Por Michael Van Vlymen
Como ocurrió con mucha gente,
recibí algunas palabras proféticas asombrosas en los últimos años. Me excitaba
cuando oía a Dios hablándome por sus profetas sobre sus planes maravillosos
para mi vida. Con todo mi corazón, anhelo ver el cumplimiento de cada una de
ellas para caminar en mi herencia en Cristo, pero no siempre ocurrió lo que
esperaba. En esos tiempos busqué al Señor con mayor diligencia porque no tengo
dudas que desea que caminemos en cosas que superan nuestros sueños más
salvajes. Su Palabra así lo afirma.
Efesios 3:20 dice: “Al
que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por
el poder que obra eficazmente en nosotros…”.
Jeremías 29:11 dice: “Porque
yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
Recientemente Dios me
recordó un tiempo cuando le pregunté si debería seguir adelante o descansar. Me
guio al pasaje donde Jacob peleó con el ángel del Señor por una bendición. Génesis 32:26
dice: “Entonces el hombre le dijo:
‘¡Suéltame, que ya está por amanecer!’ ‘¡No te soltaré hasta que me bendigas!’,
respondió Jacob”.
Esas palabras fueron
una revelación para mi vida. No necesitamos seguir peleando con los ángeles por
la bendición de Dios. Entonces le pregunté al Señor: “¿Qué me dices hoy?”. El Señor siempre me habla cuando estoy quieto y
esa mañana en particular no fue la excepción. En algún punto entre mi tiempo de
oración de la noche anterior y la madrugada del 6 de Julio, el Señor me mostró
una visión.
La visión
Me encontraba en un
área extensa y amplia con una gran cantidad de creyentes, como si estuviéramos
en una conferencia, con mucha gente dando vueltas alrededor. Algunos estaban
orando y otros esperaban que las cosas comenzaran. Algunos estaban anunciando
sus títulos y esperaban un reconocimiento personal, antes de hacer lo que se
suponía debían realizar. Había gente de todas las edades y nacionalidades, y
todos anticipaban un evento muy significativo.
Mientras sobrevivía a
la atmósfera y a la gente que me rodeaba, caminaba y oraba. (A mi esposa y a mí
nos encanta hacer largas caminatas de oración por nuestro vecindario. En esos
tiempos con frecuencia entramos en un lugar profundo en el espíritu. En la
visión parecía ocurrir lo mismo). Cuánto más caminaba en la visión, más me daba
cuenta que la atmósfera que me rodeaba era oscura, pero no me abrumaba. En
lugar de ello, era lo suficientemente oscura como para dificultarme seguir por
el camino. Por fe continué caminando y orando, confiando que Dios guiaría mis
pasos.
Cuando hice esto,
comenzó a brillar una luz azul hermosa como un zafiro dentro del camino y
alumbraba lo suficiente como para mantenerme en el camino. Mientras continuaba,
sentí que mis oraciones tenían más poder porque ya no estaba distraído por las
tinieblas que me rodeaban y mi mente no vagaba, si era capaz de mantenerme en
el camino. El Señor me facilitó las cosas.
Salmo 119:105 dice: “Tu
palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”.
Éxodo 24:10 dice: “… y
vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de
zafiro, tan claro como el cielo mismo”.
En este punto el
Señor me dijo: “Se
terminó el tiempo de las cosas a medias”.
La revelación
Mientras reflexionaba
sobre estas palabras, recibí esta revelación: “Toda la gente que me rodeaba estaba
esperando algo. Algunos fijaron su atención en el Señor, pero otros estaban
distraídos. El Señor me dijo que este es el tiempo para estar
absolutamente consciente y apasionado por las cosas de Dios. No permita que el
ruido y las distracciones de las cosas del mundo le puedan robar su atención en
esta hora crítica. Establezca todos sus afectos sobre las cosas de arriba
y no se deslice por nada de lo que este mundo le pueda ofrecer”.
Colosenses 3:2 dice: “Concentren
su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.
Una medida completa de bendiciones
Luego el Señor me
reveló que la medida completa de su presencia, su poder, su unción y su
provisión, se está soltando en esta hora. El Señor me mostró que demasiadas
personas estuvieron viviendo su provisión a medias. Muchos hijos de Dios
estuvieron luchando para proveer para las necesidades de sus familias o
ministerios, preguntándose cuándo Dios cumpliría sus promesas en ellos. Muchos
están viendo sanidades milagrosas un día y al siguiente nada.
Las palabras
volvieron a resonar en mi espíritu: “Se terminaron los días de las cosas a medias”. Permítame alentarlo. Vuelva toda su atención y
afecto al Padre en esta hora. Está llegando e incluso ahora se está comenzando
a ver, una impartición de todo lo que necesitamos para hacer las cosas que Dios
estableció para cada uno de nosotros. Dios llenará esa pasión dentro de
nosotros.
Hageo 2:9 dice: “‘El
esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera’, dice el Señor
Todopoderoso. ‘Y en este lugar concederé la paz’, afirma el Señor Todopoderoso”.
Dios lo usará como
jamás se imaginó. ¡Lo está esperando una medida completa en su camino! ¡Prepárese
porque viene!
Michael Van
Vlymen
(www.elijahlist.com)
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