Por Bobby Conner
¡No permita que los dolores del pasado le impidan
abrazar las victorias de su futuro!
Amado creyente,
entramos en un tiempo nuevo. ¡Es el tiempo de un comienzo fresco! Estamos en un
tiempo señalado de manera divina para restaurar y renovar. Joel 2:25-26 dice: “Yo les
compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de
langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las
orugas. Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse, y alabarán el nombre del
Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi
pueblo!”.
¡No permita que los dolores
del pasado le impidan abrazar las victorias de su futuro! Mi amigo Bob Jones diría:
“El pasado
es solo eso: ¡Pasado!”. Este es
un nuevo día donde podrá declarar enérgicamente: “¡Las cosas viejas pasaron!” (Ver Isaías 42:9.)
Dios ofrece perdón
¡Una de las palabras
más dulces en cualquier lenguaje es la palabra perdón! Dios promete que aunque
nuestros pecados fueran rojos como el carmesí, obviamente evidentes e
inconfundibles, han sido perdonados y limpios como la nieve, por la sangre
carmesí de Cristo (ver Isaías 1:18).
No estoy hablando
solo de unos pocos pecados o un manojo de errores, todas y cada una de las
traiciones, pecados y ofensas, quedaron cubiertas por la sangre de Cristo, cada
pecado y error fue olvidado y quedó borrado. Amados, lo torcido o enredado de
su vida pasada o actual no marca una diferencia. Dios hizo que el perdón y la
gracia abundaran sobre su vida por la sangre de Cristo en el Calvario.
Cielo y tierra
pasarán, pero “las
compasiones del Señor no fallarán” (ver Lamentaciones 3:22). ¿Por
qué? ¡Porque Cristo Jesús ya cargó nuestros pecados e iniquidades! Isaías 53:12
dice: “Por lo tanto, le daré un puesto entre
los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta
la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de
muchos, e intercedió por los pecadores”.
Dios perdona nuestro pasado
A través de nuestro
arrepentimiento, Dios siempre abre un camino para liberarnos de nuestro pasado.
Las Escrituras establecen que Dios remueve nuestros pecados “tan lejos como
el Este del Oeste” (ver Salmo
103:12). Hermanos y hermanas en Cristo, tomen este ánimo para sus corazones: ¡Sacúdanse las
fallas del pasado, enfóquense en el nuevo día y comiencen a experimentar sus
victorias futuras!
Recuerden esta promesa importante: “Por lo tanto, ya
no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por
medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y
de la muerte” (Romanos 8:1-2).
El Señor ya nos
limpió con un perdón y una gracia abundante y extravagante para capacitarnos en
dejar atrás cada pecado y falla del pasado. Atrás quedaron los días de la
culpa, la duda y el temor, junto con muchas oportunidades perdidas y relaciones
quebradas. Se terminaron los tiempos de las recaídas, la pasividad y los
desvíos de las obras de la carne.
Mientras creemos su
Palabra de perdón y disponemos nuestro corazón para buscar al Señor, hallaremos
gracia y misericordia abundantes para cada día (ver Jeremías 29:12-13). Nunca
abandone, nunca se entregue a una mentalidad de culpa y error (ver Hebreos 10:35).
Usted fue creado por su Hacedor para llevar su gloria y su presencia hacia un
mundo perdido y moribundo. Dios confía en usted (ver Deuteronomio 28:13). Recuerde,
usted es la elección del Señor (Efesios 2:10), escogido para “un tiempo como
este” (ver Ester 4:14).
Dios redime sus
heridas
Por las llagas de
Jesucristo fuimos sanados (ver Isaías 53:5). Tome consuelo en esto, amado
creyente: toda
herida que haya sufrido se transformará en una avenida significativa para la
sanidad de otros. Cuando recibimos sanidad de nuestras heridas,
luego recibimos la necesidad de sanar a otros. Llevamos la sanidad de Cristo y
el consuelo a otros en las áreas en las cuales fuimos personalmente afectados
(1 Tesalonisenses 5:11).
Dios trae
apertura
Incluso ahora Dios
está soltando favor divino sobre nosotros para llevar a cabo grandes
demostraciones de su gloria. En Salmos 84:11 aprendemos cómo el Señor prodiga
sus bendiciones de gracia y gloria: “El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha”.
Incluso si usted no
tuvo éxito en los días y años anteriores, ¡no se descorazone! Dios está
diciendo: “¡Vuelve
a intentarlo!”. Es tiempo
para reagruparse y volver a intentarlo, conociendo que esa falla nunca estuvo
en los planes de Dios (ver Jeremías 29:11). Verá puertas abiertas que antes estaban cerradas
para usted. Dios le garantiza la apertura.
¡Oro para que toda su
familia experimente el amor y el favor abrumador de Dios, mientras deja atrás
el pasado y toma con osadía las bendiciones y las promesas de Dios!
Bobby Conner
(www.elijahlist.com)
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