritu que desataría su sanidad sobre este
hombre. Esta seguridad era la “semilla” que
recibí en el vientre de mi espíritu para el hombre enfermo. Sentí
que la clave para que el hombre recibiera su sanidad era recibir esta seguridad
en su propio espíritu. La desolación y el desamparo que tenía necesitaban ser
reemplazadas por la fe y la seguridad. Con esta seguridad en mi espíritu, me
fui al hospital para orar por él. Todo lo que ocurrió en la visita a ese
hospital demostró cuánto necesitamos la gloria de Dios en la manifestación de
su propósito y su destino para nosotros.
Cuando estaba por
comenzar a orar en el hospital, el Espíritu Santo me dijo que me detuviera y
adorara primero al Señor con la canción Aleluya. Cuando comencé a cantar, el
cuerpo de este hombre vibró intensamente y gritó que estaba oyendo las voces de
muchos ángeles cantando junto con nosotros. Supe que esta adoración desató la
dimensión de la gloria de Dios, donde los ángeles estaban manifiestamente
presentes. Creo que eran ángeles de apertura de sanidad que vinieron para
ayudar a provocar su sanidad. El hombre era sordo y solo era capaz de oír las
voces de los ángeles a través del monitor conectado a sus oídos, pero la
dimensión de la gloria creó la atmósfera correcta para que pudiera hablar la
palabra de vida necesaria para su sanidad.
Con frecuencia cuando percibimos esta dimensión de gloria, se incrementa
una fe radical en nosotros. Le expliqué al hombre que iba a desconectarle los audífonos mientras oraba.
Esto me ayudó a probar su audición luego de orar. Desconecté sus audífonos y le
ordené a sus oídos que se abrieran, entonces desaté en oración el Reino dentro
de su cuerpo, para que su tensión arterial se normalizara y la vida fluyera en
su cuerpo. Luego de orar, le pregunté si podía oír y me respondió que oía por
uno de sus oídos. Estas fueron buenas noticias porque sabía que su sanidad se
había comenzado a manifestar.
En ese momento había recibido la semilla de la palabra de sanidad que
necesitaba nutrir con cuidado bajo la atmósfera de fe y gloria, para que se
manifestara el resto de su sanidad. Lo alenté a comenzar a hacer declaraciones
de fe sobre su sanidad y dejar de hacer confesiones negativas.
Un día después, su
esposa compartió agradecida cómo su esposo la llamó luego de mi visita al
hospital para contarle su experiencia de oír las voces de los ángeles. Luego de
ese primer día recuperó el 80% de la audición y su tensión arterial se normalizó.
Los doctores dijeron que
estaban asombrados. Hacia el tercer
día, su audición era 100% normal y nunca más necesitó un audífono. Su salud
mejoró de manera tan dramática, que fue dado de alta del hospital pocos días
después.
Volví a verlo un año
después en una reunión donde ministré y volvió a compartir su testimonio en público.
Nos dijo cómo estuvo cerca de la muerte. El propósito de Dios para su vida era
vivir y no morir, porque debía cumplir el plan de Dios. La dimensión de gloria
proveyó la atmósfera para su milagro, mientras la palabra de fe y su determinación
para recibir su sanidad, proveyeron el catalizador para la manifestación del
propósito de Dios por medio de la sanidad.
2.
Contratiempos y abortos de destino
La segunda categoría en el pueblo del Señor me hará entregar una palabra
para los que estuvieron portando la semilla de su promesa demasiado tiempo,
sufriendo contratiempos y abortos en el camino hacia su destino. El Señor desea acelerar el nacimiento de estos
propósitos y liberar la gracia necesaria para que se manifiesten estos
destinos.
• Esta es la historia
asombrosa de una mujer que conocí varios años atrás, a quien Dios le ayudó a superar
sus contratiempos en el cumplimiento de su destino:
Algunos años atrás
conocí una mujer en Cambodia que compartió su historia conmigo. Creía que tenía
un llamado del Señor para ministrar “libertad a los cautivos”. Sin embargo, parecía que no tenía la apertura
para cumplir el ministerio que Dios tenía para ella. Tuvo contratiempos que
parecían hacer imposible que cumpliera su destino. Compartió cómo sentía que
esto se debía a una maldición que su esposo le había lanzado, porque era un
adorador de satanás. A él no le gustaba que ella adorara a Jesús y verbalizó
una maldición que operaba cada vez que ella decidía avanzar en el ministerio.
Compartió cosas
horrendas e inexplicables que le ocurrieron cada vez que trató de avanzar en su
llamado y me pidió que orara para quebrar esta maldición. Una de las cosas que
amo de Dios es cómo puede desatar una apertura sobre nosotros en el momento
donde nos sentimos más débiles. Sabía que la gloria de Dios produce apertura,
entonces oré en el Nombre de Jesús para que fuera libre de la maldición de los
contratiempos para que pudiera desarrollar la semilla de destino que Dios
depositó en ella.
Dos años después la
encontré y ella me contactó para decirme que la oración quebró la maldición de
los retrasos en su vida. Entró de manera sobrenatural en la libertad para
cumplir su ministerio con facilidad. Ahora es pastora en una congregación en
Cambodia y tenía un par de ministerios donde entrenaba a otros en el área de
liberación. Cuando parecía como si todo
estuviera perdido en el cumplimiento de nuestro destino, debemos alentarnos
porque la gloria del Señor carga en sí misma el poder para acelerar divinamente
nuestro destino.
3. El tiempo del Señor
Finalmente, están los que aún no experimentaron la manifestación del
propósito de Dios en un área de sus vidas, porque simplemente no es el “tiempo
del Señor” para su manifestación. Están en un tiempo de preparación.
Pude oír el aliento
del Señor para que perseveremos. No se precipiten en parir a Ismael, porque
nacerá Isaac, el hijo de la promesa. Aunque Elizabeth había sido estéril
demasiado tiempo, tuvo que esperar el tiempo del Cielo para que naciera Juan el
Bautista y preparara el camino para el Señor. Mientras el Señor nos prepara,
debemos esperar en Él y permitir que nos incube su gloria. En la gloria está el
lugar de nacimiento y manifestación.
Ella Onakoya
(www.elijahlist.com)
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